- El consumo de alimentos, principalmente de carne y lácteos, en España representa más de la mitad del impacto ambiental, por delante de los vehículos, y se sitúa un 26% por encima de la media de la Unión Europea, según los datos del informe Sostenibilidad del Consumo en España. El documento, elaborado por el Centro Común de Investigación (JRC, Joint Research Centre) de la Comisión Europea (CE) y el Ministerio de Consumo, fue presentado ayer por el ministro de Consumo, Alberto Garzón.

Según el estudio, la alimentación representa “con diferencia” el principal impulsor de los impactos ambientales generados, como media, por una persona en España. En concreto, en 2018, supuso el 52,1% del índice ponderado de la Huella de Consumo, por delante de la movilidad (especialmente asociada al uso del coche privado) con un 17,1%; y la vivienda (ligada principalmente al consumo de calefacción), con un 16,2%. En total, las tres acaparan más de cuatro quintas partes (85,3%) de toda la huella de consumo en España.

La Huella de Consumo surge de un conjunto de 16 indicadores de impacto ambiental entre los que se encuentran: el cambio climático, la acidificación, la ecotoxicidad del agua dulce, el uso del suelo, el agotamiento de la capa de ozono, el material particulado, el uso de recursos fósiles, el uso de metales y minerales o el uso del agua, entre otros.

Atendiendo a cada uno de estos indicadores, la alimentación sigue representando el principal vector del impacto ambiental en la mayoría, algo que el informe de Consumo atribuye, “fundamentalmente, al carácter altamente intensivo e industrial que presenta el sistema agropecuario, fuertemente dependiente del uso de recursos fósiles, de fertilizantes químicos y de grandes cantidades de agua”. También destaca el peso de los electrodomésticos y la electrónica, categoría en la que se incluyen los móviles, en el uso de recursos minerales y metales (47%). Además, de los datos se desprende que de los 16 indicadores analizados, seis ya han sobrepasado los umbrales establecidos por los límites planetarios de seguridad. Cinco de ellos se sitúan en la zona de “alto riesgo”: el cambio climático, la ecotoxicidad de agua dulce, el material particulado y el uso de recursos fósiles. En comparación con el conjunto de la Unión Europea, la huella de consumo de España se sitúa por encima de la media en dos de las áreas analizadas: alimentación (+26,3%) y electrodomésticos (+4,9%). Entre las recomendaciones que señala el informe, que parten de la Comisión Europea y que el Ministerio de Consumo hace suyas, se encuentra la de cambiar la dieta sustituyendo una parte de los productos de origen animal por productos de origen vegetal.