Los doctores Javier Pineda y Emma Anda recalcan la importancia de “tomar poca sal en general, pero que la que consumas sea yodada”, porque “lo único que podemos hacer es tener una dieta suficiente en yodo” para prevenir los nódulos tiroideos y el bocio.

Pineda señala que “la Sociedad Española de Endocrinología recomienda el consumo de sal yodada en la cantidad habitual y esto es muy importante en general pero especialmente para dos grupos: uno es la infancia, porque con el desarrollo el tiroides va a tener más trabajo y, por tanto, su materia prima va a ser muy importante, y dos las mujeres en edad fértil, ya que la madre, sobre todo en la primera parte del embarazo, tiene que ayudar un poco al tiroides fetal”.

Tras mencionar que “a veces el embarazo es como una ventana al futuro”, explica que este periodo es “muy importante” y, de hecho, Osasunbidea tiene “un protocolo para valorar la función tiroidea de todas las mujeres en el primer trimestre”, el cual llevan a cabo las matronas en los CASSYR para detectar alteraciones. “La mayoría son leves, pero como es un momento en el que el desarrollo cerebral del feto está en juego, lo buscamos activamente y cuando hay que tratar lo tratamos, aparte del suplemento de yodo”, señala el facultativo. De hecho, hay una consulta de tiroides y gestación.

En cuanto a la patología tiroidea funcional, explican que la etiología más frecuente es la autoinmunidad. “En el embarazo, que es una prueba de esfuerzo para el tiroides, el sistema inmune se relaja, pero cuando dan a luz, pasan de esa situación de tranquilidad a la normalidad y a veces en estos cambios el sistema inmune se activa otra vez de una manera más intensa y por eso en el postparto puede haber más estos fenómenos. El más frecuente es la tiroiditis postparto, que es una alteración transitoria del funcionamiento de la glándula, pero ahí hay que vigilar que no deje una alteración tiroidea definitiva”, afirma.