Italia teme nuevas manifestaciones violentas encabezadas por antivacunas y neofascistas, como las del pasado fin de semana, ante la obligatoriedad el próximo día 15 del certificado sanitario para trabajar y otras citas, como la cumbre de jefes de Gobierno del G20, a finales de mes, por lo que el Ministerio del Interior analizará la situación el próximo miércoles.

El pasado sábado se habían convocado protestas en varias ciudades contra la obligación del certificado sanitario, pero en ciudades como Roma la convocatoria fue mayor de la esperada, con 10.000 manifestantes, según medios locales, y la infiltración de militantes del movimiento neofascista Forza Nuova acabó con enfrentamientos con la policía y el asalto a la sede nacional del sindicato mayoritario del país, el CGIL.

Además, durante la noche, una treintena de manifestantes también asaltaron el servicio de Urgencias del hospital Umberto I, donde se encontraba detenido uno de ellos. Tras todos estos violentos incidentes, fueron detenidas 12 personas, incluidos el líder nacional y el de Roma de Forza Nuova.

A tenor de la situación, la ministra del Interior, Luciana Lamorgese, ha organizado este miércoles una reunión en la que participará el delegado de Gobierno en Roma, Matteo Piantedosi, para preparar un plan de seguridad a partir del 15 de octubre, según los medios.

Además, el jefe de Gobierno, Mario Draghi, que hoy visitará la sede del CGIL, tiene previsto impulsar medidas para limitar al máximo las manifestaciones, según adelanta el "Corriere della sera".

Sólo se podrán autorizar "con garantías reales de respeto a las normas por parte de los organizadores" y "si se considera que no existen condiciones para garantizar la seguridad, se debe prohibir el evento, impidiendo de cualquier forma que quienes hayan presentado una solicitud puedan salir a la calle de todos modos", señala.

Según el diario milanés, Draghi y Lamorgese han evaluado en las últimas horas lo ocurrido el sábado en Roma, donde se cometieron errores y se subestimó el peligro, ya que el dispositivo de seguridad estaba preparado para una concentración de cerca 3.000 personas y las fuerzas del orden tuvieron que enfrentarse a 10.000 manifestantes fuera de control.

El diario "La Repubblica" apunta que "no hay duda que el intento de asalto a la sede de la jefatura del Gobierno y los daños al CGIL fueron premeditados" y que los fascistas tenían como objetivo "replicar el asalto al Capitolio que tuvo lugar en Estados Unidos" .

Para el ministro de Trabajo, Andrea Orlando, la violencia del sábado "tenía una matriz más tradicionalmente fascista" y que "probablemente sea totalmente indiferente al certificado sanitario, pero prueba que utilizan escusas, como los campamentos de gitanos o los migrantes para atacar las instituciones democráticas", afirmó hoy en el diario "Corriere della Sera".

Pero también destacó que en la manifestación había personas "contra los cierres, contra las vacunas, gente asustada, víctimas de teorías de conspiración, y probablemente también hubo una cuota de trabajadores, conquistados por narrativas negacionistas que ven el 15 de octubre como un momento en el que se verán obligados a dar un paso que consideran peligroso para ellos y sus hijos".