La Unión Europea pretende mantener a China alejada de Rusia en la guerra de Ucrania y le pedirá en la cumbre de este viernes que no envié material militar a Moscú, ni le ayude a rodear las sanciones económicas europeas.

La reunión por videoconferencia juntará a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, con el presidente chino, Xi Jinping, en un encuentro en el que los dirigentes europeos pondrán sobre la mesa la importante relación comercial para disuadir cualquier participación a favor de Rusia en la crisis ucraniana.

LA UE PIDE A CHINA QUE PRESIONE PARA PARAR LA GUERRA

En Bruselas no tienen pruebas de que Pekín haya aportado ayuda militar a Moscú en el contexto del conflicto en Ucrania y tampoco ven un apoyo activo para eludir las sanciones europeas, pero pedirán "garantías" de que el gigante asiático "no ayuda a rodear las sanciones, ni contribuye a la prolongación de la guerra", aseguran fuentes europeas.

Los dirigentes comunitarios reclamarán a Pekín un pase de "un neutralidad pasiva a una neutralidad activa", han señalado estas fuentes, que consideran que Xi debe ejercer su influencia para frenar la ofensiva rusa y defender el orden mundial basado en reglas.

De momento, la UE evita hablar de cómo respondería si China apoya a Rusia en la guerra, pero sí pone sobre la mesa la importante relación comercial que existe con Pekín. En Bruselas recuerdan que la relación comercial del país asiático con el bloque europeo es clave para su prosperidad, y el vínculo económico supera con creces al que mantiene con Rusia, que no está entre los diez principales socios comerciales de China.

"No está en su interés la escalada. La UE y China tienen muchos intereses económicos comunes y parte del milagro económico de China se basa en su gran relación comercial con la UE", ha indicado las fuentes.

REEQUILIBRAR LAS RELACIONES COMERCIALES

La cumbre llega en un momento clave por la evolución de la guerra en Ucrania y el papel que puede jugar el gigante asiático en el escenario que salga de esta crisis, pero la ocasión también permitirá tratar la relación bilateral, con las tiranteces por cuestiones de Derechos Humanos y las sanciones cruzadas con Europa como telón de fondo.

Después de firmar a finales de 2020 un acuerdo de inversiones para mejorar el acceso al mercado chino a las empresas europeas, la relación se torció con las sanciones impuestas contra funcionarios de Pekín por el trato a la minoría uigur, las primeras desde la crisis de Tiananmen en 1989 y que desencadenaron un importante desencuentro entre europeos y asiáticos.

Ahora la idea es retomar estos temas y abordar soluciones para reequilibrar las relaciones comerciales, aunque sin renunciar a tratar las violaciones de Derechos Humanos o la situación en Hong Kong, dos de los asuntos que más separa a Bruselas y Pekin.

"Es imperativo tener un dialogo franco y abordar estas diferencias de manera honesta", han afirmado las fuentes europeas. El enrarecimiento de la situación sin embargo hace que no vaya a haber una documento compartido o una declaración de prensa conjunta, como suele ser habitual cada vez que la UE celebra una cumbre internacional.