LA PLAZA DE PAMPLONA, ¡ES DE PRIMERA!
A vueltas con cuál es la categoría de la Plaza de Toros de Pamplona se puede asegurar que hay una ley que la oficializa literalmente como de primera: se trata del V Convenio Colectivo Nacional Taurino publicado en el BOE del 15 de enero de 2015 (Nº 13, Sec. III.ág. 3173. Anexo III).
El Reglamento Taurino de Navarra no menciona ninguna categoría para las plazas forales, pero asimila al coso pamplonés como de primera categoría al exigirle las principales condiciones que la administración estatal dicta para todas las plazas de primera que están sujetas a ella. Sin embargo, el reglamento foral no menciona con la exactitud que debiera la categoría de la plaza de Pamplona.
La administración estatal ha comunicado varias veces que para que la plaza de Pamplona figurara en su tabla nacional de plazas de 1ª categoría valdría con que se dictara y se le comunicara un Decreto Foral como anexo el texto correspondiente en el reglamento navarro que data de 1992.
Este Reglamento Taurino de Navarra solo habla hoy de plazas permanentes y plazas no permanentes, en referencia estas últimas a las plazas portátiles. Luego, en los distintos artículos va diferenciando qué es lo que exige a la plaza de Pamplona y qué al resto de plazas permanentes de Navarra. Por ejemplo, en la intervención de veterinarios en los reconocimientos de las reses, dice que en la plaza de Pamplona deberán presentarse cuatro veterinarios y en las restantes, dos. Luego, en un segundo apartado, como si se tratara de otra categoría, habla de las exigencias para los cosos portátiles.
Las plazas de la vieja Iruña
Ya en la Alta Edad Media las corridas de Pamplona se celebraban en la Pla-za del Castillo. En 1777 se quiso construir la primera plaza fija en los terrenos del actual parque de la Taconera, pero la idea no prosperó por motivos económicos, a pesar de que la demanda popular era muy fuerte e, incluso, llegaron al ayuntamiento los planos de las plazas ya en funcionamiento en Madrid y Zaragoza. Las guerras de la primera mitad del XIX (Independencia y Primera Carlista) dejaron a la vieja Iruña sin toros entre 1834 y 1840 y sin elevar a realidad un coso fijo y exento, proyecto demandado desde hacía medio siglo y que había recobrado peso desde 1820. El uso de la plaza del Castillo condicionaba mucho la vida pública y había que liberarla.
En 1844 se estrenó la ansiada plaza estable, en los terrenos compren-didos entre las huertas de San Igna-cio, el convento de Descalzas y el camino de San Nicolás. Pero la tara de su construcción acabó en ruina cinco años después. Durante varios años se opta por la instalación de corros o plazas de quita y pon de madera en terrenos que hoy ocu-pan las calles Sancho el Mayor y Estella. En 1852 se inaugura la segunda plaza fija, sita en lo que hoy es el Teatro Gayarre, con la pre-sentación de los carriquiris y la actuación de Francisco Arjona, Cúchares. Su vida se prolongó durante 70 años hasta 1921. El 7 de julio de 1922 se inauguró la actual plaza de Pamplona, elevada a Monumental por la prensa tras su ampliación de 1967.
LOS CARTELES DE LA FERIA DEL TORO POR DÉCADAS
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El ‘top 10’ de los hierros
Miura lidera la lista de hierros por número de presencias que han lidiado en la plaza de Pamplona desde 1959.