LA MÚSICA

chupinazo

6 julio

«ánimo pues»

Es el día en el que todo cambia. Asomarse a la ventana o balcón y ver las primeras personas vestidas de blanco con un andar nervioso encaminarse al almuerzo o a las calles de lo Viejo es síntoma del inicio inminente de la fiesta. Cuando el Chupinazo alcanza el cielo pamplonés sobre miles de pañuelos encogidos que esperan su explosión, este año con sabor a felicitación centenaria, se desparrama una inmensa emoción contenida todo el año que muestra la esencia de lo que somos y nos caracteriza en estos días. Se trata de una mezcla inigualable, siempre diversa, entre la onomatopeya de la pólvora agarrotada dentro de un cohete, los txistus arrancando la Biribilketa dentro del zaguán y la enorme marea que arropa y eleva la plaza Consistorial con el sobrecogedor Ánimo pues en un delicioso irrintzi de gaitas. Ya fuese con pesetas o euros, si no tienes el bolsillo lleno rúmbala rúmbala rum.

san fermín

7 julio

«uno de enero…»

La música ya se ha adueñado de la calle en el día por antonomasia de Iruñea. Mucha gente, sobre todo forastera, ignora que San Fermín es uno de los dos patrones de Navarra, no de la capital, pero sí conoce al dedillo el estribillo universal inventado por Ignacio Baleztena Ascárate allá por los años diez del siglo pasado en aquella Pamplona amurallada, con el que realiza un llamamiento a visitar la ciudad el siete del siete en una perífrasis verbal puramente navarra como es el hemos de ir. Una vez aquí, es un día realmente especial para la música, con diversos momentos del paseo con el santo, culminando delante de la catedral donde sobran las palabras y que no que falten oídos. Por cierto, de aquí a seis meses, en el solsticio de invierno al carbonero lesakarra le cantaremos la misma melodía del Uno de enero, pero con diferente letra en euskara. ¡Qué cosas!

comparsa

8 julio

kiliki ki

Menos apreturas en la calle. La Comparsa a sus anchas. Cientos de niños y niñas sacan a pasear a sus aitas y amas y se disponen a enfrentarse al amor temeroso de ser saludado por Caravinagre, ziriquiar a algún maltrecho zaldiko o desde su inocente edad vacilar al Patata con esa frase escuchada tantas veces en casa Kiliki ki, con el palo no, con la verga sí y rancar pies en polvorosa con una sonrisa al refugio de un cabezudo que ponga seriedad en el jaleo o a las piernas de la abuela que ríe desde la acera. Mientras tanto, las hipnóticas criaturas Amorenas vuelan los continentes en sus majestuosos faldones con el eco de tambor y gaita pareciendo querer levitar y bailar con la imaginación y la ilusión de todas esas niñas y niños. 

las dianas

9 julio

la gacela

Previo a coger la cama o apenas caída de ella, las dianas son un auténtico regalo para toda persona que se arrime con las primeras luces de una nueva jornada al centro neurálgico del Casco Viejo. De origen militar y entonadas desde 1920 por la banda municipal, han sido usadas para despertar al vecindario antes del encierro. Las cuatro son preciosas. Si pudiese elegir, me quedo con la 4, la que llaman La Gacela, la que tira de la manta. Las otras tres, con el acompañamiento de trombones de varas, clarinetes o saxofones, ponen en bandeja la crítica a la escasa paga extra de los patrones, la dieta de todas las mañanas churros pa desayunar o el recuerdo de aquel tiempo pretérito en que para correr había que levantarse para las seis.

jotas y pasacalles

10 julio

«no te vayas de navarra»

Estos días es relativamente fácil toparse a una cuadrilla, trío o dúo que con guitarra y acordeón en mano se arrancan con una jota para amenizar un almuerzo, entonar la tarde o simplemente iniciar una kalejira. Se trata de una composición con estilo e identidad propia. Con voces claras y potentes, hábiles para unir la Montaña, Zona Media y Ribera, hacen tararear y enjuagar los ojos a muchas personas mayores recordando sus idilios de juventud o a los que ya no están con el No te vayas de Navarra. Dos de los que se fueron, aquel pastor roncalés de nombre Sebastián Julián y su amigo pamplonés Martín Melitón, volvían puntuales a la cita, siendo los mejores de la época, para regalar gratuitamente su exquisita música en los Sanfermines de fines del s.XIX. Algo único en el mundo.

el encierro

11 julio

«a san fermín pedimos»

 Quién no ha cantado o escuchado alguna vez jugando de críos al encierro: A San Fermín venimos por ser nuestro patrón Xissssss pum! Después, a correr. Y cuando apuran los nervios del juego tirarse al suelo para intentar romper el pantalón simulando la adrenalina en Santo Domingo. Aunque Joaquín Zabalza la compuso con pedimos y no venimos, estas cuatro frases (bis) maquillan la tensión paralizante que se mastica a esas horas desde el antiguo portal de la Rochapea hasta el pestillo de la puerta del corral de la Plaza de Toros. Desde inicios de los años 60, y también de manera bilingüe desde 2009, encomendarse a punta de periódico a una deseada protección es señal premonitoria de que a esa tradición secular en Pamplona, hoy espectáculo, le faltan apenas cinco, tres y un minuto para convertirse, tras ocho campanadas y un cohete, en una perfecta simbiosis armónica de cencerros y pezuñas.

las peñas

12 julio

«la chica ye-ye»

Las Peñas hace días que están a tope. Han tenido tiempo de quemar, recargar fuerzas y estar preparadas para el arreón final. Incombustibles, con risas a su paso, dan a la calle el protagonismo que ésta siempre ha tenido en San Fermín. Qué gozada aquellas tardes en las que los televisores de los bares aguantaban a duras penas ante los brincos y jaleos para Induráin, Induráin, Induráin… camino del Tourmalet. Ya colocada en el bello caos de andanada la enorme mezcla de sonidos hace imaginar, si cerramos los ojos, cualquier lugar diferente al que se encuentran. Ante un respetable multigeneracional y con un repertorio, a veces, propio de la banda sonora de Atrapado en el tiempo, abrimos boca con Eurovisión/Himno de las Cortes de Navarra, siguiendo con aquel mítico grupo txantreano que cantaba sin tregua y en blanco y negro, para enlazar con la querencia por El Rey, de José Alfredo Jiménez. Así hasta llegar a la canción. Al himno encumbrado durante décadas en la solanera, «la chica ye-ye».

danzas y folclore

13 julio

«el baile de la era»

En la víspera del cierre de la gran semana pamplonesa, de nuevo llena de gente la ciudad, esta vez proveniente de extremos del mapa mucho más contiguos que los de los primeros días, es buen momento para acercarse a la Plaza del Castillo en esas horas en el que el sol ha decaído y concede luz antes de la nocturnidad para disfrutar viendo cientos de pies compenetrarse con el suelo en una especie de rito tribal, rememorando y enraizando los bailes que recibimos de las generaciones previas. Tomen nota cómo reiterando dos frases coreográficas se ejecuta el zazpi-jauzi. Y si pueden quédense hasta el postre, la guinda del pastel y observen, por ejemplo, padres disfrutar orgullosos de danzar el inigualable Baile de la Era con su hija al otro lado del pañuelo. E hijos con amas. También antiguas parejas de dantzaris y muchas personas que se quitan la txirrinta de no haberlo podido hacer antes por circunstancias de la vida. Arraigo al descubierto.

pobre de mí

14 julio

«riau riau»

El vallado ya está apilado en la carpintería Aldaz de Puente, las mulillas ya han arrastrado al último de la Feria. La Plaza de Toros con las puertas abiertas de par en par acoge en el albero a todas las txarangas peñeras que al unísono intentan dar fuelle a unas fiestas que llegan a su fin con el delator Viva-Gora San Fermín. Cuando suena el primer txunda de La Alegría en San Fermín para todos/as el Riau-Riau, el tiempo frena su velocidad natural y propone echar la vista atrás para recordar que a las cuatro el seis de julio Pamplona gozando va, como las otras 203 horas, que un año más llegaron las fiestas de esta gloriosa ciudad, ésas que quizá lo sean en el mundo entero, pero que para nosotros/as lo son seguro, unas fiestas sin igual. Vamos, una cosa singular en su versión original. Entonces el gran maestro Turrillas se pasaría un garbanzo de un bolsillo al otro. Otro vals entonado. Está claro que todos queremos más, pero esto da para lo que da.

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