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Veinteañeros y maduros M-Clan

Concierto de M-Clan

Fecha: viernes, 6 de febrero. Lugar: Zentral Café teatro, Iruñea. Intérpretes: M-Clan, formación integrada por Carlos Tarque, a la voz y a la pandereta, Prisco Priscus y Ricardo Rupérez, a las guitarras, Lucas Albadalejo, al piano y a los teclados, Iván González, al bajo, y Toni Jurado, a la batería. Incidencias: presentación de Dos noches en el Price, último trabajo de M-Clan. Cerca de 2 horas de duración, dos tandas de bises incluidas. Sold out, localidades agotadas. Público de ambos sexos y diferentes edades que se mostró participativo.

Una fiesta-degustación de buenos, buenísimos momentos con forma de canciones, he aquí en qué se transformó la noche en el Zentral brindada por M-Clan; el concierto de rock sureño con solera e impronta propia por ellos protagonizado, banda que, de imprescindible presencia en la ciudad desde que la visitaran por vez primera en los 90 (la cita fue en el antiguo K de Donibane) se dio un baño de masas... Incluso en el sentido literal de la expresión, como más adelante contaremos.

En loor de multitudes todo el tiempo, la velada siguió más o menos el guión del CD que se presentaba, documento sonoro grabado en Madrid para conmemorar el vigésimo cumpleaños del grupo, generando en el público idénticas sensaciones que las percibidas en la grabación: el convencimiento de estar siendo testigos del momento especialmente dulce que están viviendo los de Murcia.

El concierto dio inicio con Calles sin luz, encendiéndose las mismas, quedando encendidas de forma definitiva a partir de entonces: cosa de la característica voz de Tarque, auténtico banderín de enganche de la banda. Acto seguido, en imparable increscendo, sonaron Para no ver el final y Basta de blues, con parte de los presentes trazando coreografías al ritmo de la canción: al compás de un hecho musical -en líneas generales- que, abrazando y abrazándose a las almas del gentío, en todo momento se dejó querer, buscando el grupo subir la temperatura (algo que fue muy bien recibido) alargando y alargando las interpretaciones: tal y como por otra parte se tiende a hacer siempre con los buenos momentos; con las buenas sensaciones en cualquier orden de la vida, se trate de lo que se trate.

Con los músicos disfrutando en primer lugar de su cosecha de canciones; del camino que ha llevado a M-Clan hasta el presente punto de no retorno, la fiesta que en todos los sentidos fue el repertorio deparó como cuarta canción Llamando a la Tierra, latiendo con poderío propio el show hasta ver el final bajo los sones, entre otras, de Me estás atrapando otra vez (versión del tema de Ariel Rot), Las calles están ardiendo (con especial recuerdo para El Drogas, quien aportó su voz en el CD Dos noches en el Price), Usar y tirar o, especialmente, Maggie despierta, con el carismático Carlos Tarque cantándola entre el público bajo el espectacular hacer de las cámaras de los móviles, a caballo entre el desenfado y lo caótico.

Ya en tiempo de descuento, la primera tanda de bises acercó hasta el Zentral a Carolina (cómo la hizo suya el público, disfrutando plenamente de sus encantos; explotando al unísono en el momento álgido representado por su estribillo) y Pasos de equilibrista, quedando para un segundo y definitivo bloque Quédate a dormir.

A caballo entre los medios tiempos y su rock-soul con tintes de blues & rhythm and blues, dejaron con todas ellas los músicos, los a un mismo tiempo maduros y veinteañeros M-Clan, un muy buen sabor de boca en la fiesta conmemorativa de sus dos primeras décadas de vida: y que cumplan muchas más.