En la era de pantallas, estrés y ritmo de vida vertiginoso, guardar unos minutos para sumergirse en el universo de la lectura cobra un valor especial. Si, para más inri, el encuentro con los libros se produce en la plaza del Castillo, bajo los primeros rayos de sol otoñales, la cita se torna inmejorable.

El cuarto de estar de los pamploneses irradia desde el sábado y hasta el próximo domingo 7 de octubre ese ambiente mágico que percibe uno cuando trata de encontrar un compañero literario.

Dieciséis stands forman parte de la 38ª edición de la Feria del libro antiguo y de ocasión, un espacio que abarca hasta 50.000 volúmenes anteriores a nuestra época, de temática y género variados. Librerías navarras, madrileñas, vascas o castellanas conforman una amplia oferta de libros que van desde el teatro a la novela negra, pasando por literatura infantil o ciencia ficción, así como obras publicadas hace uno o dos años, hasta ediciones del siglo XVI.

Cientos de personas se acercaron durante las dos primeras jornadas a curiosear en la feria, muchas de ellas animadas por la celebración de San Fermín Txikito, que ha propiciado un buen comienzo de esta iniciativa.

Los libreros coincidieron en la importancia del lugar donde se celebra la feria, que valoraron muy positivamente. “Llevamos cerca de diez años viniendo y creo que este espacio es inmejorable”, señaló Miren Zaitegui, de la librería madrileña Zaitegui. Según la responsable del puesto, pocas ciudades, como Salamanca, ofrecen plazas con unas posibilidades tan amplias como la de Iruña. “Es un lugar de paso que recoge a personas que vienen o van a distintos puntos de la ciudad. Mejor sitio no existe, es maravilloso”, destacó. Zaitegui reconoció, asimismo, que en esta ciudad el nivel de lectura es “muy alto” y la gente tiene hábitos de compra.

El mercado de libros de segunda mano está desbordado, detalló la librera, y ahora los responsables de estos negocios tienen que pensar más, elegir muy bien el producto que ofrecen y buscar un poco el libro raro y temas más específicos. En el caso de Zaitegui, este año ha hecho una selección de unos volúmenes sobre Cuba y Filipinas “muy difíciles de encontrar”, así como algunas obras antiguas sobre materias como geología o botánica.

La pamplonesa Sofía Urbiola, en el stand de la librería zaragozana Luces de Bohemia, definió la feria como “la oportunidad perfecta” para comerciantes y clientes. “Al tiempo que se dan a conocer productos, la gente que no es muy aficionada a la lectura y no está dispuesta a pagar el precio inicial de un ejemplar puede aprovechar los precios de los libros de ocasión”.

En otro de los puestos descansaba Kike Abarzuza, de la Librería Iratxe, participante en las 38 ediciones y organizador del evento, desde que un grupo de libreros catalanes contactó con él para organizar en Pamplona ferias como las que se celebraban en Madrid o Barcelona. “Internet hace daño porque es muy cómodo”, apuntó Abarzuza, aunque destacó que las personas que compran libros antiguos en la red también se acercan a la feria: “Creo que por un lado te quita clientes, pero por otro lado te los pone”.

afán por lo local Abarzuza destacó que muchas personas llegan a la feria para descubrir volúmenes, pero otras van con una idea de casa. En este sentido, señaló los libros sobre Navarra y la CAV como uno de los principales reclamos de la feria.

Txema Sandoval, de la Librería Sekhmet, de Vitoria, y María Abarzuza, de El Bibliófilo, coincidieron con el organizador en que el tema vasco navarro es uno de los más demandados en la feria.

“El tipo de libro que se compra ha cambiado mucho: ahora se compra sobre todo ensayo, temas locales o alternativos”, subrayó Sandoval, que lleva treinta años participando en la iniciativa. El librero destacó que, a pesar de los cambios en la demanda, los libros antiguos se siguen vendiendo: “La gente tiene miedo a que estos volúmenes sean caros, pero todo es saber mirar y saber comprar”.

16 librerías. Libros con Historia, de Urroz; El Bibliófilo y Librería Iratxe, de Iruña; Librería Sekhmet, de Gasteiz; Eurolibro, de Bilbao; Valdezate, de Burgos; Caracuel, de Marbella; Treserras, de Barcelona; El Velo de Isis, de Ezcaray; Pariente y Maxtor, de Valladolid; Cajón de Sastre, de Ponferrada; y Zaitegui, Marcos Cachuán y Mateo, de Madrid.