han sido años de trabajo y de descubrimiento. El de la figura de Gerardo Lizarraga (Pamplona, 1905-México DF, 1983), un auténtico desconocido para la gran mayoría y un representante de lo que podría llamarse tragedia cultural. Y es que, con el exilio de escritores, artistas, músicos y cineastas a causa de la guerra civil, primero, y de la segunda guerra mundial, después, el Estado español sufrió una pérdida intelectual que aun a día de hoy está por cuantificar. Sin obviar, por supuesto, el daño y la fractura que experimentaron esas personas en sus proyectos, ilusiones y sueños. Vidas truncadas. Estrelladas. De ahí Estrellado, el título que la realizadora navarra ha dado al documental sobre Lizarraga que estrenará el próximo martes, 13 de noviembre, a las 18.00 horas, en el Festival Internacional de Cine Documental y Cortometraje de Bilbao, Zinebi, dentro de la sección Bertoko Begiradak.

El azar ha sido parte importante de esta historia. La primera noticia que tuvo Oria de Gerardo Lizarraga fue hace una década cuando preparaba una exposición sobre artistas navarros del 69 y se topó con un par de obras suyas en el Museo de Navarra, cuyo director entre 1999 y 2002, Francisco Javier Zubiaur, es uno de los expertos que han escrito sobre él. Pero todo quedó ahí, aunque por poco tiempo, ya que posteriormente “nos enteramos de que había sido marido de Remedios Varo, la pintora surrealista”, dice la directora, que incluye en el plural a Juan Zapater, coguionista y coproductor de la película. La pareja se conoció en la Academia de San Fernando de Madrid, adonde Lizarraga se trasladó junto con Pedro Lozano de Sotés, y se casó en Donostia en 1930. Antes, el artista pamplonés había recibido varias becas para ampliar estudios en distintas ciudades españolas y también en París y en 1931 el matrimonio se instaló en Barcelona, donde siguió pintando y comenzó a trabajar en artes escénicas. En 1935, Varo y Lizarraga se divorciaron y, en 1936, él, que entonces se encontraba en París decidió regresar a Barcelona y alistarse como voluntario para defender la República. Diseñó la escenografía de Pedro Mari, canción de libertad, de Arturo Campión, y fundó la productora de cine Ediciones Antifascistas, con las que realizó varios cortos documentales. Y en 1938 también participó en la filmación -y como actor- en el musical surrealista Don Do re mi..., de José Fogués, proyecto que nunca vio la luz y que permanece desaparecido. Asimismo, intentó llevar al cine La torre de los siete jorobados, pero tampoco fue posible, y en 1939 cruzó a Francia, al igual que miles de personas, siendo recluido en el campo de Argelès-sur-mer. “Aquel fue el primer movimiento masivo de refugiados que se filmó” y se emitió en un noticiero que Remedios Varo, entonces pareja de Benjamin Péret, vio, casualmente, en un cine de París. “Esa historia tan cinematográfica fue el auténtico detonante de nuestro documental”, cuenta Oria. Varo pidió al proyeccionista el fotograma en el que había visto a su exmarido, que aun pasó tiempo recluido, ya que en 1940 fue trasladado a Clermont Ferrand. En aquellos difíciles años el artista conservó la cordura a través de dibujos de fuerte carga onírica en el que aparecen hombres enganchados en alambradas sobre la arena de la playa o animales misteriosos. A los 70 años, el pintor los retomó y escribió comentarios estremecedores sobre cada uno.

El reencuentro con Varo, a la que siempre le unió la amistad, se produjo en 1941, año en el que ella partió hacia México junto a Péret y a Chiki Weisz, el fotógrafo que salvó la vida a Lizarraga al retratarle en el campo y con el que siete años después aparece en una imagen de su boda con Leonora Carrington en México DF, adonde el navarro llegó en 1942.

méxico ganó, españa perdió La película incluye material de archivo procedente de distintas fuentes como las Filmotecas de Madrid y Barcelona, imágenes reales de Argeles, México DF y otras ubicaciones relacionadas con el artista, del que se plasman algunas de sus obras, así como entrevistas con los hijos -Xabier y Amaya- que tuvo con su segunda mujer, la fotógrafa tudelana Ikerne (Presentación) Cruchaga, y con otras personas que le conocieron. Caso de Alicia Leyva, de la que Oria y Zapater supieron de casualidad en una cena y que tiene un cuadro suyo, o un antiguo vecino que coincidió con él cuando era niño y recuerda su estudio. “Pero no hemos querido que sea una biografía, sino más bien un reflejo de lo que sucedió entonces a tantos artistas; es curioso, porque cuando vas a México y hablas con gente de allí te dicen la suerte que tuvieron porque con aquel exilio ganaron muchísimo, pero nunca he oído que en España se hable de lo mucho que se perdió”, apunta la directora. “Algunas cosas se perdieron, otras se enterraron, otras se han olvidado; la gente que se tuvo que ir para salvar su vida dejó proyectos e ilusiones atrás y quizá habría que hacer algo recuperarlas o recordarlas”, agrega.

Estrellado también refleja la vida de Lizarraga junto al grupo de intelectuales exiliados en México, cómo siguió militando en causas políticas y culturales y cómo se ganó la vida “en lo que pudo”, tanto creando murales, algunos de los cuales se conservan, como haciendo retratos por encargo o pintando paisajes, su género favorito. Y trabajando para el teatro o el cine, claro. De hecho, en 1957 este refugiado que había nacido en Pamplona y en su juventud había corrido el encierro, participó en una película, The sun also rises (Fiesta), basada en la obra homónima de Hemingway, en la que asesoró al equipo de Henry King y pintó numerosos cuadros para la cinta, donde también aparece el cartel con el que ganó el concurso de las fiestas de San Fermín de 1930.

El documental nos descubre a un hombre, Gerardo Lizarraga, a quien en estos años Oria y Zapater han llegado a conocer en gran medida gracias a coincidencias que les han llevado de una persona a otra y de un material al siguiente. La primera sesión con público será el martes en Bilbao; de momento no hay actos previstos en Navarra.