barcelona - El cómic en España pasa por un buen momento editorial en autores, géneros, a pesar de la fuerte competencia del sector del ocio derivada del auge de las plataformas digitales, reconoce Meritxell Puig, directora de Cómic Barcelona, la cita que se inaugura mañana con aire renovado e integrador.

El primero y más llamativo de ellos, el cambio de nombre -atrás queda el Salón Internacional del Cómic de Barcelona- con el que la organización quiere “darle una entidad y modernizar su perfil”, asegura Puig. “Era complicado comunicar con un nombre tan largo”, explica la directora sobre este cambio que quiere servir también como “punto de inflexión” y de guiño al nuevo cómic. En el fondo, recalca Puig, que lleva un año en el cargo tras sustituir a Carles Santamaría, se trata “de modernizar y dar un aire nuevo a esta etapa integradora, más dedicada al sector profesional y que quiere además atraer a nuevos aficionados, sin olvidarse de los visitantes fieles, que son los lectores habituales”. En esta línea de facilitar experiencias a los asistentes -108.000 personas en 2018- en la edición número 37 se ha reducido de cuatro a tres las jornadas del certamen, para que las actividades estén concentradas. “Con tres días entendemos que es suficiente, si concentramos el programa, el público puede participar de forma más activa”, argumenta.

Cómic Barcelona ocupa 52.000 metros cuadrados, con un aumento de un 7% de los expositores y con un programa que incluye una docena de exposiciones -la más destacada, dedicada a Stan Lee- clases magistrales, talleres y las tradicionales firmas y contactos entre los lectores y sus autores favoritos, una larga lista entre la que destaca Milo Manara o Daniel Clowes. La de Barcelona es la principal cita del sector en el Estado, y su intención es “abrirse más”, ser cada vez más ese es punto de encuentro de la profesión -se ha incrementado Comic Pro- y dar cabida a todas la editoriales, de modo que el nuevo cómic esté presente (a través del espacio Alter CómicBarcelona). - Efe