El sábado, la sala Zentral recibía la visita de uno de los grupos más emblemáticos de la escena del heavy metal nacional: Obús. El grupo de Fortu Sánchez y Paco Laguna recalaba en Pamplona dentro la gira de Siente el rock’n’roll, álbum recopilatorio publicado en 2015 que, además de sus temas más conocidos, también incluía cuatro canciones nuevas, entre ellas, la que daba título al trabajo. A las diez de la noche, hora prevista para el comienzo de la actuación, la sala presentaba un gran aspecto, repleta de viejos rockeros de esos que dicen que nunca mueren, pero también de jóvenes promesas; incluso algún padre con sus hijos, suponemos que intentando guiar sus primeros pasos musicales, no vaya a ser que se pierdan por los oscuros caminos del reguetón. Con diez minutos de retraso y después de haber escuchado los guitarrazos de Smoke on the water por los altavoces, algunos se empezaron a impacientar.

No hubo que esperar mucho más. Luces apagadas, telón a los lados y los músicos comenzaron a atronar con los primeros compases de Juego sucio. Entonces salió Fortu, brazo izquierdo en alto, cuernos al viento y espoleando al público (¡Esas palmas!). Sin pausa, Necesito más y La raya; está última fue interpretada por el frontman tocándose reiterada y ostentosamente la nariz, por sí había dudas sobre el significado de la letra. Después se transformó en una especie de ministro del diablo, repartiendo la extrema unción a los asistentes mientras gritaba Te visitará la muerte. El exorcismo llegó con la siguiente, la rabiosa Que te jodan. Todavía tuvo que pasar otra canción, El que más, para que saludasen y anunciasen que el próximo día 31 de mayo estrenaría el nuevo single de Obús, adelanto de lo que será su próximo disco.

No obstante, no hubo sorpresas en Zentral. Sonido potente y atronador, ni un solo fallo en ese aspecto, y brillantes solos de Paco en una interminable sucesión de clásicos. Autopista, Corre, mamón, Dinero, dinero... Se tomaron al pie de la letra el título de Esta ronda la paga Obús y enviaron a su road manager a la barra a por dos litros de cerveza, que fueron convenientemente distribuidos y compartidos entre las primeras filas. La fiesta estaba siendo completa y Fortu lo resumió muy gráficamente: “Se me pone morcillona”, bramó mientras el público se desgañitaba en los estribillos de Va a estallar el Obús. Presentó después a los músicos de la banda, que se explayaron con los consabidos solos de guitarra, bajo y batería, antes de despedirse con Vamos muy bien, para la que una docena de aficionados subió al escenario. No hubo bises y su público no los reclamó, limitándose a aplaudir con la misma pasión con que la que habían disfrutado la actuación. Saliendo nos encontramos a tres de los hermanos Roncal, veteranos conocedores de la escena, que concluyeron, con sonrisas en la boca y cervezas en la mano, que había estado bien y que en el próximo repetirían. Allí nos veremos.