Saint-Paul-de-Vence (Francia) - Más allá de lo que se sabe de él, el legado de Joan Miró sobrepasa los límites del óleo sobre lienzo y deja constancia de una forma de hacer arte que excede los límites pictóricos de la pintura de caballete, y que recupera ahora la Fundación Maeght en su exposición estival. A través de más de 200 piezas, entre ellas grabados, litografías y maquetas inéditas, la Fundación Maeght en Saint-Paul-De-Vence, a unos veinte kilómetros de Niza, muestra al mundo la imborrable huella del artista en el dominio del arte gráfico.

El título de la exposición que ayer abrió sus puertas, Joan Miró, au-delá de la peinture (Más allá de la pintura), corresponde a las palabras pronunciadas por el escritor francés Raymond Roussel tras ver, en 1925, la primera exposición del artista: “Esto va más allá de la pintura”. “Miró encontró gracias al taller de la familia Maeght cómo ir más allá de los límites pictóricos de la pintura de caballete, del pincel al óleo o al acrílico”, explicó Joan Punyet Miró, nieto del artista. Fue en la imprenta ARTE, fundada por Adrien Maeght, donde Miró realizó la mayor parte de su abundante obra gráfica, utilizando técnicas revolucionarias hasta la fecha para la estampación de grabados y litografías. La muestra recorre la riqueza de la obra gráfica del artista a partir de cuatro conceptos: su relación con la poesía, el collage, las posibilidades de combinación y el descubrimiento de nuevas técnicas.

obra gráfica El punto de partida es el vínculo del artista con el género poético, pues “es a partir de las publicaciones de textos poéticos con alguno de sus amigos escritores o poetas cómo entró en el mundo de la obra gráfica”, relató la comisaria de la exposición, Rosa María Malet. Fue concretamente en 1928, cuando realizó sus primeras ocho plantillas para ilustrar el poemario Il était une petite pie (Érase una pequeña urraca), de Lise Hirtz. El collage fue otra de las técnicas más usadas por Miró, “ya sea porque se apropia de un objeto reconocible que integra en el grabado o porque superpone planchas o un fondeo especial, unos patrones de moda o un papel de periódico”, dijo Malet. En el archivo de su obra gráfica también llama la atención la curiosidad del artista por probar y expresarse con las técnicas más variadas, el intercambio de diferentes elementos como el color, las formas o las ideas. Malet destacó la variedad de herramientas utilizadas por el artista, primero experimentando con la punta seca o con el aguafuerte y más tarde con el descubrimiento del escáner y todas las posibilidades que éste le ofrecía.

Y hay un elemento que tienen en común las creaciones de Miró: su famoso punto, que convertía su creación en una obra de arte. Tenía todo calculado al milímetro, el equilibrio pictórico era una de sus máximas y tal como dijo el escultor suizo Alberto Giacometti cuando trabajó con él: “La eliminación de un solo punto de una de sus composiciones puede derrumbar todo el equilibrio cromático”.