pamplona - Tengas la edad que tengas, ya seas millennial, carroza, zeta, equis o babyboomer, seguro que puedes cantar sin dificultad y con la letra correcta alguna canción de Camilo Sesto. Pero Vivir así es morir de amor es un himno que traspasa generaciones, al alcance solo de genios como lo fue él.

El amor de mi vida, Perdóname, ¿Quieres ser mi amante?, Algo de mí, Jamás. Solo leer los títulos y ya surgen en la memoria estribillos y ritmos, bailados hasta caer rendidos, como cantaba Bruno Lomas, otra voz espectacular de las que surgieron en la época en la que Camilo Sesto intentaba hacerse un hueco. Era guapo, casi tanto como Junior (de Juan y Junior), pero tenía un vozarrón solo equiparable al del otro valenciano excepcional, Nino Bravo, que murió muy pronto, y trágicamente.

Eran mediados los años 70 (Franco murió en 1975) y Valencia nutría de voces pop a un panorama plagado de cantautores como los catalanes Lluis Llach o Joan Manuel Serrat, el asturiano Víctor Manuel o el filipino-madrileño Luis Eduardo Aute... Pero cuando Camilo Sesto publicó Algo de mí (1972), se produjo el terremoto.

Además, Camilo Sesto interpretaba sus dificilísimas canciones con un estilo melodramático que rozaba el paroxismo; Algo de mí, Amor, amar o Todo por nada exigían no solo una voz excepcional, sino un dominio técnico que prácticamente solo él podía permitirse.

Durante años, Camilo Sesto y Raphael compitieron en la búsqueda del número 1. Antagónicos, idénticos en el exceso, los artistas se querían, eran amigos. “Estoy triste, se nos fue Camilo Sesto ídolo indiscutible, gran amigo. Buen viaje”, tuiteó ayer el de Linares.

‘Jesucristo superstar’ La gracia del alicantino, sexto hijo de su familia de apellido Blanes, era su tesón, como artista y empresario, al cincuenta por ciento con su desbordada imaginación, fruto de aquellas inquietudes surgieron proyectos impensables en la España de la época como el pionero musical Jesucristo Superstar.

De hecho, adaptar para España el musical basado en la película de Norman Jewison fue un reto que les costó a los productores una gran lucha con la censura: era 1975 y aún se castigaba la osadía. Los entonces tristemente conocidos ultras guerrilleros de Cristo Rey bloqueaban las puertas para que el público no entrara al Alcalá Palace de Madrid, donde se estrenó.

Jaime Azpillicueta, el director teatral de la obra protagonizada por Camilo Sesto, Teddy Bautista (Judas), Alfonso Nadal (Pilatos) y Ángela Carrasco (María Magdalena), desveló hace unos años que el texto era un poco incongruente, precisamente por esquivar la censura. Pero aquel fue el hito que necesitaba Blanes. Empeñó todo su esfuerzo (y capital) en sacarlo adelante y se dijo que le costó reponerse sangre, sudor y lágrimas.

Después de aquello solo quedaba volar a otros países de Europa y, ya en los 80, a Hispanoamérica. “Y allí la armamos”, recordó el cantante en una entrevista, en la que reconocía la importancia del mercado americano en su carrera. “Entonces había que trabajárselo a pie, sudando el alma, pero eran tiempos muy bonitos. Hoy mucha gente dice que ha triunfado en América con 800 personas en el Madison Square Garden de Nueva York”, decía el artista, que actuó ante 45.000 espectadores en ese recinto y al que el estado de Nevada dedica cada 28 de mayo a “El día de Camilo Sesto”.

En 1983 ocurrió otro milagro en su vida: De su relación con la mexicana Lourdes Ornelas nació su hijo, Camilo Michael. Tras algunas tensiones, Blanes logró que se le reconociera legalmente la paternidad de su hijo.

Alejado de los estudios de grabación desde entonces, en octubre de 1987, el cantante apareció en la primera página del semanario sensacionalista El Caso, donde se especulaba con la posibilidad de que padeciera sida. Se querelló contra la publicación que finalmente le tuvo que indemnizar. Ese año se trajo a España, y sin consentimiento de la madre, a su hijo Camilo, y abandonó los escenarios para dedicarse a cuidarle. Volvió a actuar el 22 de septiembre de 1990 en Puerto Rico.

En la primera década del nuevo siglo sorprendió a todo el mundo con un disco, Alma (2002), y un sencillo, Mola mazo, tan discutido como impactante por su estilo.

Cuando cumplió los 70, dijo que le quedaban por hacer “muchas cosas para seguir mejorando”. Que seguía pintando, que no bebía y apenas fumaba y que practicaba “una vida muy sana, muy en contacto con la naturaleza”. No fue suficiente. Una complicación renal, a solo unos días de cumplir los 73 años, se ha llevado al artista. - Efe

Emotivos tuits. Su muerte ha provocado también una avalancha de reacciones para lamentar su desaparición en las redes sociales hasta convertirse, durante unas horas, en “trending topic” (tendencia) mundial. Condolencias de artistas, famosos y de los medios de comunicación más importantes del mundo que se han mezclado con emotivos tuits de personas que en su recuerdo han enlazado letras y versos completos de sus canciones con su propia vida.

Condolencias. Desde Raphael, otro intérprete de su generación que se ha despedido con una foto de los dos, ambos veinteañeros, y lo ha elevado a “ídolo indiscutible y una de las voces más importantes de la música de España y Latinoamérica”, al tuit que le dedica la BBC como despedida de un “legendario cantante de balada romántica”.

40 discos“Más de cien millones de copias

Con más de 340 obras registradas, llegó a publicar 40 discos de los que vendió más de cien millones de copias, con cincuenta ‘números 1’ en distintos países, la SGAE acogió en 2016 una de sus últimas apariciones en público. Fue en la multitudinaria presentación del disco publicado por su 70 cumpleaños. Además de cantante también productor y compositor.