samuel Beckett tituló La espera la primera versión de este texto. Certero, como siempre, el irlandés. Luego lo cambió un poco, pasó a ser Esperando a Godot, pero la esencia está ahí, en el tiempo que Vladimir y Estragón pasan aguardando a un tipo que no saben muy bien quién es, también dudan sobre el lugar de la cita o cuándo será exactamente. Todo es incertidumbre en la historia de estos dos personajes que volverán a desplegar la fuerza, el humor, la poesía, la ternura, el dolor y la risa de esta obra hoy a partir de las 19.30 horas en el Museo Universidad de Navarra.

Alberto Jiménez y Pepe Viyuela son Vladimir y Estragón en este montaje que dirige Antonio Simón y cuyo elenco completan Fernando Albizu, como Pozzo; Juan Díaz, como Lucky, y Jesús Lavi, como el Muchacho. El autor definió su obra como “horriblemente cómica”. Una contradicción tan grande como la vida. “Es una tragicomedia. La desgracia del otro nos provoca la risa porque en el fondo nos reconocemos en esa desgracia que es fruto de la vulnerabilidad humana”, comenta Antonio Simón. La vulnerabilidad que manifiestan los protagonistas, que, como cuentan en escena, se conocen desde hace 50 años, han pasado por distintos lugares de la vida y ahora, desposeídos de todo, “solo se tienen el uno al otro”, por mucho que discutan o parezcan opuestos. “En su primera novela, Molloy, Beckett tiene un personaje que viene a decir ‘en mí conviven dos clowns, uno que quiere quedarse donde está y otro que piensa que yendo un poco más allá estará mejor. Esto es, claramente, Esperando a Godot”, cuenta el director. Ambos están en nosotros. Igual que Pozzo, el terrateniente que lleva a su esclavo Lucky atado con una soga al cuello. “Es otra lectura de nuestra personalidad; hoy podríamos verle como un lepenista o un extremista, pero no deja de ser un niño grande, muy inmaduro, que puede ser tremendamente cruel”, dice Simón. Su relación con Lucky se ha solido tildar de sadomasoquista, “pero va mucho más allá”. “De lo poco que se intuye de Lucky, parece que era un intelectual o alguien que aportó cultura a un lugar de barbarie, pero que acabó como esclavo bufón de este personaje”.

En todo caso, la clave está en la espera de Vladimir y Estragón, dice el director, que se ha despegado de la etiqueta del teatro del absurdo con la que siempre han definido a este texto, para inspirarse en referentes como la tradición tragicómica del teatro español, el cine mudo de iconos como Keaton, Chaplin, El Gordo y El Flaco y el del italiano Totó. Pero lo más importante en esta adaptación era “conectar con el público de hoy en día”, lo que no ha sido complicado por la “extraordinaria” labor de los actores, un Pepe Viyuela “todoterreno” que vuelve a hacer brillar su faceta clown, y un Alberto Jiménez procedente del teatro de texto que “tiene muchos recursos y entra perfectamente en la clave del juego”.

El público “está conectando muchísimo con la obra”, seguramente porque vivimos en tiempos de incertidumbre. “Esta pareja de amigos vive con el miedo a que ya no pase ningún tren, a no existir para nadie”, y por eso durante un tiempo encomienda su suerte al encuentro con el tal Godot, que “no parece muy de fiar”. “Es muy de hoy esta facilidad de convertir en dioses a mediocres”, incide Simón. Beckett nunca respondió cuando le preguntaban quién era Godot. Será que no importa, porque se trata de “poner la fe dentro de uno mismo”.

La obra. Esperando a Godot.

Función. Hoy, a las 19.30 horas, en el teatro del Museo Universidad de Navarra (MUN), con las entradas agotadas.

Autor. Samuel Beckett.

Reparto. Pepe Viyuela (Estragón), Alberto Jiménez (Vladimir), Fernando Albizu (Pozzo), Juan Díaz (Lucky) y Jesús Lavi (Muchacho).

Productor. Jesús Cimarro.

Clase magistral por la mañana. Antonio Simón compartirá a las 13.00 horas con público y estudiantes el trabajo en esta producción de Pentación. Su trayectoria se ha centrado en el repertorio del siglo XX y contemporáneo. Ha sido el primer director que ha puesto en escena en España a autores como J. Pommerat, D. Keene, G. Tabori, D. Harrower y J. Fosse. También ha dirigido textos de Sófocles y Lope de Vega. Su fundamento es el trabajo con los actores.