- ¿Qué valoración hace de los 8 años que lleva como galerista en Madrid?

-Viéndolo con perspectiva, desde luego no me equivoqué. Di un paso que tenía que dar, ante la situación que estaba viviendo en Pamplona: llega la crisis en 2008, desaparecen las ventas, y con ellas el interés en el arte contemporáneo. En 2012 la situación no era ni mucho menos mejor. En la idea de instalarme en Madrid, vi una oportunidad. No es que en Madrid no exista la crisis: la capital tiene problemas similares, pero también es una ciudad más grande donde convergen clientes de siempre y nuevos coleccionistas nacionales e internacionales. A eso se unen las ganas de realizar un proyecto nuevo. No fue una decisión fácil, puesto que dejé atrás un buen proyecto, dejé atrás comodidades, amigos y familia… pero, al fin y al cabo, Madrid no está tan lejos. Después de ocho años, creo que somos una galería importante en la capital, que hemos hecho un buen trabajo con nuestra programación y que, por supuesto, aún podemos hacerlo mejor.

¿Cómo está sobrellevando este momento, esta crisis social y sanitaria? Siempre se ha caracterizado por sacar un aprendizaje de los momentos de cambio, ¿qué le está aportando este periodo?

-Pretendo aceptar este reto. Hasta el momento nos hemos defendido y hemos ido creciendo hasta convertirnos en un referente en el sector del arte madrileño, y por tanto del país. Sí que es cierto que esta segunda crisis viene demasiado fuerte, agresiva y cercana en el tiempo a la anterior, por lo tanto la capacidad de reacción cada vez es más limitada. Casi no nos habíamos recuperado de la caída y ahora, una segunda ola vuelve a tumbarnos. Desde luego es una apuesta fuerte y complicada. En momentos duros, también hay que saber sacar partido de la situación: a nivel económico, la bajada del precio del sector inmobiliario será importante; a nivel empresa, quizás sea un buen momento para hacer un análisis de nuestras debilidades y fortalezas, y completar los equipos con gente especializada. En definitiva, un buen momento para buscar talento y crear un equipo interesante.

¿Cómo está cambiando esta crisis el mercado del arte?

-Esta nueva crisis nos ha lanzado a la globalización digital del mercado del arte sin precedentes. Desde el pasado mes de marzo vimos la necesidad de una transformación digital de ciertas estructuras de la galería: lanzamos una nueva página web, empezamos a utilizar plataformas de venta on line, realizamos una serie de entrevistas a profesionales del arte español (MPA Talks), y mejoramos mucho nuestra participación en redes sociales. Nos hemos visto obligados a volcar todo el contenido de nuestras bases de datos en plataformas de venta on line, y muchos coleccionistas han tenido la oportunidad de conocer a artistas de otras partes del mundo. No es que antes no pudieran hacerlo, pero entre la comodidad de lo local, y que quizás no tenían el tiempo que les ha dado el cierre y la pandemia, era más difícil.

¿Y qué diría que aporta el arte a este momento? Porque se nos está presentando una oportunidad de oro para detenernos, reflexionar, mirarnos adentro... y de ahí al mundo para conocernos y conocerlo mejor. En definitiva, a lo que nos invita el arte contemporáneo, y la cultura en general...

-Sí que es cierto que vivíamos en un mundo de fast content, de consumo efímero. Cuando te obligan a parar, y no te queda otro remedio que quedarte en casa, te paras a pensar y a reflexionar sobre lo anterior. Por ejemplo, nosotros nos dimos cuenta de la velocidad de nuestro negocio: hemos realizado un excesivo número de ferias en los últimos años, y ahora nuestra intención es realizar solo aquellas que consideremos que pueden ser una buena oportunidad para nuestros artistas, y así de alguna manera dejar de lanzar monedas al aire. Viajábamos sin parar, y ahora nos damos cuenta de que ciertas reuniones y encuentros se pueden realizar on line. Por no hablar del complemento perfecto que han supuesto las plataformas digitales para nuestro negocio. El disfrute de la cultura es inmenso y descubrirlo es un reto.

La ausencia ahora de grandes eventos, grandes ferias... por un lado golpeará a las galerías pero quizá también sea una oportunidad para que el arte se valore en su justa medida. A veces se hablaba solo del arte contemporáneo en base a Arco y otras grandes ferias, al mercado, y sobre todo se hablaba a través de la polémica de ciertas obras, de precios desorbitados... ¿Eso no desprestigia el sector?

-Sobre las polémicas, quizás sea un buen momento para que las personas a las que les interesa el arte contemporáneo empiecen a visitar las galerías con frecuencia, interesándose por el trabajo de los artistas de una manera recurrente, y no una vez al año en grandes ferias en las que la gente busca solamente los grandes titulares, menospreciando en ocasiones las grandes manifestaciones artísticas. Por otro lado, como te comentaba, nuestra intención es reducir nuestra participación en ciertas ferias, aunque esto no es nuevo: hace un par de años empezamos a enfocar nuestra presencia internacional en proyectos independientes. En 2018 fue en Nueva York, y en 2020 habría sido en Nueva York y Londres. Lo retomaremos cuando la situación mejore, incluyendo otras ciudades.

¿Ha sido alguna vez rentable económicamente mantener una galería de arte?

-Un gran artista y buen amigo, ya fallecido, Joan Hernández Pijuan, me dijo un día: “Moisés, sé cómo un galerista se puede hacer millonario… siendo billonario”. Sigue teniendo razón. En España, con un mercado del arte sin consolidar, sin ley de mecenazgo que daría incentivos al coleccionismo, sin la creencia generalizada de que el arte es un valor, y no lo digo solo por razones económicas, es muy difícil vivir siendo galerista. En mi caso, mi dedicación al interiorismo, diseño y ejecución de proyectos ha supuesto mi forma de vida y paradójicamente, el proyecto de galería que empezó como un hobby, con el tiempo ha pasado a ser mi modo de vida preferente. A modo anecdótico debo decirte que mi primera cotización a la Seguridad Social es del año 1972.

¿Quién compra hoy arte? Imagino que si ya recibir visitas en esta pandemia está siendo complicado, las ventas serán difíciles.

-Las ventas del pasado año vinieron casi únicamente de la feria de Arco. No hemos vuelto a intervenir en ninguna otra feria ni nacional ni internacional hasta hoy. Nuestros clientes nacionales, y esto es totalmente comprensible, están intentando salvar sus negocios y empresas en estos últimos meses para acceder a una normalidad que no llega. En este sentido, nuestro enfoque internacional está siendo determinante con ventas en Estados Unidos, Dubai y algún país europeo.

¿Cree que el arte contemporáneo ha encontrado ya su hueco en Pamplona a través del Museo Universidad de Navarra? ¿O ve que sigue faltando una apuesta decidida, firme y constante desde lo público?

-El Museo de la Universidad de Navarra supo recoger el testigo de la colección de María Josefa Huarte. El Museo llevó bien la negociación, cuando ella puso la condición de que el edificio fuese proyectado por Rafael Moneo, entre otras cuestiones, y así comenzaron a ser depositarios de su colección. También tenían en su poder la colección de fotografía del siglo XX y la donación Ortiz-Echagüe, que la completó. Con todo ello, tenían una buena colección del siglo XIX y XX en su poder. Por otro lado, implantaron un modelo que desde hace muchos años funcionaba en Estados Unidos: viajan allí, desde donde hacen una labor importantísima de mecenazgo para ir construyendo su nuevo museo. Saben aplicar muy bien el modelo americano de universidad como centro de investigación artística. ¿Que todo esto viene de fondos privados? Desde luego. Lo público sigue quedándose en un segundo plano. Ahora es el momento, también, de que se retomen las colecciones propias del Museo de Navarra, el Ayuntamiento de Pamplona, la antigua Caja Navarra, y organizarlas para poder trabajar con y sobre ellas.

¿Volvería a Pamplona como galerista? Cuando se fue no quiso cerrar del todo esa puerta... ¿O cree que sus proyectos seguirían interesando a una minoría?

-El arte contemporáneo es ya de por sí minoritario, y en una ciudad como Pamplona, hace 25 años, era aún peor. Trabajar para una minoría no me asusta, sino que me motiva. Mantengo el local de Larrabide tal y como lo dejé. Por lo tanto, nunca puedo descartar esa opción. Pero de momento mi lugar está en Madrid con el proyecto que he desarrollado estos 8 años. Eso sí, estoy muy satisfecho con el proyecto de Pamplona, aunque la respuesta no haya sido todo lo interesante que a mí me hubiera gustado. También es cierto que el arte no es fútbol, y el día que llegue a ser fútbol, yo me iré. El arte es de minorías, somos unas minorías a las que nos gusta, que lo defendemos y creemos en los valores que el arte nos da.

¿Qué es el arte para Moisés Pérez de Albéniz?

-Una profesión que me motiva para continuar aprendiendo, trabajando allí donde me toque y, por supuesto, para consegu ir llevar al mayor número posible de personas el trabajo de mis artistas.

“Aunque esta segunda crisis viene demasiado agresiva, veo que es un buen momento para buscar talento”

“Mantengo el local de Larrabide tal y como lo dejé; nunca puedo descartar la opción de volver a Pamplona”

“Es el momento de retomar las colecciones del Museo de Navarra, el Ayuntamiento y la antigua Caja Navarra”