Fue la gran vencedora de los Emmy el año pasado y mañana regresa a HBO Succession, una sátira del poder sobre una familia estadounidense de magnates mediáticos a medio camino entre el Rey Lear de Shakespeare y Dinastía. En solo dos temporadas -el lunes se estrena la tercera- la serie creada por Jesse Armstrong se ha convertido en una de las favoritas de la crítica, a la altura de The Wire o Los Soprano, por su certera exploración de la naturaleza del poder y su impacto en las relaciones familiares.A diferencia de las típicas series sobre ricos, Succession no se limita a recrearse en el glamur y los oropeles y tampoco hay tramas rocambolescas; todo gira en torno a la lucha por tomar las riendas del imperio familiar en el momento en que el patriarca Logan Roy (Brian Cox) parece estar a punto de jubilarse. Cuando suceden, los giros de guion son implacables, refinados y afilados como cuchillos.

Tragedia, traición, sacrificio son temas que planean sobre la trama y la emparentan con la literatura clásica. Armstrong cuenta que para inspirarse los guionistas leían desde el FinancialTimes a Crimen y castigo de Dostoievsky o historias de la antigua Roma. La referencia del Rey Lear, el soberano que al llegar a su vejez decide dividir su reino entre sus hijas y maridos, es una de las más evidentes.

La otra son los Murdoch. Hace más de una década Armstrong escribió un proyecto de serie sobre el magnate de origen australiano que no llegó a realizarse, pero llamó la atención de uno de los actuales productores de Succession. Murdoch fue el punto de partida pero los Roy tienen vida propia y beben también de los Hearst, los Redstone o lo más contemporáneos Mercer, fundadores de Breitbart.

De hecho, la serie refleja esa transición de los viejos a los nuevos medios y la colisión ideológica entre las compañías mediáticas más tradicionales del siglo XX y las que se fusionan con las tecnológicas y pretenden encarnar los nuevos valores del XXI.

Logan Roy simboliza la vieja guardia y su hijo Kendall (Jeremy Strong, premiado con el Emmy al mejor actor) es un aspirante a Mark Zuckerberg que juega a enfant terrible y a erigirse en adalid de los nuevos tiempos sin darse cuenta de la burbuja en la que vive. Sus contendientes al ‘trono’ son Roman (Kieran Culkin, hermano de Macaulay), un bufón sin grandes pretensiones aparte de no perder sus privilegios de clase y Shiv (Sarah Snook), una mujer inteligente y ambiciosa que vuelve a la égida familiar tras haber hecho carrera al margen de su padre.

El gran mérito de los guionistas es conseguir que el espectador sienta compasión y empatía hacia ellos, pese a lo retorcidos que pueden llegar a ser. Hijos a la sombra de un padre triunfador, nunca harán lo suficiente para estar a su altura, lo tienen todo menos el respeto y cariño de su progenitor y esa es su gran tragedia. Junto a ellos, destacan personajes secundarios como Tom (Matthew Macfayden), el marido de Shiv, directivo de la empresa familiar obsesionado en quedar bien con el patriarca y Greg (Nicholas Braun), el aparente tonto útil con la suerte de estar en el lugar adecuado que sabe jugar sus cartas mejor de lo que aparenta.

Como muchas producciones, el rodaje de la tercera entrega de Succesion se vio retrasado por la pandemia del coronavirus, y no pudo empezar hasta noviembre de 2020, cuando las vacunas aún no estaban disponibles, por lo que había temor en los rodajes. “Fue muy agradable volver a trabajar, pero también había miedo de que en algún momento las cosas pudieran ir mal y que alguien de nuestro set pudiera enfermar gravemente”, reconoce Culkin. La llegada de la vacuna, sin embargo, relajó la situación, y cuando terminó el rodaje el pasado mes de julio el ambiente había cambiado mucho. “Fue como el día y la noche, de cómo empezamos en noviembre a cómo acabamos en julio”, añade.

Si la segunda temporada de Succession concluyó en un punto álgido en el que el hijo (Ken) apuñala metafóricamente al padre, en esta tercera ambos se encaminan a una guerra abierta sin cuartel en la que todos los demás jugadores se verán obligados a elegir un bando. Succession se llevó cuatro premios en los Emmy del año pasado: mejor serie dramática, guion, dirección y actor protagonista para Jeremy Strong.