Hablar con el navarro David Larrondo Piedra, nacido hace 50 años en Puente la Reina aunque residente en Tafalla, es hacerlo con un hombre que no se da por vencido y que trata de superar los escollos que la vida le pone por delante. Con 11 años, una caída lo dejó sin su brazo izquierdo, pero eso no le impidió llevar a cabo una afición que tenía desde crío: la caza. El domingo 31 de octubre, se proclamó campeón de España de Caza Menor con Perro para Cazadores Adaptados.

La prueba se celebró en la localidad albaceteña de Montealegre del Castillo, donde se dieron cita ocho cazadores. El tirador navarro se impuso con 2.200 puntos, después de entrar al control en primer lugar habiendo cazado cuatro perdices en poco más de una hora. El cupo de este campeonato, que se desarrolló por segunda ocasión tras el disputado en el 2019 (en el que Larrondo ocupó la quinta posición de once participantes), estaba establecido en cuatro perdices y seis conejos. Sin embargo, el navarro tenía claro que no iba a ser capaz de cazar ningún conejo, por lo que apostó por entrar rápido en el control. "Me quedé con ganas de seguir cazando, porque abatí las cuatro perdices muy pronto. Pero sabía que no iba a encontrar ningún conejo, porque con el perro que tengo es complicado y, además, empezó a soplar bastante viento y no había excesivos conejos, así que me la jugué. Si otro cazador hubiera hallado algún conejo, hubiera perdido, pero tuve suerte", relata Larrondo.

El tafallés admite que corrió un riesgo al entrar tan pronto al control sin haber cazado ningún conejo. "Si los competidores se enteran de que alguien ha acabado la prueba con cuatro perdices y ningún conejo, lógicamente van a tratar de cazar alguno. Yo mismo debería haberme quedado más tiempo tratando de dar con alguno, pero tenía clarísimo que no iba a coger ninguno", recuerda.

La jugada le salió maestra, puesto que, finalmente, logró subirse al cajón más alto del podio. La jornada había sido redonda: "Primero, hallé una banda de perdices y disparé a dos de ellas, aunque fallé. Sin embargo, justó después me salió una, que yo creo que pertenecía a la misma bandada, y ahí sí que acerté. Enseguida me aparecieron otras dos, con las que también tuve buena puntería, y, por último, la cuarta, también muy seguida". Para Larrondo, que no conocía la finca Santa Isabel, donde se disputó la prueba, no se trataba de un mal terreno. "Para mí, al menos, no era malo, porque lo que me falta es un brazo. Pero para el que tuviera una pierna mala, era peor, ya que había zonas en las que costaba pisar", apunta.

Aunque se muestra alegre y contento por la victoria, este dueño de un desguace en la ciudad del Cidacos admite que no se siente un campeón. "Lo que somos todos es una cuadrilla de amigos a los que nos encanta salir a cazar. Todos nos llevamos fenomenal, incluso los que no pudieron participar, y eso es una de las cosas que más valoro de este tipo de actos. Pero no me veo como un campeón de España, porque no he hecho nada para merecerlo. El día de la prueba, salió así y esta vez me tocó a mí la suerte", afirma.

En realidad, lo que desean estos cazadores es que se dé a conocer a la sociedad que personas como ellos son perfectamente capaces de participar en eventos de esta índole. Y, en este sentido, rememora las dificultades que tuvo de joven para sacarse la licencia de armas. "Yo llevo cazando desde que tengo uso de razón. Desde niño, lo único que quería era salir al campo con mi padre. Pero antes de obtener el permiso, que lo daban a los 16 años, tuve que pasar dos años repitiéndoles una y otra vez que podía cazar sin ningún problema", cuenta.

Larrondo expone que hace una vida completamente normal, aunque haya personas que no entiendan cómo puede, por ejemplo, cazar. "Desde que me ocurrió la caída y, estando enyesado, se me gangrenó el brazo, tuve que aprender a valerme y soy capaz de hacer todo lo que me propongo. Para mí, el muñón que tengo es oro molido y no llevo brazo ortopédico", sentencia, al tiempo que añade que el hecho de tener un solo brazo no es ningún impedimento. "Al que se cae al suelo por un tropezón le da igual tener una o dos manos, porque se va a ir de morros igual al suelo. Y yo, para apuntar, puedo coger muy bien el arma. Eso sí, al disparar, se me levanta un poco más la escopeta, por lo que, si no aprovecho muy bien el primer tiro, después me cuesta más apuntar en el segundo", revela.

A su vez, dedica palabras de elogio para su perro, un spaniel con el que lleva cazando más de seis años. "Estoy encantando con él. Siempre había tenido perras, pero este animal es un toro y, además, es obediente, dócil y tiene mucha afición por salir a cazar. Estoy contentísimo", subraya.

La próxima cita que tiene marcada en el calendario es el Campeonato de España de Caza Menor, al que acudirá como invitado (sin competir) por haber vencido en Albacete. Y de cara al año que viene, espera que participen más cazadores. "Si no gano, no me voy a llevar ningún disgusto. Lo que quiero es que venga mucha más gente y que volvamos a disfrutar de un ambiente tan especial", destaca.