La compañía de teatro Atalaya abrirá el 4 de febrero a las 19:30 horas la nueva edición del ciclo Clásicos en el museocon su renovada versión de Elektra, lo que su director, Ricardo Iniesta, describió como “un reencuentro”.

El ciclo presentado por el Museo Universidad de Navarra apuesta, desde una visión contemporánea, por aquellas obras que, por su condición de clásicos, siguen vigentes en el presente y ofrecen nuevas lecturas. “Los clásicos son la esencia de nuestra civilización”, explicó Iniesta. “El ser humano ha cambiado mucho, pero las pasiones humanas son las mismas que hace 3.000 años: la venganza, los celos, la envidia, la avaricia”, añadió. Subrayó que “se puede aprender mucho de los clásicos” además de que los griegos son “la esencia de todo lo que es el teatro, el origen”.

"Los clásicos son la esencia de nuestra civilización y se puede aprender mucho de ellos", Ricardo Iniesta, director de Atalaya Teatro

La compañía vuelve a subir a las tablas esta propuesta (parte de la obra de Sófocles y de la versión de Hugo von Hofmannsthal para la ópera de Strauss) 25 años después de montarla por primera vez e incorporando cambios e innovaciones que potencian el valor teatral de la que fuera una de las grandes puestas en escena del teatro español de las últimas décadas.

La búsqueda de que la obra “siga viva” y poder encajarla en un marco más actual y contemporáneo empujaron a Iniesta a montar esta versión, en la que los papeles se invierten y los textos y coros cantados priman tanto como la imagen y la acción física.

“Hay muchos elementos del pasado (la escenografía) y la esencia sigue siendo la misma, pero es una versión completamente diferente”, describió el director. En la versión anterior, la obra posicionaba a los personajes Elektra y Orestes como “los buenos”, en palabras del director, y Clitemnestra pertenecía al “bando de los malos”.

En la nueva versión, se decidió cambiar las tornas y se enfocó la obra desde un ángulo en el que la venganza de sangre de Elektra y Orestes “no es la salida”, dándoles una cierta “oscuridad” a estos personajes. Clitemnestra representa, en cambio, un papel de “víctima de Agamenón y del patriarcado”. Como relató el director de la obra, “Agamenón no era un santo y Clitemnestra un demonio, sino que quizá fuera al revés”.

En cuanto a otras diferencias, Iniesta se refirió a la mayor importancia que se le ha dado en esta versión a los coros, al aumento de textos de Clitemnestra y a que “a ella se le ha quitado ese punto de mala de la película”.

El director habló de que la idea era retomar la obra tras un intento en 2007 en el que, por falta de tiempo debido a las giras, tuvieron que postergarlo. “En 2020 pensamos que era el momento de retomar; pero no remontarla, sino hacer una nueva versión”, explicó. Tras el éxito de la primera obra, el director se quedó cautivado con la idea de volver a montarla de nuevo en el futuro, y fruto de esa intención llega, 25 años después, la nueva versión Elektra.25.

Respecto al mensaje que pretende transmitir la obra renovada, se destaca una idea: la venganza nunca es la solución. “En el ser humano contemporáneo es muy actual la venganza, está a la orden del día, y a lo que lleva es a una espiral de violencia que acaba con todo”, manifestó Iniesta, ejemplificando con la tensión actual entre Ucrania y Rusia. También habló de “esa idea de la honestidad, que es un poco más la solución, la esperanza de confiar en el ser humano: no buscar lo más negativo de él y no polarizar las situaciones”, explicó.

Como director, volver a dar vida a esta obra después de representarla 25 años atrás supuso, para Iniesta, un reencuentro: “Es como cuando viajas a un lugar al que hace 25 años que no has viajado, encontrarte a una persona a la que hace 25 años que no ves; es reencontrarte de nuevo”.

También un aprendizaje, que ha tomado forma a través del tiempo: “Han pasado muchas cosas entre medias, tanto para mejor como para peor, y desde entonces hemos trabajado muchísimo los clásicos y hemos dado mucha más potencia e importancia a la palabra”, describió Iniesta. Añadió que tenía “esas ganas” de enfrentarse a un texto como el de Elektra, “actualizándolo más por un lado; y por otro ahondando más en la esencia de la palabra que tienen esos grandes versos”.

Iniesta añadió que tenían también “en deuda” montar la obra por su hermano Carlos, que fue el primer dramaturgo con el que contaron y falleció en 2008. “Desde ese año estábamos pensando en montarla como homenaje a él”, expresó el director.VIAJE A LAS PRODUCCIONES CLÁSICAS

En palabras de Teresa Lasheras, directora de Artes Escénicas y Música del Museo, “el ciclo abre su mirada a los textos teatrales de todas las épocas para reflexionar sobre los elementos que nos permiten decir que una obra se ha convertido en un clásico y responder a preguntas como si se puede hacer más grande e inclusivo el canon, por qué esas obras siguen teniendo vigencia en el presente, qué pasa con ellas cuando cambian de contexto cultural o de época, cómo se trabaja con ellas desde el presente para ponerlas en escena... Toda puesta en escena es actual, contemporánea, pero no el punto de partida que suponen los textos clásicos, ese viaje entre textos y producciones teatrales es lo que el ciclo quiere mostrar al público”, afirmó.

“El teatro griego y Siglo de Oro son dos de los referentes más importantes en el teatro occidental. Hemos querido empezar por ahí porque ambos tienen esa cualidad de ser fundamentales”, explicó Lasheras. Atalaya Teatro es una compañía andaluza a punto de cumplir 40 años trabajando con clásicos de todas las épocas, mientras que el Colectivo Állatok, que representará El animal de Hungría el 18 de febrero, es muy joven. “Me parece interesante ver esa diversidad en las compañías para señalar lo importante que es combinar entusiasmo y juventud con experiencia para seguir avanzando”, opinó.