- De manera periódica, los grupos animalistas atestan internet y las redes sociales con campañas que difunden masivamente acusaciones falsas contra el mundo de la caza. A través de cifras que no proceden de estudios científicos y que no son acordes a los datos de los organismos oficiales, calumnian al sector para intentar colocarlo ante la imagen pública como un signo anacrónico de los tiempos y carente de función alguna en el medioambiente. No obstante, a poco que se analicen esas denuncias, enseguida afloran lagunas e inconcreciones que retratan la realidad de una manera muy diferente.

Una de esas maniobras más recurrentes es la que estos colectivos lanzan cuando finaliza la temporada de caza. Un momento en el que, como una frase sagrada repetida hasta la saciedad, vociferan que 50.000 galgos se abandonan todos los años. Lo que esconde esa cifra, sin embargo, es su nula procedencia de conteos de instituciones gubernamentales. Más aun, los números oficiales puestos sobre la mesa, además de desmentir tales engaños, evidencian un problema muy distinto, en el que los cazadores no son los verdugos, sino las víctimas. Desde la Guardia Civil, por ejemplo, se informó de que, en el año 2018, fueron abandonados 546 perros. De ellos, 172 eran empleados en la caza. Y de ellos, 52 eran galgos. 52, según las cifras oficiales, frente a 50.000, según los embustes animalistas.

No solo eso, sino que, ese mismo año, se denunciaron ante el Instituto Armado 183 robos de esta raza de perros (285 en el total de perros usados para la caza), que son muy apreciados por el sector cinegético y que muchas de las mafias que comercian con ellos los abandonan o se les escapan. Por ello, los cazadores reclaman más medios para combatir el robo de estos animales, una lacra que se considera como la principal fuente del maltrato y abandono de canes y, especialmente, de galgos.

Así lo solicita, entre otros agentes, Mutuasport, que actualiza las cifras de estos robos. En el 2019, las únicas estadísticas oficiales del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) señalaron que en ese período (último año en el que el Ministerio del Interior publicó esos datos) se robaron 328 perros de caza, de los que 175 fueron galgos. Sus aportaciones en el documental La verdad sobre los perros de caza corroboraba lo que entre el colectivo de cazadores se sabe en base a experiencias traumáticas: que los grupos y mafias que roban esta raza de perros terminan perdiendo el interés en ellos, momento en el que los maltratan y los abandonan a su suerte.

En palabras del presidente de Mutuasport, José María Mancheño, el año 2021 fue especialmente negro en cuanto al robo de perros de caza, pero, no obstante, pudieron desarticularse mafias organizadas dedicadas a estos delitos en diversos puntos de España. "Hemos de agradecer el trabajo de la Guardia Civil, para la que solicitamos más recursos", apunta, al tiempo que añade que, desde hace muchos años, "los grupos animalistas y anticaza se dedican a difundir datos anuales de abandono de perros que carecen de rigor y que no se preocupan lo más mínimo por actuar contra la verdadera raíz del problema". Desde la entidad aseguradora, se aboga por la erradicación de estas prácticas, que van en perjuicio no solo de los intereses de sus propietarios, sino también del resto de la población, que puede verse implicada, por ejemplo, en accidentes de tráfico debido al abandono de estos animales.

El gerente de Mutuasport, Javier Vergés, afirma que esta situación genera en las personas "una incidencia de carácter asegurador, pudiendo, en ocasiones, tener que soportar responsabilidades que, en otros casos, no se deberían producir, lo que causa al asegurado molestias innecesarias, como tener que ir a denunciar los hechos a las autoridades, comunicar el siniestro a su compañía, aportar toda la documentación, o la incertidumbre de que su seguro le pueda llegar a cubrir o no el posible accidente".