Veinte años después de su presencia ensolitario en las salas y espacios de Pamplona, el artista navarro Natxo Zenborain retorna con su obra expuesta en el centro cultural Elizar de Lizoáin-Arriasgoiti, Psychoart Surrealismo, y un happening (espacio participativo abierto a las artes) en el parque celta colindante. Invitado por la comisión de Cultura, el viernes inauguró la exposición que brinda, durante quince días, la oportunidad de contemplar su evolución artística, a través de una treintena de obras que cuelgan desde el altar hasta el coro de la antigua iglesia convertida en centro cultural del valle.

Exponer en una iglesia desacralizada en el marco natural de Lizoáin asegura que ha sido para él "entrar en un cuento" y que el lugar le ha evocado otras exposiciones en un escenario similar de Capadocia.

De sus paredes cuelga su trayectoria por Italia, México, Canadá, Teherán... donde ha cosechado premios y crítícas favorables. "Siempre lejos de Pamplona y del choque con los responsables culturales", subraya. Zenborain explica que Psychoart Surrealismo es " psique y arte para la mente", materializado en más de treinta obras fotográficas de la colección que abarca desde sus comienzos en los años 80, con técnica de fotografía distorsionada de su primera polaroid y transita entre pinturas de colores brillantes, tonalidades y luz importada de India y México en los 90. La temática, es amplia según su acostumbre de no ceñirse a temas concretos. Rostros que sugieren gamusinos (animales imaginarios) y requieren ser contemplados con tiempo para adivinar sus rasgos con macrofotografía. Paisajes de aguas revueltas en verdes y azules, o Mariblanca diosa de la Fortuna, envuelta en surrealismo vivos colores preside el altar con técnica de fotografía a punto de seda.

Algunas son reproducciones de sus premios como dos de la Universidad del Caribe en Cancún (2018), que pertenecen al patrimonio de México. Turquía, Nueva York y Teherán cuentan entre las ciudades que guardan su presencia artística. En otras, fue seleccionado para participar en prestigiosas convocatorias de creación plástica, como Florencia (Bienal Internacional de Arte Contemporáneo 2002).

En resumen, la muestra es un largo recorrido de cuatro décadas (1981-2022) de cultura y libertad, de creación fotográfica del mundo interior e imaginario del polifacético autor que huye de los cánones académicos del arte en todas sus manifestaciones artísticas, fotografía, pintura y escultura, en las que combina de manera singular sus conocimientos tradicionales con las nuevas tecnologías.

Finalizada la muestra, Zenborain vuelve a Teherán. De su estudio de la pamplonesa calle Ansolega, al mundo, donde se siente reconocido y cultiva amistades profundas, "Parece que me quieren más en otros lugares que aquí. No ha sido fácil para mí estar 20 años fuera, pero tal como rige el sistema cultural aquí, no tengo espacio", lamenta y dice convencido que "Pamplona sigue siendo un cortijo foral".

Happening, música, poesía, dibujo automático y su particular homenaje al cantante Mano Solo acompañaron el viernes a su muestra en Lizoáin y una charla sobre Arte en Navarra, a cargo de Charo Begué y Natxo Barberena. La muestra se puede comtemplar hasta el 15 de mayo, de 12 a 14 y de 17 a 19 horas, en fin de semana y el resto, a demanda. Solo hay que acercarse al sitio y llamar al teléfono de la puerta. l