la serie El nombre de la rosa, presentada ayer en rueda de prensa, consta de ocho capítulos dirigidos por Giacomo Battiato y serán emitidos desde el lunes en la televisión pública italiana, aunque también llegará a muchos países del mundo, como a Latinoamérica, a través de diferentes canales. Por esa razón fue rodada en inglés e interpretada por un reparto internacional, en el que destacan el estadounidense John Turturro, que da vida al sagaz monje franciscano Guillermo de Baskerville; o el alemán Damian Hardung, que encarna al pupilo Adso de Melk. El presupuesto ronda los 23 millones de euros, una cifra importante para una producción europea.

Igual que en la novela original y su versión cinematográfica de 1986, protagonizada por Sean Connery y Christian Slater, la serie se centra en una aislada abadía de los Alpes en 1327, en la que se suceden unos crímenes que inevitablemente tienen que ver con su gran biblioteca y el ingente patrimonio que conserva en su interior. El protagonista deberá desvelar las razones de los asesinatos, que los frailes pronto vinculan al Apocalipsis, mientras media en la disputa entre los enviados del papa Juan XXII desde Aviñón y la orden franciscana, que promulgaba la herética pobreza apostólica.

Pero la serie va más allá y explora el mundo exterior, el afán de influencia del papa en Aviñón, las guerras entre estados, la trágica situación de la plebe o la cruzada contra los partidarios de fray Dulcino, algo en lo que el propio Eco estaba muy interesado.

Incluso incorpora una historia en femenino sobre la mujer de Dulcino, Margarita de Trento, y la hija de ambos, Anna, que en la obra original, dominada por hombres, solo se menciona.

permiso del autor La introducción de la trama de los Dulcinistas fue aprobada por el propio Eco, fallecido en febrero de 2016, que cedió los derechos de la obra a la RAI para rodar la serie, y eso permitió al director “salir de la abadía”, según explicó en la presentación en Roma. “Nos ha permitido narrar una historia paralela muy fascinante e introducir dos personajes femeninos. Un elemento que Eco sabía que iba a ser desarrollado y que le gustaba. Para que luego no nos digan que en El nombre de la rosa original no había mujeres”, precisó.

La actriz que da vida a la noble Margarita, Greta Scarano, alabó la historia de esa secta que ayudaba a los pobres y que, recordó, “provocó una revolución en el Medievo al hablar de igualdad y del final de las jerarquías”. La obra sigue mostrando un mundo apocalíptico y tenebroso, marcado por la contraposición entre la razón, por el asfixiante poder de la Iglesia y, sobre todo, por el celo en la custodia de la cultura y del conocimiento.

Turturro, actor en la saga Transformers o en The Big Lebowski (1998), afirmó que se siente “muy feliz” por protagonizar esta obra que ha inspirado a generaciones enteras, pero reconoció que la leyó solo después de recibir el guión, en cuya redacción participó. “He descubierto un mundo extraordinario, que cuenta con elementos extremadamente actuales, por suerte o por desgracia”, destacó el intérprete, para después confesar que no había visto la película de Connery para que no influyera en su trabajo interpretativo. Para preparar su personaje, dijo que se concentró en recrear “el proceso mental” de Guillermo de Baskerville, su locuacidad, perspicacia, ironía e inteligencia: “Sabía que el conocimiento es un modo de protección contra el poder”, señaló sobre su papel. Durante el proceso de redacción del texto, junto al director y el guionista Andrea Porporati, Turturro tuvo claro que quería que fuera fidedigno a la obra original: “Sabía que, cuantos más elementos incluyéramos del libro, mejor, como las reflexiones sobre ciencia y filosofía”, recordó.

La serie, rodada en los Estudios de Cinecittá y en localizaciones de la región de Abruzos y de Umbria, regresa casi cuarenta años después de la novela y treinta y tres de la película de Jean-Jacques Annaud para seguir intrigando al público, esta vez desde la pequeña pantalla.