El balonmano navarro también se colgó este domingo una medalla de plata en Budapest. Y lo hizo a través de sus tres representantes en la selección española: los jugadores Eduardo Gurbindo y Sergey Hernández, y el técnico Fermín Iturri.

Cada uno de ellos lo vivió y saboreó de una manera diferente. Gurbindo, jugando sobre la pista; Sergey, positivo en covid, confinado en la habitación del hotel junto a su compañero Ferrán Solé, también contagiado; e Iturri, con su inseparable ordenador como analista del equipo, apuntando y recogiendo estadísticas.

Tras el partido, el que más exultante se mostraba era sin duda el lateral pamplonés del Dinamo Bucuresti. “No estoy triste, sino orgulloso y contento de lo que hemos logrado. De lo que ha hecho el equipo durante todo el campeonato”, declaraba Eduardo Gurbindo. Bien es cierto que se lamentaba de que “por un par de detalles podríamos haber estado al otro lado del podio”, donde “siempre quieres estar”, pero reconocía que “hay que ser conscientes de lo complicado que es llegar a una final y estar hasta el último segundo en el partido”.

“Nos hemos demostrado a nosotros mismos y a todo el mundo que, a pesar de los cambios generacionales, de los que quizás se dudaba un poco al principio, hemos sido capaces de dar la cara”, valoraba el internacional navarro. Gurbindo destacaba además el campeonato “muy serio” completado por los Hispanos, haciendo “nuestro juego”, por lo que ahora toca “disfrutar de la medalla”. “No hay que estar desanimados”, recalcaba.

Gurbindo pudo celebrar la plata con su mujer, Elena, y su hijo, Liam, en Budapest. “Ya les he podido dar un beso y un abrazo”, confesaba poco después de colgarse la medalla con el equipo sobre la pista. A nivel particular, el lateral pamplonés reconoció haberse sentido “muy cómodo” sobre la cancha y “feliz” en un equipo que es, ante todo, “un grupo de amigos”. “Me voy haciendo mayor y no sé cuál va a ser mi último campeonato, así que saboreo cada momento”, resaltó.

Desde una habitación del hotel de la selección, SergeyHernández vivía “con mucho sufrimiento” y en compañía de Ferrán Solé -ambos con covid- la final ante Suecia. “Se pasa muy mal”, eran las primeras palabras del portero del Benfica tras disputarse la final. “Una plata es una plata. Quizás en unos días se valore más, pero es para estar orgullosos”, decía. “No se le puede reprochar nada a nadie. Hay quienes decían que algunos jugadores eran ya viejos y otros que eran jóvenes a los que no se les conoce a nivel mundial, pero todos hemos luchado juntos con garra y humildad, que es lo que nos hace únicos”, aseguraba.

Para el meta navarro era su primer Europeo. Sólo jugó ante Bosnia-Herzegovina, pero se mostraba satisfecho. “Desde el primer día sabía mi rol de tercer portero, pero Jordi (Ribera) ha contado conmigo y ha confiado. Voy a seguir luchando para estar al nivel de los dos porteros que tengo delante, para mí los mejores del mundo, con los pies en el suelo y desde la humildad”, resaltaba Sergey, quien dedicaba a su madre, Goya Ferrer, la medalla de plata.

Finalmente, FermínIturri, analista de vídeos del cuerpo técnico de Ribera, se sentía “orgulloso del trabajo del equipo, “que ha peleado cada segundo”. “Habiendo tenido el oro tan cerca, se queda un poco sabor agridulce. Pero con todo el trabajo que tiene detrás, es para estar contentos”, añadía el entrenador del filial del Helvetia Anaitasuna, quien ha tenido la oportunidad de vivir su primer Europeo. “No se me iba a olvidar nunca una experiencia así, pero encima jugar la final, delante de tanta gente... Es un recuerdo que siempre voy a guardar”.

“Una plata es una plata. Hemos luchado con garra y humildad, que es lo que nos hace únicos”

Portero de la selección española

“Con todo el trabajo que tiene detrás esta plata, es para estar contentos de haberla conseguido”

Técnico de la selección española