madrid - Ainhoa Tirapu, guardameta navarra del Athletic y vicepresidenta del Comité de Fútbol Femenino de AFE revela que “no es oro todo lo que reluce” alrededor del fútbol femenino español en cuanto a los derechos de las protagonistas, reparó en la importancia de la cotización y subrayó que en la negociación ellas no están pidiendo “mucho más que el salario mínimo interprofesional”. “No queremos dinamitar el fútbol femenino, pero tampoco queremos que se enriquezcan a nuestra costa únicamente. Las jugadoras somos las protagonistas y creemos que merecemos mucho más”, es otra de sus reflexiones.

Lleva prácticamente toda una vida jugando en Primera División. ¿Es fácil tener que comunicar, en nombre de las futbolistas de la categoría, que han decidido convocar una huelga?

-Para mí es duro. A mí me hubiera gustado en un par de negociaciones o tres haber llegado a un acuerdo porque creo que lo que estamos pidiendo son unos derechos mínimos como trabajadoras. Es duro llegar a esta situación. Está claro que hay mil situaciones diversas, pero lo que nos unía en este camino era considerar las condiciones mínimas que toda jugadora de Primera División debe tener y por eso hemos luchado. Hemos marcado algunas líneas rojas y hemos rebajado algunas de esas líneas rojas. Aún así, no se ha llegado a un acuerdo. Por eso entendemos que nuestro siguiente paso es este.

¿Cómo se llega a esta situación?

-Esto comenzó antes incluso de las negociaciones. Estuvimos desde junio de 2018 pidiendo reuniones y no se daban. Se alargó a final de temporada, luego quedó para la siguiente temporada. Empezó todo como dando largas y eso, sumado a 18 reuniones en las que no se ha llegado a un acuerdo, cansa un poco; sobre todo, viendo que antes se regalaban los derechos de imagen y ahora se venden, que cada vez hay más patrocinadores, que cada vez son más los equipos que tienen más ingresos por el fútbol femenino y que nosotras seguimos en la misma situación. Es verdad que hay gente que ha mejorado mucho sus condiciones, pero hay otra gente que no. Hay gente que salarialmente no está tan mal, pero en cuanto a derechos sí porque no es oro todo lo que reluce: el hecho de no cobrar el cien por cien de la baja cuando te lesionas, el hecho de no tener protección en torno al embarazó. Así mil historias. Y la cotización, que parece que no es importante, pero que implica muchas cosas. La vida laboral de una persona es importante porque cuando te haces mayor lo echas de menos. Al igual que cuando echas un año entero jugando al fútbol y crees que vas a tener paro, pero cuando dejas de jugar en junio te dicen: “no tienes derecho a paro, no has cotizado lo suficiente”. Esas situaciones se dan.

¿Por qué se plantan ahora?

-Tenemos que protegernos, sobre todo, ahora que parece que la ola es muy grande. Si no establecemos una base a partir de la que seguir creciendo, la ola se va a parar y seguramente vaya hacia abajo. Para subir al tercer piso necesitas poner el escalón del primero y para mí este convenio es el escalón del primero. Es un convenio de mínimos. A partir de ahí, seguiremos creciendo. No entiendo que digan que es inviable. No estamos pidiendo mucho más que el salario mínimo interprofesional. No estamos pidiendo nada que no tenga un trabajador por cuenta ajena a día de hoy en el país. No es una petición desorbitada. La que menos cobre, con un 75% de jornada y un salario mínimo de 16.000 euros, cobraría 12.000. El salario mínimo interprofesional a jornada completa son 12.600 euros. No hay tanta diferencia. Somos conscientes de que hay clubes que no pueden llegar a donde pueden llegar otros por la estructura que tienen detrás. Tampoco queremos dinamitar el fútbol femenino, pero tampoco queremos que se enriquezcan a nuestra costa únicamente. Las jugadoras somos las protagonistas y creemos que merecemos mucho más.

¿Hay muchas diferencias entre las jugadoras de la categoría?

-Hay bastantes diferencias, pero no nos fijamos tanto en las que están arriba. Yo no voy a pedir en un convenio colectivo lo que tiene el mejor equipo de la liga. Voy a pedir lo que creo que es lo mínimo para todas y eso es lo que estamos pidiendo a nivel colectivo las jugadoras. Somos un equipo, todas somos jugadoras y todas juntas estamos peleando por nuestros derechos.

¿Ha habido consenso en torno a la huelga?

-Hemos debatido algunos aspectos, ha habido dudas y demás. Pero la realidad es que todas creemos que merecemos un convenio y entendemos que si hasta ahora no se ha conseguido por la vía moderada, tenemos que plantarnos. Ha habido rumorología sobre amenazas de huelga, que parecía que debilitaban nuestro mensaje, pero lo triste es que hayamos tenido que llegar al punto de tener que anunciar una huelga. Confío en que se pueda llegar a un acuerdo antes o después. Si la negociación está parada, el recurso que nos queda es la protesta y en ese sentido la huelga es nuestro derecho constitucional.

¿Cuál es el mensaje que les trasladan los clubes durante la negociación?

-Ellos dicen que es inviable lo que pedimos, porque el 75% de la jornada implicaría también la actualización del salario de las jugadoras que están por encima del convenio. Ni yo ni mis compañeras miramos el dinero cuando pedimos un 75% de jornada. Miramos las horas de cotización y lo que eso va a implicar cuando me retire o cuando tenga una incapacidad. Hay gente que se ha retirado por una incapacidad y cuando tú no estás cotizando o cuando estás cotizando muy poquito esa incapacidad se ve muy mermada. No es justo que sufras una lesión grave, que no te permita seguir desarrollando tu trabajo, y encima te quedes con una mano delante y otra mano detrás. Hay muchas cosas asociadas a la cotización que no vemos. Hay clubes en los que hasta hace poco las revisiones médicas para jugar en Primera División consistían en 20 sentadillas, mirar unas letras y poco más. Puede haber disgustos en un campo de fútbol, porque esto es alta competición. Son cosas que no creemos que sean un esfuerzo de la leche sino los mínimos que creemos necesarios para jugar en Primera División, porque nuestra competición es la Primera División. Y a veces se nos olvida porque le ponemos la coletilla de femenina.

¿Recuerda por qué empezó a jugar al fútbol ahora que puede considerarse a sí misma profesional?

-Yo empecé a jugar al fútbol porque me gustaba. Jamás pensé que llegaría a ser profesional. A día de hoy lo soy, yo puedo vivir día a día de mi trabajo y tengo una jornada completa. Pero aquí estamos por otra cosa distinta: por lo que creemos que tiene que ser lo mínimo para todas. Que yo esté en buenas condiciones no implica que no crea que la jugadora de otro equipo necesite mejorar sus condiciones. Y lo bueno que tiene esta asamblea es que nos hemos unido todas para luchar por lo que creemos que es lo mínimo necesario para todas. Habrá gente por debajo de ese mínimo y gente por encima de ese mínimo. Todas juntas hemos peleado por ello. Yo soy futbolista porque me gusta y disfruto de ello. Si no hubiese mejorado tanto el fútbol femenino me hubiese tenido que retirar ya por temas laborales o por otros asuntos. Me gustaría que lo que yo he podido vivir en estos pocos últimos años, más lo que está por venir, sea como poco lo que disfruten las demás desde el inicio.