- Llegó de Italia en octubre, debutó en la quinta jornada y cubrió con bastante celeridad el proceso de adaptación, que incluyó un mes de suplencia, el primero de la etapa de Marcelino. En la segunda mitad del calendario fue una de las pocas piezas fiables de un Athletic desconcertante y se destapó en la faceta goleadora. Explotó, como él dice. Ahora, plenamente integrado y conocedor del terreno que pisa, está convencido de que será capaz de continuar por la misma senda.

En los ensayos de pretemporada ha parecido que se encuentra muy cómodo y con chispa.

—Sí, tienes razón. Me encuentro muy bien, me siento con mucha confianza. Es algo que también tengo que agradecer al entrenador y a los compañeros, entre todos lo hacen todo más fácil y luego el resultado se ve en el campo.

Este comienzo y el del año pasado no tienen ni punto de comparación para usted.

—Muy poco que ver, sí. Al principio necesitaba un período de adaptación, que creo que pasó bastante rápido. Enseguida empecé a dar un buen nivel de mí mismo. Diría que a partir de enero se empezó a ver al Berenguer que todos querían.

Hombre, sencillo no era, vino con la competición iniciada, el equipo no andaba muy fino aunque, eso sí, el entrenador, Gaizka Garitano, siempre contó con usted.

—Hay que ser realista, los dos primeros meses fueron para hacerme a los compañeros, a la forma de jugar del equipo y pienso que fue un proceso bastante rápido. Desde ahí hasta hoy he podido demostrar en los partidos que estoy a gusto, con confianza.

Dice que en enero se sentía integrado y en forma, pero entonces se produjo el relevo en el banquillo y Marcelino le sacó de la alineación.

—El fútbol tiene estas cosas. Me dediqué a trabajar en silencio. Marcelino me hablaba mucho, me decía que mi oportunidad iba a llegar. Y llegó, le pude devolver la confianza con goles y trabajo. Aquello me hizo espabilar.

Otra novedad que tuvo que asimilar fue el cambio de banda. Ha declarado que le gusta más jugar en la izquierda.

—Toda la vida he jugado en la izquierda, pero soy diestro. Es cuestión de adaptarse, pero en esto también diría que fue un proceso rápido que se vio reflejado en el rendimiento. Al principio no tenía los mecanismos para jugar por la derecha, pero ahora los tengo bien aprendidos y me encuentro muy cómodo.

En el período sobre el que hablamos, tenía que superar el escepticismo que provocó su fichaje.

—Nunca he sentido esa presión de ser el fichaje. Aguanto bien esas situaciones, soy una persona tranquila. Al final, hice un año bastante bueno, hice goles y di asistencias. Es la línea que tengo que seguir y mejorar, a poder ser.

Lo que no se le dio nada bien fueron las finales. En la Supercopa participó poco y en las de Copa, además del resultado, fue suplido en ambas, la segunda pronto.

—Las finales de Copa no fueron los mejores partidos. Son cosas que pueden pasar. Peleamos, pero... Llegamos a esos partidos, que algo quiere decir sobre la forma que tenemos de trabajar. Después de esos duros golpes nos rehicimos bastante bien, el equipo continuó compitiendo.

Lo de que se rehicieron, se puede cuestionar.

—Quiero decir que no bajamos los brazos, se entrenaba muy bien a diario y dentro de lo que cabe competimos en la mayoría de los últimos partidos de la temporada.

¿No le llegó que entre la afición prevalecía la sensación de decepción porque no dieron la talla?

—Cada persona tiene su opinión. Lo que yo digo es lo que sentimos desde dentro. Lo que pasó en las finales no nos tumbó y veía que se peleaba hasta cuando ya no hubo posibilidades de llegar a Europa. Esto, lo de pelear, es algo que nunca puede faltar aquí.

Ha mencionado sus goles, hizo nueve, casi tantos como los que marcó en tres temporadas en el Torino. ¿Cómo explica semejante salto?

—Eso quiere decir que por una parte el juego que se practica en la liga me viene mejor y también que hice las cosas bien. Sobre todo para responder físicamente y se vieron los resultados. Llegado a este punto, solo puedo mejorar.

Ya, pero son muchos goles para alguien que no había sobresalido por la puntería.

—Ha sido mi explosión con el gol. El instinto para el gol siempre lo he tenido, pero nunca he jugado tan adelantado. Además, el juego de pocos toques para llegar al área me va bien.

En Italia también jugó muchos partidos en posiciones ofensivas.

—Arriba, de carrilero, de media punta, incluso de volante. En la liga de aquí hay muchos más espacios. En Italia el fútbol es más táctico, más cerrado, el uno contra uno se da muy poco, no se llega tan fácil al gol.

Vale, pero con su historial, ¿diría que el Athletic le fichó para que marcase tantos goles?

—Creo que me ficharon para hacer goles. Me propongo mantener el nivel del año pasado en ese aspecto e intentar superarlo.

¿Todo lo que cuenta del fútbol en Italia influyó en su deseo de venir a Bilbao?

—Quería venir al Athletic, yo en Italia estaba bien, era un jugador importante, jugaba siempre, pero quería venir a este club por varias razones. Está también lo del ambiente de San Mamés, que por ahora no he podido vivir salvo como visitante. Tenía muchas ganas de venir aquí.

Y estaba asimismo el tipo de juego que practica el Athletic

—Sí, ya digo que es más abierto, más técnico, más rápido, mucho más que en Italia, donde es complicado crear ocasiones y pocas son claras porque los rivales tienden al repliegue. Allí es más difícil.

Volvamos al presente. La preparación y los amistosos.

—En mi opinión, en los primeros partidos no, porque las piernas estaban muy cargadas por los entrenamientos, pero luego hemos alcanzado un nivel alto de juego.

Hacía falta esta pretemporada, lo reconoció Marcelino.

—Es que en enero, cuando él llegó, no había margen para entrenar por la cantidad de partidos. Lo que aprendimos en aquella etapa había que meterlo a fondo y ser un equipo más compacto.

El mister transmite satisfacción en vísperas del inicio liguero.

—Le veo bien. Creo que todos hemos agradecido las vacaciones, él también. Es normal que esté contento porque el equipo está respondiendo, lo hemos demostrado en los amistosos.

El objetivo no hace falta ni decirlo.

—Está claro que es Europa, pero ahora no vamos a ponernos a pensar en lo que vaya a pasar a finales de mayo. Lo que conviene es ir partido a partido y ya se verán las cuentas más tarde.

"Ha sido mi explosión con el gol, el instinto lo tenía pero nunca había jugado tan adelantado y este fútbol me va mejor"

"Me dediqué a trabajar en silencio, Marcelino me hablaba, decía que mi oportunidad iba a llegar y aquello me hizo espabilar"

"Lo que pasó en las finales no nos tumbó, veía que se peleaba hasta cuando ya no hubo posibilidades de llegar a Europa"