Con la cesión al Aston Villa hasta final del presente curso, el brasileño Philippe Coutinho (29 años), el fichaje más caro de la historia del Barcelona, cerró este viernes por segunda vez su etapa como jugador azulgrana, donde llegó con la etiqueta de estrella y acabó convirtiéndose en un nefasto negocio para la entidad.

120 millones de euros y 40 más en variables. Esa fue la cifra que pagó el Barcelona en enero de 2018 al Liverpool para hacerse con los servicios del centrocampista brasileño.

Fue un seis de enero de 2018. Este viernes, cuatro años después, se confirmó su cesión por lo que queda de temporada al Aston Villa, que asumirá parte de la alta ficha del jugador brasileño. Será, así, la segunda vez que Coutinho se va cedido siendo propiedad del Barcelona, club con el que todavía tiene contrato hasta junio de 2023.

Pese al precio hinchado por la inflación que provocaron los 222 millones de euros que percibió el club azulgrana por el adiós de Neymar al París Saint-Germain, la operación de Coutinho parecía tener sentido a nivel deportivo.

Aterrizó en Barcelona un jugador de nivel contrastado, clave en los esquemas del Liverpool de Jürgen Klopp y titular indiscutible en la selección brasileña.

Pero ya desde los primeros partidos le costó adaptarse. En el club lo veían como el recambio natural de Andrés Iniesta, un interior desequilibrante, posición que fue compaginando con la de tercera punta junto al argentino Leo Messi y el uruguayo Luis Suárez. Nunca encontró su lugar el césped. Y eso que en la segunda mitad de temporada 2017-18 anotó 9 goles y repartió 8 asistencias en los 22 partidos que disputó entre la Liga y la Copa del Rey.

El segundo curso de azulgrana debía ser el de la confirmación de Coutinho, pero no lo fue, a pesar de ser un fijo para el entrenador Ernesto Valverde, con el que participó en 54 partidos, anotando 11 goles y dando 5 asistencias. Unas cifras por debajo de las expectativas del aficionado azulgrana, que se impacientó con el rendimiento del brasileño.

Prueba de ello es que el centrocampista explotó un día contra los que le silbaban en el Camp Nou, en un partido contra el Manchester United, al no celebrar un gol y taparse los oídos con los dedos en señal de protesta, lo que enojó aún más a sus críticos.

Días después, justificó que el gesto lo había dirigido a la prensa. No obstante, a partir de ese abril de 2019 estaba cantado que Coutinho no seguiría en el Barça. Y así fue como en verano de ese mismo año el conjunto azulgrana cerró su cesión al Bayern de Múnich, equipo que pagó por un año en préstamo 8,5 millones de euros a la entidad azulgrana, además de hacerse cargo de la ficha del jugador.

En el equipo germano disputó 39 partidos, repartió 14 asistencias y anotó 11 dianas, dos de las cuales para cerrar la goleada histórica que encajó el Barcelona en los cuartos de final de la Liga de Campeones (2-8).

Pese a una temporada notable en Alemania, el Bayern no ejecutó la opción de compra de 120 millones de euros y Coutinho regresó al Camp Nou siendo, eso sí, campeón de Europa.

En la temporada 2020-21, el entonces entrenador Ronald Koeman lo recibió con los brazos abiertos tras el adiós de puntales como Luis Suárez e Ivan Rakitic. Bajo las órdenes del neerlandés, jugó 14 partidos, anotó 3 tantos y dio 2 asistencias antes lesionarse el menisco externo de la rodilla izquierda el 30 de diciembre de 2020.

Las complicaciones en una rodilla impidieron al Barcelona encontrarle una salida el pasado verano. Coutinho pasó tres veces por el quirófano y no reapareció hasta el pasado 14 de septiembre en el partido de la fase de grupos de la Liga de Campeones ante el Bayern de Múnich.

En enero, ambas partes necesitaban llegar a un acuerdo. El club azulgrana buscaba ampliar el límite salarial liberando la ficha más alta de la primera plantilla, mientras que el jugador, con muy poco protagonismo bajo las órdenes de Xavi Hernández, necesitaba ganar minutos para poder jugar el próximo Mundial de Catar.

Al fin, se alinearon los astros para que Coutinho abandone un club en el que nunca acabó de despuntar como sí lo hicieron otros jugadores brasileños como Romario, Ronaldo, Rivaldo, Ronaldinho y Neymar. Steven Gerard, técnico ahora del Aston Villa y con el que coincidió en el Liverpool, quiere recuperar la estrella que nunca brilló en el Camp Nou.