- Iñigo Zabalo (Altsasu, 1996) siempre ha lidiado con varios problemas de tobillo, que le han mermado en su carrera por el baloncesto navarro. Con pasado en equipos como San Cernin, Ardoi y Basket Navarra, el alsasuarra puso rumbo hace años a la liga irlandesa de baloncesto. Un escenario poco usual, pero al cual ya se ha acostumbrado, tras llegar este pasado verano al Ballincollig, de la ciudad de Cork, que milita en Segunda. Justo antes de la cancelación de la Liga, su equipo pudo disfrutar de su tercera Copa del Presidente consecutiva, además de ir liderando una competición que ya no se reanudará por la pandemia del coronavirus.

¿Cómo estás viviendo el confinamiento?

-Estoy haciéndome a la idea, porque todo ha sido muy rápido. Trato de pasar el tiempo leyendo, que hacía bastante que no me ponía en serio, y de hacer deporte para tener la cabeza despejada.

Les suspendieron la Liga hace un mes. ¿Cómo vivió esas últimas horas en Irlanda?

-Nos quedaba el último partido de la fase regular de la Liga. En esa semana se hablaba ya de hacer los partidos sin público. Dos días después, nos dijeron que cancelaban toda actividad deportiva en Irlanda. Nos quedaba un partido más una Copa que se juega a terminar la Liga, es decir, un mes y medio. A un americano y a mí nos decidieron mandar a casa, porque la cosa se ponía más seria y cabía la posibilidad de que no nos dejasen volar de vuelta a casa.

¿Qué les han transmitido desde el Ballincollig?

-Desde el club y desde que se canceló el partido de Liga, nos quedaba una semana para despedirnos de todo el mundo. Poco a poco la situación se iba volviendo más difícil, y estaba la amenaza de si no podíamos volar. De un día para otro, nos cogieron el primer vuelo que podíamos. A mí y a mi compañero americano, que él posiblemente iba a tener más problemas. El club se ha portado muy bien con nosotros.

¿Han llevado a cabo medidas económicas?

-No han hecho nada, porque al haber cancelado todo ya hemos acabado nuestro contrato. Pero nos mandan mensajes preocupándose por cómo estamos, por nuestros familiares y cómo llevamos la situación.

¿En qué momento se encontraban de la temporada?

-Teníamos la Liga matemáticamente ganada, y teníamos la Copa que se juega tras el final de Liga. Estaba cómodo, físicamente bastante bien, de los mejores momentos de la temporada.

Les dio tiempo a ganar un título en enero, de nombre curioso: la Hula Hoops President’s Cup.

-Es la Copa del Presidente, con un patrocinio de patatas. Se suele jugar durante la primera fase de la temporada regular. Era la tercera vez seguida que ganábamos este trofeo, de ahí que lo celebrásemos mucho. Además, durante fases del partido fuimos perdiendo de bastante, por lo que también lo hizo bastante especial.

¿Cómo es la vida en Irlanda?

-Vivo en Ballincollig, que es de la provincia de Pork y está a diez minutos en coche. La vida es muy parecida a la de Navarra, porque a la gente le gusta ir al bar. No es tan común en otros. Se nota que son del norte. Hay una relación bastante curiosa, somos bastante parecidos.

¿Cómo surgió irse allí?

-No es lo normal, la verdad. Coincidí los primeros años en Basket Navarra con Alex Calvo, con el que siempre tuve buena relación, ya que me ayudó bastante a meterme en el grupo. Estuvo varios años en Irlanda, y un verano que él iba a venir, al final fichó por un club irlandés. Me dijo si estaba interesado, y me parecía bien por el tema de vivir en el extranjero. Confíe en lo que me decía y tiré para delante.

¿Cómo llevan el confinamiento? ¿Ha hablado al respecto con sus compañeros?

-Sobre eso, me pasó que en el penúltimo partido de Liga me hice una fisura en el dedo, una rotura parcial. Se me había acabado ya la temporada, por desgracia. Nada más llegar a Navarra de vuelta, he seguido en contacto con los médicos. También con mis compañeros, por videollamada. Con el americano sí que he tenido más contacto.

¿Entrena estos días en casa?

-Hago ejercicios de rehabilitación con gomas, pero tampoco mucho. Tengo la mano escayolada, empiezo a sudar rápido, por lo que intento hacer todo lo posible para cansarme y mantenerme en forma.

¿Ya no padece esos problemas de tobillo que tuvo en el pasado?

-Desde que empecé en Basket Navarra y con 16 años tuve esguinces muy fuertes. Me he seguido tratando, y he hecho de 10 a 20 minutos diarios de ejercicios solo dedicados al tobillo.

¿Se siente mejor jugando en Irlanda que en Navarra?

-En una parte sí, porque en Irlanda tengo más confianza, me siento importante en el equipo. Entreno menos que en Navarra, donde se entrena todos los días a alta intensidad, lo cual creo que no es del todo sano. Con lo que he pasado en los tobillos, Irlanda me ha venido mejor en este aspecto.

¿Con qué se queda de lo que vivió en Basket Navarra?

-Aprendí lo que es la ética de trabajo, y también las relaciones que hice fueron muy buenas. Estuve con gente que nunca pensaba que iba a tener contacto, como Iván García o con extranjeros, de los que aprendes mucho. Tanto dentro de la cancha como fuera de ella, me sirvió para aprender.

¿Su familia le ha echado de menos en este periodo?

-Yo soy de Altsasu, y ya a los 16 años me fui a Pamplona a hacer el Bachillerato, por lo que ya estaban bastante acostumbrados a que me fuese de casa. Además, mi hermana está viviendo en Amsterdam, o sea que no es algo raro.

Con todo esto, le dio también tiempo a hacer oposiciones a bombero.

-Las hice hace dos años. Más bien, hablé con diferentes opositores y bomberos, y lo que hice fue ponerme en contacto con toda la materia. Me presenté para saber de lo que iba. Me gustaría en algún futuro opositar, y pensando en sacarlas seriamente. Pensándolo un poco se me quitan las ganas, viendo que son una pruebas bastante difíciles y también exigentes.

“Pese a que se han acabado nuestros contratos porque no hay Liga, el club se ha preocupado por nosotros y por nuestra salud”