sí es, ni más ni menos. Lo mismo que el alpinismo, la escalada, el automovilismo, incluso el ciclismo. Creo que no hay nadie que los practique y no lo sepa o sea consciente de este riesgo. Afortunadamente, las mejoras en los sistemas pasivos de seguridad en el motociclismo, escapatorias eternas de grava, airbag, electrónica por doquier, etc., hace que cada vez sea más espaciado este insoportable goteo.

Ahora mismo, el mayor riesgo en un circuito mundialista es lo que le pasó el sábado, luchando por la pole, al jovencísimo piloto suizo Jason Dupasquier: los atropellos. Cuántas veces vemos pilotos caer en las mismas narices de perseguidores que de forma increíble son capaces de sortearlos. Pero no siempre el azar está de nuestro lado, y una caída como muchísimas otras que hay en cada fin de semana acabó con un doble atropello y un dramático final. Esta vez no hubo esa suerte, igual que pasó con Simoncelli. Y poco se puede hacer ante esto.

Los pilotos de GP tuvieron que estrujar el gas a más de 350 km/h camino de las arrabiatas pocos minutos después de conocer el fatal desenlace. ¿Cómo puede llegar a afectarles? Pues cerrando la muñeca, desde luego, no. Evitando riesgos, tampoco. Solo tuvimos que ver como Marc cayó intentando de nuevo domar la Honda. Eso sí, habría que saber qué se le pasó por la cabeza los segundos que estuvo arrastrando por el asfalto, en medio de la pista, mientras miraba hacia atrás rezando porque nadie se lo llevara por delante. Fabio también dijo que cada vuelta que pasaba por la curva 9, donde Jason había tenido su accidente, se acordaba de ello. Eso con las pulsaciones a 1.000 y el motor a 17.000 camino de su victoria. Porque ayer los resultados deportivos, como que eran lo de menos, pero se celebró la carrera (siempre se hace en estos casos, aunque a alguno le sorprenda) y el buen francés dio otro pasito hacia su afianzamiento en el liderato y su confianza de que este año sí puede ser su año. Sobre todo, ante la debacle de Ducati en su casa, con las caídas de Pecco y los pinchazos de Miller y, algo menos, de Zarco. Y de Honda, pues casi ni hablamos. El que sí habló ciertamente afectado fue Rossi, que rascó algún punto pero dijo que después de tragedias como éstas uno piensa si merece esto la pena. Querido Vale, creo que para ti ya no. Lo mejor que podías hacer.