El regreso triunfal del velocista estadounidense Christian Coleman tras su infracción de dopaje, el récord mundial "fantasma" de su compatriota Ryan Crouser en peso y la plusmarca de Oceanía en la milla, a cargo de Ollie Hoare marcaron la edición número 114 de los Millrose Games en la pista de Manhattan.Una sola centésima separó al ganador de los 60 metros, Coleman (6.49), del segundo clasificado, Trayvon Bromell, que a su vez fue cuatro más rápido que el tercero, Ronnie Baker, en un podio estadounidense. Noah Lyles, campeón mundial de 200, fue cuarto con 6.62.

Coleman, plusmarquista mundial y campeón del mundo de esta prueba, regresaba a las pistas después de cumplir 18 meses de suspensión por incumplir tres veces en el plazo de doce meses su obligación de estar localizable para controles de dopaje. La sanción le impidió participar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

En la legendaria Wanamaker Mile, Hoare, que cumplía 25 años, batió en el esprint, con una marca de 3:50.83 -récord de Oceanía- al británico Josh Kerr (3:52.27), actual medallista olímpico de bronce en 1.500 y al estadounidense Colby Alexander (3:52.84).

La Milla masculina tuvo una notable presencia española. Mario García Romo terminó sexto con 3:57.98, la cuarta mejor marca española de la historia, y Mariano García séptimo con 3:59.61 (séptima española de todos los tiempos), mientras que Saúl Ordóñez fue cuarto en los 800 con 1:47.56.

En la milla femenina la estadounidense Elle Purrier St Pierre repitió, con un tiempo de 4:19.30, su victoria de 2020, después de haber ido dejando atrás a sus rivales con un ritmo sostenido en los cuatro últimos giros a la pista. Su compatriota Josette Norris fue segunda con 4:20.82 y la alemana Konstanze Klosterhalfen tercera con 4:22.59.

La estadounidense Athing Mu, campeona olímpica de 800, se retiró a falta de una vuelta después de haber ido con las primeras hasta ese punto.

El concurso de peso arrojó un récord mundial "fantasma". En la segunda ronda del concurso, el lanzamiento del plusmarquista mundial, el estadounidense Ryan Crouser, fue medido en 23,38 metros, marca que hubiera superado ampliamente su récord mundial en pista cubierta (22,82), sino también el absoluto (23,37), pero cuando la reunión ya había terminado recibió la noticia de que se había producido un error en la medición por láser y que la verdadera marca conseguida por Crouser fue de 22,45 metros.

En pértiga la estadounidense Sandi Morris venció con la mejor marca mundial del año (4,75), por delante de sus compatriotas Emily Grove (4,45) y Katie Nageotte -campeona olímpica- (4,35).