Imparable. Así se mostró Jokin Altuna en su octava aparición en una final en los cinco últimos años, en los que ha volado para hacer historia al convertirse por incuestionables méritos propios en el pelotari con más finales disputadas a los 25 años de edad. La txapela de ayer, la segunda en el Manomanista, no hace sino reflejar el poderío de un delantero de época que tiene entre ceja y ceja seguir progresando en la materia a fin de alcanzar cotas aún mayores. Tiempo, y no poco precisamente, tiene por delante para conseguirlo el amezketarra, que no dio opción alguna en el frontón Bizkaia a un desbordado Beñat Rezusta.

El zaguero de Bergara, superado desde el primer pelotazo, nada pudo hacer por contener el huracán que desató un inspirado Altuna III, quien labró su incontestable victoria en un parcial inicial de 7-0 con el que abrió una brecha que resultó "clave" a su entender, toda vez que "cuando te pones con una diferencia así en el marcador en una final crea dudas al que va por detrás". "Fue gracias al saque y eso me dio mucho", admitió asimismo el inabordable delantero guipuzcoano, quien arrancó la rueda de prensa posterior a su brillante triunfo dedicando la txapela a su aitona recientemente fallecido. Lo hizo antes de someterse a las preguntas de los periodistas.

Con tono suave y emocionado, Altuna III tomó la palabra: "Quiero dedicar esta txapela a mi abuelo, porque desde pequeño he pasado mucho tiempo con él en los frontones, era un fiel seguidor mío que siempre creyó en mí, me dio mucha confianza y me da mucha pena que no haya podido disfrutar de esta final, pero se la dedico a él, a la familia y a mi madre, porque toca levantar el ánimo y mirar hacia delante". Minutos antes, en la cancha, había desarbolado a su rival al abrigo de una colección de tantos en honor a su aitite.

"Estoy muy contento porque me ha salido todo perfecto. Cuando he entrado a calentar he tenido muy buenas sensaciones después de no dormir del todo bien la noche anterior y todo me ha salido muy bien, por lo que estoy muy contento con cada tanto que he hecho", reflexionó en voz alta Altuna III, quien aseguró respecto al cartel de favorito que le tocó asumir de cara a la final que "no sentía presión, aunque en una final siempre la tienes al tener mucho que ganar, pero también que perder y eso a un partido es cierto que te crea cierta tensión". "Me he centrado en hacer bien mi trabajo y me ha salido todo muy bien", apostilló acto seguido el amezketarra, quien expuso en relación al transcurso del choque que "en la segunda parte él ha bajado quizás un poco, pero ha habido tantos duros, otros rápidos y ahí me he ido en el marcador".

Inabordable en labores defensivas y fresco de mente y piernas, fue en el arte del remate, no en vano, dónde Altuna III encontró la autopista deseada hacia una victoria en la que no quiso pensar hasta el último tanto. "Con el 21-5 tenía ya muchas esperanzas de ganar, pero en el Manomanista cualquier pelotari te puede hacer una tacada muy grande, aunque he ido con decisión a restar siempre y me ha ido bien", reivindicó un delantero que admitió estar viviendo "cosas muy bonitas" como profesional: "Cuando empecé no imaginaba estar aquí con la segunda txapela manomanista y una octava final, pero más que quedarme con los resultados quiero quedarme con el trabajo que hago en el día a día, porque sin él no llegaría a estas alturas de competición y es lo que me da alegría, porque tengo ganas de seguir mejorando y de ser un mejor pelotari. Esto me da esa motivación para seguir intentándolo".

En cuanto a la incidencia que tuvo en el partido de ayer la derrota sufrida ante Jaka en la final del Manomanista del año pasado, Altuna III afirmó que "siempre ves partidos anteriores tuyos, también de otros pelotaris y este ha sido el Manomanista en el que quizás más agresivo he jugado, pero sin volverme loco tampoco. Me he encontrado muy bien, he trabajado mucho física y mentalmente y estoy muy orgulloso".

"Ha sido el Manomanista en el que quizás más agresivo he jugado, pero sin volverme loco"

Campeón del Manomanista