Vas al supermercado a coger cuatro cosas y cuando ya estás listo para pagar te das cuenta de las enormes colas que hay en los cajeros. En ese momento ves que las cajas destinadas al autopago están libres y decides pasar por ellas. 

Nadie te atiende y eres tú mismo quien gestiona tu propia compra. No es complicado: pasas los productos por el código de barras y después pagas. Si tienes alguna tarjeta de fidelidad del comercio la pasas también por el láser y listo. 

En un momento estás en la calle, satisfecho por haberle ganado unos minutos al tiempo destinado a la compra. Sin embargo, hay que tener cuidado, ya que este tipo de prácticas, aunque no sea lo habitual, puede causarte algún disgusto.

La abogada estadounidense Lindsey Granados, popular en TikTok, advierte de los peligros que encierra esta vía, a simple vista una solución rápida y cómoda. 

La letrada asegura, en declaraciones recogidas por el diario Mirror, que tiene varios casos de clientes que han sido acusados de hurto en supermercado, pero de una manera injusta, ya que fue a causa de un mal funcionamiento de la caja de autocobro. "Esas máquinas son defectuosas en muchos sentidos y no son sensibles a las particularidades y, lamentablemente, no escanean elementos de vez en cuando", dijo Granados.

Una mujer pesa una lechuga en un supermercado. Freepik

Lo cierto es que los súper, que tratan de combatir los hurtos con el uso de tecnología avanzada, tienen motivos para dudar. Se estima que un tercio de los compradores no paga por todos los artículos cuando usa las cajas de autocobro; en unos casos, por fallos de la máquina y, en otros, por la dudosa ejemplaridad de los usuarios. 

Por ello, los responsables de los súper se esfuerzan en aumentar el control y en algunos casos utilizan ya sistemas que son capaces de detectar cuándo un artículo adquirido a peso es diferente al escaneado. Esto evita que los ladrones usen estas cajas de autopago para robar artículos más caros (por ejemplo, aguacates bajo la etiqueta de patatas).

También es cierto que dichas cajas no suelen estar desasistidas, ya que siempre hay algún empleado cerca para resolver cualquier tipo de duda o problema que le pueda surgir al usuario. 

De esta forma, con una sola persona supervisando todas las cajas de autopago, los súper tratan de ver reducidos los robos y las pérdidas que estos les causan. Sin embargo, parece que, por muy habituales que sean los hurtos, las empresas ya cuentan con ellos y siempre les van a salir más baratas este tipo de cajas que contratar a más empleados como cajeros.