Pamplona - Navarra cuenta desde ya con un nuevo modelo digital del terreno, de elevadísima precisión y en tres dimensiones de su propio territorio. Un proyecto novedoso, que ha supuesto un importante desarrollo tecnológico y que ha sido liderado por Tracasa, por encargo del Departamento de Obras Públicas del Gobierno de Navarra, que ha contado además con la colaboración de Nasertic y del grupo de inteligencia artificial de la Universidad Pública de Navarra.

“Es un buen ejemplo de colaboración entre instituciones públicas”, explica Arturo Barberena, responsable comercial de Tracasa, una empresa con 37 años de historia, nacida para elaborar el catastro de la comunidad y que hoy cuenta con cientos de ingenieros especializados y con su propio equipo de innovación en últimas tecnologías. Ubicada en Sarriguren, ofrece servicios cartográficos, de gestión del territorio, de información territorial y de apoyo a la administración.

El nuevo modelo del terreno, completado recientemente, es uno de ellos y sitúa a la empresa pública navarra a la vanguardia del continente. Nadie se había atrevido hasta el momento a procesar un volumen tan elevado de datos para un propósito similar: dibujar la morfología del terreno con tal nivel de precisión, de tal modo que, por ejemplo, sea posible predecir “el riesgo de padecer una inundación, cuál es el mejor trazado para una carretera, en qué punto exacto hay que colocar un repetidor telefónico o qué arboles hay que podar para que no toquen los cables eléctricos y puedan ocasionar un incendio”, explica Barberena.

trabajo previo El proyecto tiene en cualquier caso su historia. Y se enmarca en el Plan Nacional de Ortofotografía Aérea del Instituto Geográfico Nacional, que busca dibujar con la mayor precisión todo el territorio nacional. Tracasa ya contaba además con experiencias previas. Entre 2011 y 2012 desarrolló un modelo previo, con mucho menos volumen de información que fue procesada además manualmente.

En 2017, para desarrollar el actual modelo, se completó a lo largo de dos meses (entre septiembre y noviembre) un vuelo en el que se obtuvo la información necesaria. Durante este tiempo se capturaron 570.000 millones de puntos con sus coordenadas X, Y y Z, mediante un sensor aerotransportado con tecnología Lidar. Volando a gran velocidad y entre 4.000 y 6.300 metros de altura, el sensor proyecta un láser que calcula distancias “midiendo el tiempo que tarda en regresar al punto de partida”, explica Víctor José García, del área de cartografía de Tracasa.

Una vez generada toda esta información, era el momento de traducirla y hacerla útil. “De estimar qué representa cada punto o lo que es lo mismo, clasificarlo”, explica Carlos Aranda, responsable de innovación de Tracasa. Así, se procede a clasificar cada uno de esos puntos según el objeto sobre el que se encuentra (un edificio, un árbol, un río, una carretera...). “Pero hay que tener en cuenta que el volumen de datos es masivo. Si en 2011-2012 había un punto por cada metro cuadrado, esta vez son 14 puntos por cada metro cuadrado, lo que permite obtener mucha más definición, con una precisión de unos 15 centímetros arriba o abajo”, dice Victor García. Un edificio tan emblemático como la Plaza de Toros de Pamplona pasaría de estar representado por 8.500 puntos con el anterior modelo a contener unos 119.000. La imagen se representa así con 14 veces más detalle.

nasertic y computación La clave de todo ello es saber procesar esta información y para ello “hay que entrenar al modelo, por así decirlo, enseñarle al ordenador a diferenciar cada cosa, mediante técnicas de inteligencia artificial y luego ser capaces de procesar todos los puntos de la superficie de Navarra muy rápido a través de computación distribuida”, explica Carlos Aranda. De lo contrario, serían necesarios años y decenas de personas para clasificar una información que además se pretende que sea actualizada en el tiempo. Si dentro de tres años, por ejemplo, se repite el vuelo y se procesa de nuevo la información “bastaría con restar un modelo sobre otro para detectar omisiones o cambios de volumen”, explica Álvaro Huarte, del área de Sistemas de Información de Tracasa. De manera sencilla se encontrarían, por ejemplo, las nuevas edificaciones.

Para realizar el procesamiento de datos, Tracasa buscó la colaboración de Nasertic, cuya capacidad de computación ya le está permitiendo desarrollar proyectos como Nagen 1000, que está secuenciando el genoma de un millar de pacientes navarros. Nasertic gestiona desde enero de 2018 un clúster de supercomputación que se aloja en el Centro de Proceso de Datos del Gobierno de Navarra y que “está pensado para compartir con todos los Centros Tecnológicos de Navarra que participan en Aditech y con aquellas empresas públicas que lo soliciten”, explican desde Nasertic. La nueva infraestructura ha sido diseñada específicamente para cargas de trabajo intensivas en inteligencia artificial y es capaz de mejorar los tiempos de entrenamiento “de los frameworks de deep learning de días a horas”. Para su funcionamiento, Nasertic ha elegido software libre utilizando además un modelo híbrido con tecnologías basadas en procesadores Intel, IBM Power9 y NVIDIA.