- La población activa de Navarra, aquella que, ocupada o en paro, se encuentra en edad y disposición de trabajar, ha experimentado en los últimos seis meses un descenso sin precedentes. Miles han perdido el empleo y miles han abandonado directamente el mercado de trabajo, renunciando al menos temporalmente al encontrar una ocupación. Desde finales del año pasado, la población activa de Navarra se ha reducido en 14.300 personas y, de ellas, 10.800 son mujeres.

La caída ya se inició en 2019, coincidencia con la desaceleración económica, pero se ha acelerado de manera radical desde el estallido de la crisis del coronavirus. En este tiempo, la población activa femenina ha pasado de 148.300 mujeres a 137.500, la cifra más baja desde hace once años, y el descenso más abrupto de los registros. En el mismo tiempo, la población activa masculina también ha descendido -a la perdido del empleo se ha sumado en muchos casos la imposibilidad de buscar uno nuevo-, pero el descenso ha resultado muy inferior. De 167.900 personas a 164.400.

Es la consecuencia de un mercado de trabajo que es dual según el tipo de contrato, pero también según el sexo. Las mujeres son mayoritarias en algunos de los sectores más precarizados, como los cuidados, la hostelería y el comercio y presentan no solo salarios más bajos, sino también tasas de temporalidad más elevadas. Su presencia en la industria y en la construcción, donde el empleo se ha sostenido en mayor medida, es inferior.

Pero no se trata solo de ello. Con el cierre de los colegios y de otros servicios básicos, muchas mujeres que no han tenido otra opción se han visto obligadas a quedarse cuidando de los más pequeños o de los mayores, sin que las ayudas a la conciliación les parezcan suficientes a los sindicatos. "La crisis de la covid-19 están profundizando las brechas de género en el empleo", explican desde Comisiones Obreras, quien tras la última reunión del Consejo del Diálogo Social reclama la implantación de ayudas suficientes a la conciliación, en previsión de que el curso escolar no pueda desarrollarse con normalidad y miles de personas deban atender a los niños.

Los datos de la Encuesta de Población Activa confirman la brecha laboral. Así, el número de mujeres en situación de inactividad se ha incrementado de forma clara en los últimos seis meses. Así, mientras disminuye el número de estudiantes, aumenta de forma clara (3.000 más) el de quienes han accedido a la jubilación, pero, sobre todo, se incrementa el de quienes dicen dedicarse a labores del hogar. Hay 12.000 mujeres más en esta situación que hace seis meses (de 35.000 a 47.000) y apenas 1.300 hombres más (de 5.000 a 6.300). En todo el Estado, aunque el reparto no es tan desigual, también se ha producido un fenómeno similar, con cerca de medio millón nuevo de amas de casa y alrededor de 265.000 hombres más en la misma situación.

La diferencia salarial, la clave. Cuando una de las dos personas de la pareja tiene que dejar de trabajar para hacerse cargo de personas dependientes una de las claves es el salario que se cobra. Y por término medio, un hombre gana 7.800 euros más que una mujer.

Por tramos de edad. La diferencia de salarios es todavía más acusada si se analizan los tramos de edad en los que es más probable que una persona tenga a un menor o un dependiente a su cargo. Así entre los 35 y los 44 años la diferencia de salario se sitúa cerca de los 7.500 euros, pero crece hasta los casi 10.000 euros a partir de los 45 años y hasta el colectivo de personas de 54 años.