Las últimas estimaciones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), publicadas a finales de 2019, prevén un aumento de la demanda energética global de entre un 25% y un 30% hasta 2040, lo que en una economía dependiente del carbón y el petróleo significaría más CO2 y el agravamiento del cambio climático.

Algo que no puede ser posible ya que la descarbonización del planeta es uno de los objetivos que se han marcado países de todo el mundo de cara a 2050. Para lograrlo, la transición energética que ha diseñado la Comisión Europea trata de transformar el modelo energético centralizado, basado en la oferta de las grandes centrales térmicas, en un modelo de generación descentralizado basado en la gestión de la demanda, es decir, en las decisiones de los consumidores a través del autoconsumo con renovables, compartido y microrredes, almacenamiento local, contadores de balance neto, edificios 100% renovables y vehículos eléctricos, con el fin de descarbonizar la economía europea.

En definitiva, impulsar el uso eficiente de los recursos que abarcan a todos los sectores de la economía con especial hincapié en aquellos que producen más emisiones, como el transporte, la energía o las industrias. Además de iniciar una transición hacia una economía limpia y circular, reducir la contaminación y las emisiones y proteger la biodiversidad, la comisión europea pretende ser aún más ambiciosa y pretende rebajar las emisiones en un 50% o un 55% ya para el año 2030.

En este sentido, los planes en los que trabaja el Gobierno de Navarra van en consonancia con la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible aprobada por la ONU; el mensaje principal de la Comisión Europea de hacer frente al cambio climático (Green Deal); y la iniciativa del Gobierno de España de impulsar una Ley sobre Transición Energética.

Dichos compromisos se plasman, entre otras leyes y estrategias, en la Hoja de Ruta del Cambio Climático (Klina), la Ley Foral de Residuos, o el proyecto Life Nadapta, entre los más destacables. Además el Gobierno foral, con el Plan Energético de Navarra horizonte 2030 (PEN2030) pretende, entre otras cuestiones, incidir en la información, formación, sensibilización y participación ciudadana con el fin de poner a la Comunidad en el camino de una transición energética.

Estrategia eficiente

En Navarra, el 79% de la energía consumida procede del exterior, en su mayor parte combustibles fósiles (41% de petróleo y cerca de un 30% de gas), lo que supone un gasto de casi 4 millones de euros diarios. Al perjuicio económico para la Comunidad Foral se suman las altas emisiones de CO2 que provocan el cambio climático. Para afrontar el cambio de modelo energético y reducir la dependencia de los recursos fósiles, Navarra ha asumido el compromiso de la estrategia 20/20/20 de la Unión Europea mediante el Plan Energético de Navarra Horizonte 2030 (20% reducción de emisiones, 20% mayor eficiencia energética, 20% energía final derivado de energías renovables). Además, se ha fijado como objetivo al término de la estrategia que la mitad de la energía consumida en Navarra sea de origen renovable, frente al 21% actual.

Junto con el incremento de la generación de origen renovable, que aspira a situarse en el 100% en 2050, otra estrategia destacada para reducir los combustibles fósiles es la disminución del consumo en el sector del transporte, que representa el 40% del gasto total en energía. En este sector se avanzará hacia una mayor penetración de los vehículos de "cero emisiones" o vehículo eléctrico (VE), de manera que en 2030 se pueda cubrir el 15% de las necesidades del transporte con energías renovables. También se promoverá la reducción de la dependencia respecto al automóvil y el incremento de medios de transporte alternativos al particular (caminar, pedalear, transporte colectivo).

En materia de movilidad y transporte, el Plan detalla una serie de medidas, como deducciones fiscales de hasta el 30% para la adquisición de coches particulares eléctricos, motos o taxis; la instalación de una red de puntos de recarga de acceso público con criterios geográficos; incentivos a transportes laborales; o reducción del impuesto de circulación y peaje de Audenasa para vehículos eléctricos.

Sobre reducción del consumo, el Plan incidirá en el otro sector que más energía consume, también con un 40% del total en Europa: los edificios. Aquí se plantean medidas como ayudas a la rehabilitación energética, impulso de los edificios emisiones cero, control del gasto en alumbrado, impulso de los servicios energéticos, ayudas o deducciones para proyectos autosuficientes. En total, se quiere reducir en un 30% el consumo de energía primaria para 2020.

Otras alternativas limpias

En el contexto actual de transición energética y lucha contra el cambio climático, el hidrógeno verde está posicionándose como un recurso energético que va muy en línea con el Green Deal europeo.

El hidrógeno verde es un vector energético que proviene de fuentes renovables y con cero emisiones de C02. Principalmente, se produce gracias al electrólisis del agua, es decir, la separación de la molécula de agua en hidrógeno y oxígeno mediante la aplicación de energía eléctrica de origen renovable. Luego, este hidrógeno se puede ocupar para el almacenaje y transporte de energía, liberando en su combustión vapor de agua. De esta forma, no involucra la liberación de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera. Además, existen otras formas de obtener esta energía como son la gasificación, el uso de biomasa o en menor medida la fotoelectrocatálisis.

Para debatir sobre la importancia de este recurso como fuente de energía limpia, el pasado 1 de octubre la Asociación de Industria Navarra (AIN) organizó una jornada en la que asistieron más de 250 personas, representando a 200 empresas y centros tecnológicos. El debate dejó claro que "Navarra es una comunidad referente en el uso de las energías renovables; que el uso del hidrógeno ayudaría a que siguiera siéndolo; también a convertirse en un gran productor de hidrógeno renovable a bajo coste; y, además, a erigirse en una región exportadora de energía renovable". Asimismo, los participantes consideraron que "la Comunidad foral es la región idónea, gracias a las infraestructuras gasistas ya existentes". Eso le permitiría almacenar y transportar una producción de hidrógeno renovable significativa y "convertirse así en un referente tecnológico".

Se estima que las oportunidades mundiales de inversión en tecnologías de hidrógeno serán de 400.000 millones de euros en la próxima década. Además, se crearán unos 30 millones de empleos a nivel mundial. "Y Navarra quiere ser parte de este cambio", destacaron los asistentes a este encuentro organizado por AIN.

Por su parte, las compañías de eléctricas y gasistas ya están realizando proyectos concretos que demuestran las posibilidades reales de la utilización del hidrógeno por parte de empresas. Iberdrola, por ejemplo, está apostando por el hidrógeno y está poniendo en marcha una planta en Puertollano (Ciudad Real) integrada por: una planta solar fotovoltaica de 100 MW; un sistema de baterías de ion-litio con una capacidad de almacenamiento de 20 MWh; y uno de los mayores sistemas de producción de hidrógeno mediante electrolisis del mundo (20 MW). Todo a partir de fuentes 100% renovables.

El objetivo es conseguir que la mitad de energía consumida provenga de recursos renovables