Media hora en confianza con Pedro Luis Uriarte es un suspiro y, al mismo tiempo, cunde como si fuera una jornada entera. A sus 78 años, el padre del actual Concierto Económico vasco está en plena forma, y eso se aprecia en la fluidez y en la lucidez de sus reflexiones en la charla que mantuvimos de pantalla a pantalla. Se reconoce un privilegiado porque se ha bandeado en la pandemia sin grandes sustos. La vacuna le ha dado tranquilidad, después de haber afrontado este tiempo "con resistencia, con obediencia a las normas, con gratitud a los colectivos profesionales que han estado en primera línea y con confianza, porque esto pasará".

Pese a la severidad de las normas, Uriarte cree que ha merecido la pena cumplirlas. "Hemos perdido la libertad de movernos, hemos perdido algo tan valioso como la normalidad, pero hemos evitado la muerte de 3.000 personas. Entonces, ¿el precio personal que hemos pagado ha merecido la pena? Aquí cada cual tiene su respuesta. Yo digo rotundamente sí", afirma categóricamente. La lástima, dice, es que no todo el mundo ha estado a la altura. "Aquí la sociedad se ha dividido en dos categorías, los que hemos cumplido y los que han incumplido sistemáticamente", sentencia.

Tampoco le ha gustado la desorientación y la confusión de las autoridades sanitarias de varios ámbitos para hacer frente al "mayor problema de salud que hemos tenido en un siglo". Claro que lo que le ha molestado especialmente ha sido el aprovechamiento partidista: "Me ha llamado poderosísimamente la atención, negativamente que algunos hayan metido la política en un problema de salud. Y eso ha tenido consecuencias catastróficas".

Con todo, Uriarte cree que hay que mirar al futuro con optimismo. Habrá salida, sostiene. Y en el caso de la CAV y Nafarroa, el Concierto y el Convenio serán herramientas fundamentales. Eso sí, siempre y cuando arrimemos todos el hombro: "Oiga, no vamos a pensar lo que va a hacer por mi Euskadi, sino lo que tengo que hacer yo por Euskadi. Respuesta social, tenemos que afrontar el futuro para poder garantizar a nuestros jóvenes, a mis hijos, a mis nietos, que aquí van a poder seguir trabajando, que aquí van a tener un país acogedor que les va a garantizar el futuro". Todo eso, añade, será posible solo de una manera: "Tenemos que repensar Euskadi, porque estamos aplicando recetas del pasado todavía como sociedad a un mundo que ha cambiado decisivamente".

Si somos capaces de dar ese paso, el futuro se presenta brillante: "Mira, yo tengo una edad ya muy avanzada, 78 años, me da pena morirme, no por morirme; me da pena porque es tan interesante lo que está por llegar que no lo voy a ver. Lo van a ver mis hijos, lo van a ver mis nietos, dichosos ellos porque el mundo va a cambiar decisivamente". Déjenme apostillar que en la primera parte Pedro Luis Uriarte se equivocará. Estará aquí para ver esas novedades tan ilusionantes.

Estas líneas son un pálido reflejo del diálogo en confianza que mantuvimos. Les invito a disfrutarla en su integridad.