- El 14 de agosto del año pasado la provincia de Ávila padeció el cuarto incendio más grande de la historia de España, con 22.000 hectáreas arrasadas. A 263 kilómetros de allí, en la ciudad de Burgos, se encuentra la sede de Land Life Iberia, empresa dedicada a la reforestación con el uso de nuevas tecnologías para plantar especies autóctonas y en bajas densidades. Esta compañía de origen holandés decidió abrir una sede en la Península Ibérica en 2018 para atender a España y Portugal con dos empleados. Ahora suma doce personas en el equipo, y para finales de enero se incorporarán otras dos. En octubre, el navarro Francisco Purroy Balda, de 44 años y afincado en Burgos, se incorporó a este proyecto como director de Land Life Iberia, en sustitución de Angelica Bercetche. "Siempre me ha apasionado la ecología y la conservación del medio ambiente, y esta compañía me va a dar la oportunidad de trabajar soluciones contra el cambio climático, y para intentar dejar un mundo mejor para las nuevas generaciones como mis hijas de ocho y cuatro años", cuenta este profesional, que estudió Veterinaria y se especializó en tecnología de alimentos. Purroy mantiene esta conversación minutos antes de una cita en el Ayuntamiento de Ainsa para estudiar la posibilidad de reforestar una superficie situada en este pueblo oscense, en colaboración con la Fundación Quebrantahuesos.

¿Cuál es el objetivo de Land Life?

-Recuperar tierras degradadas a través de la plantación de bosques mixtos autóctonos y crear un cinturón verde que proteja la Península Ibérica y el resto de Europa, y lo hacemos con nuevas tecnologías, como inteligencia artificial, big data, drones...

¿Por qué esta compañía se fijó en España?

-Es el país europeo más afectado por el proceso de desertificación, con más de diez millones de hectáreas de suelo degradadas. España es una zona de riesgo con el cambio climático. Sufre periodos de sequía largos, con fenómenos de lluvia más extremos que se llevan por delante suelos que antes eran fértiles. Además, la tierra soporta incendios, sobreexplotación agrícola y abandono por el éxodo rural. Todo ello contribuye a transformar tierra fértil en árida e improductiva. Hay que moverse ya.

¿Qué aporta la reforestación?

-Además de retirar CO2 que se convierte en la moneda de cambio más tangible, favorece una mayor biodiversidad que revierte en el PIB local de los pueblos, con una mejora del suelo, que tendrá una mayor capacidad para conservar el agua de la lluvia, y sufrirá menos erosión.

¿Qué coste económico supone la reforestación para ayuntamientos, juntas vecinales o propietarios de terrenos?

-Con nosotros, ninguno. Land Life trabaja con empresas muy potentes como Bosch, Leaseplan, Zalando, ABN Amro, McKinsey y otras muchas; además de contar con socios como UNHCR o WWF, por citar algunos ejemplos. Estas multinacionales con presencia en España y en Portugal, en base a la responsabilidad social y al compromiso para compensar su huella de carbono, financian los proyectos de reforestación. Desde 2018 ya han invertido millones de euros. El primer año de actividad, Land Life Iberia repobló 25 hectáreas; en el segundo, 300; y entre 2021 y marzo de 2022 tenemos el objetivo de replantar unas 2.000 hectáreas entre Burgos, Ávila, Palencia, León, Zaragoza, Teruel o Asturias. Nos encargamos de la reforestación, de monitorizar la evolución de la plantación los primeros cuatro o cinco años que son los críticos y llevamos un control el resto de ejercicios. El único compromiso que deben adquirir ayuntamientos, juntas vecinales o propietarios es el de no talar durante 40 años esa superficie.

¿Cuál es la mayor causa de reforestación en las comunidades?

-El fuego tanto en España como en Portugal. Un incendio en días de calor elevado y con vientos fuertes se lleva en un abrir y cerrar de ojos un bosque mantenido de manera incorrecta, con una sola especie arbórea en altas densidades.

¿Qué especies escogen para las replantaciones?

-Autóctonas y en bajas densidades. Intentamos entre diez y quince especies por rodal, para que si en algún momento sufre el ataque de plagas o fuego, no se propaguen a toda velocidad. El objetivo va más allá de captar CO2, perseguimos recuperar un ambiente boscoso, íntimo y autóctono. Si nuestra meta fuera el CO2, optaríamos por especies que crecen rápido y en grandes densidades.

¿En qué situación se encuentra Navarra?

-Su diagnóstico es mucho mejor que el de otras regiones, como Castilla y León o Aragón, más castigadas por la despoblación, el abandono de los montes, la acción del fuego, y el sobrepastoreo y sobreexplotación agrícola. Me gustaría desarrollar proyectos en Navarra, por mi origen. En el sur de la Comunidad Foral, respetando los espacios áridos protegidos como las Bardenas Reales, hay zonas como cerros, laderas o montes que necesitan ser repoblados. Hace muchos años se catalogaban como superficies boscosas, pero el paso de los siglos propició su deforestación, y ahora debemos recuperarlas.

¿Qué papel cumplen las nuevas tecnologías en la reforestación?

-Ganamos conocimiento de cada plantación que permite una mayor resiliencia ante el cambio climático para mejorar los ecosistemas. Por ejemplo, los drones cumplen un papel fundamental en el control de la evolución de las especies durante los cuatro primeros años, ya que en ese periodo el satélite no puede captar esas imágenes. Además, también se está trabajando en el desarrollo de vehículos autosuficientes y no tripulados para plantar las 24 horas del día, incluso con inclemencias meteorológicas. De esta forma, en vez de reforestar 2.000 hectáreas en un año, ampliaríamos esa capacidad.

¿Cuál sería su objetivo de reforestación para los próximos ejercicios?

-Alcanzar las 5.000 hectáreas en tres años, y sería un gran logro llegar a las 10.000 anuales en el medio plazo.

¿Qué proporciona un bosque bien gestionado?

-Riqueza inagotable. La situación ideal consiste en disponer de bosques que se regeneren, funcionen como pulmón y conserven su ecosistema.

¿Hay que impartir una educación medioambiental a la sociedad?

-Tenemos mucho que mejorar y camino que recorrer. Sin embargo, generaciones como la millennials (personas nacidas entre 1981 y 1996) o la z (nacidas entre 1997 y 2015) dan más importancia a estos temas, y debemos ser positivos.