Las tarjetas son cada vez más utilizas como medio de pago y tras la pandemia se ha extendido considerablemente su uso. Pero quizás no sepas la diferencia entre ellas, sus ventajas y sus comisiones.

La principal diferencia entre una tarjeta de crédito y una tarjeta de débito es la forma de pago y que con la primera es posible conseguir financiación y liquidez.

Aunque es una herramienta útil siempre que no se dispone de dinero suficiente, en función del método de pago se tendrán que pagar intereses. En cambio, la tarjeta de débito se utiliza como medio de pago. Es decir, el importe completo de la compra se deduce directamente de la cuenta del titular en el momento de la transacción.

En una tarjeta de débito, que es la tarjeta bancaria más habitual y sencilla, el pago realizado se carga directamente en la cuenta corriente del titular. Así, sólo permiten el cobro hasta el límite de los fondos de la cuenta. Con la tarjeta de crédito es posible pagar incluso si no se dispone de fondos, ya que en numerosos casos se puede aplazar el cobro hasta el mes siguiente. De esta forma, el titular contrae una deuda con el banco.

Antes de conceder una tarjeta de crédito, el banco estudia la viabilidad, asegurándose de que el cliente sea solvente y le asigna un límite de crédito máximo para esa tarjeta.

El crédito puede devolverse de diferentes formas: a fin de mes (un día establecido del mes siguiente al que se efectúa la compra), mediante un porcentaje (que todos los meses desembolsaremos) o una cuota fija (esta modalidad se conoce con el nombre de revolving, y consiste en pagar una cifra fija establecida).

Las tarjetas de crédito permiten financiación: pagar a plazos y hacer tus compras sin necesidad de desembolsar el total del pago siempre que no se exceda el límite concedido por el Banco. Esto implica que se cobre unos intereses al titular en el caso de decidir aplazar el pago. En cambio, con las tarjetas de débito el importe se carga directamente en la cuenta del titular, y se descuenta directamente del saldo.

Uso en el cajero

También existen diferencias si quieres retirar efectivo en un cajero automático. Si utilizas la tarjeta de débito en un cajero de la entidad financiera que la ha emitido, normalmente, no tendrás que pagar ninguna comisión. En cambio, si retiras efectivo con la tarjeta de crédito, es posible que el banco te cobre intereses por adelantarte ese dinero. La retirada de efectivo con tarjeta de crédito es contra el límite de crédito que te ha concedido el banco y no contra tu cuenta corriente.

Por otra parte, las tarjetas de crédito suelen contar con una serie de seguros gratuitos en caso de siniestro sis has pagado un viaje con ella o que, por ejemplo, te protegen en el caso de que compres un objeto defectuoso.

Tanto las tarjetas de débito como las de crédito son muy prácticas en tu día a día y, en el caso de las últimas, son muy buena opción en caso de necesitar financiación para imprevistos o compras de importes elevados.

Ventajas y comisiones

Tanto unas como otras tienen en muchas ocasiones ventajas asociadas como la obtención de puntos que luego pueden ser canjeados por compras; descuentos en gasolineras o tiendas concretas; devolución de un porcentaje de compras (incluso hasta el 5%); descuentos en compras de tiendas de reconocido prestigio; y seguros incluidos sin coste extra del tipo antifraude o de accidentes en viajes.

Por otra parte, las comisiones que soportan ambas son diferentes. En general las de crédito tienen más comisiones que las de débito. Las más altas son las de mantenimiento (pueden llegar a 50 euros en el primer caso y a 25 en el segundo) y por sacar dinero en otra entidad (de unos 3 y 2 euros, según la entidad). No obstante, en función de los productos que tengas con la entidad financiera (nómina, domiciliaciones, hipoteca, fondos de inversión, productos bursátiles, etc) el banco puede quitarte la mayoría de las comisiones.