ESPAÑA0(7)
ITALIA0(6)
ESPAÑA Casillas, Arbeloa, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba, Busquets, Xavi, Iniesta, Silva (Navas, min.52), Pedro (Mata, min.79) y Fernando Torres (Javi Martínez, min.94).
ITALIA Buffon, Maggio, Barzagli (Montolivo, min.46), Bonucci, Chiellini, Giaccherini, Pirlo, De Rossi, Candreva, Marchisio (Aquilani, min.79) y Gilardino (Giovinco, min.91).
Tanda de penaltis 1-0: Candreva. 1-1: Xavi. 2-1: Aquilani. 2-2: Iniesta. 3-2: De Rossi. 3-3: Piqué. 4-3: Giovinco. 4-4: Ramos. 5-4: Pirlo. 5-5: Mata. 6-5: Montolivo. 6-6: Busquets. 6-6: Bonucci. 6-7: Navas.
Árbitro Howard Webb (ING). Amonestó a Piqué (min. 105) por España, y a De Rossi (min. 65) por Italia.
Estadio Castelão, ante 59.000 espectadores.
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fortaleza. España jugará el domingo a partir de las 24.00 horas (hora española) la final de la Copa Confederaciones 2013 frente a Brasil, después de imponerse anoche en las semifinales a Italia en la tanda de penaltis, después del empate a cero con el que concluyeron los 120 minutos de juego del encuentro.
Tras un primer tiempo con más ocasiones de Italia y la reacción de España, mejor y con más oportunidades que su rival en el tramo final de la segunda parte y en la prórroga, el partido necesitó el lanzamiento de catorce penaltis para definir el ganador del choque. El fallo de Leonardo Bonucci, que lanzó por encima del larguero, y la transformación de Jesús Navas clasificaron a España. Antes, Xavi, Iniesta, Piqué, Ramos, Mata y Busquets habían marcado para la Roja y Candreva, Aquilani, De Rossi, Giovinco, Pirlo y Montolivo anotaron por Italia.
España tuvo un desgaste inhumano. Convertido en referencia mundial por sus éxitos, saltó al césped con tal oficio que ningún rival le intimida. Son sus enemigos los que modifican su identidad para buscar el camino de hacer daño a los campeones. Italia lo consiguió en el primer partido de la última Eurocopa. Prandelli tenía la formula. Más aún cuando comprobó que dejarse llevar por una apuesta valiente en la final le costó una goleada. Italia cambió su dibujo. Eliminó espacios poblando el centro del campo con un 3-4-2-1. Atacó con velocidad, siempre por el costado con superioridad numérica sobre Arbeloa y Jordi Alba. Las ayudas de Pedro y Silva no llegaron. Ninguno jugaba cómodo en ataque como para desdoblarse en defensa. La exigencia comenzó a ser máxima.
La personalidad de España le lleva a querer la pelota con indiferencia del nombre del rival que tenga enfrente. El guión de la película había tenido un giro inesperado. España necesitaba el balón, parar el ritmo. Cuando atacaba corría riesgos, no llegaba a defender. Inferior en capacidad física y añorando la figura de falso nueve que asumió Cesc. La movilidad de esa variante habría descolocado al rival pero el problema muscular de Fábregas lo impedía.
Llegaba la prórroga y España impuso su potencial. Lo hizo tras el mayor susto, un latigazo al poste de Giaccherini a los tres minutos del inicio. Los palos, aliados siempre de Casillas. Se levantó la Roja, con protagonismo para los centrales en las ocasiones. Piqué tuvo dos, Ramos otra y se desgañitó pidiendo a Howard Webb un empujón cuando iba a rematar un saque de esquina.
Hasta sin fuerzas Iniesta rescata el virtuosismo. Picó un balón a la espalda del rival, donde Alba apareció con velocidad para enganchar un disparo que rozó el travesaño. Rondaba el gol España ante una Italia sin fuerzas. Y no cesó en su intento en la segunda parte de la prórroga. Mata la tuvo desde la frontal y la suerte dio la espalda con un disparo lejano de Xavi que Buffon desvió a mano cambiada y repelió el palo. El portero italiano se creció en el final, sacando abajo un disparo cruzado de Navas. El recital de los últimos compases no encontró el premio. Levantó al público que tanto silbó a España y acabó ovacionando su entrega. Javi Martínez perdonó y llegaban los penaltis.
la historia se repite Cinco años después del momento que cambió la el rumbo de la selección. Del día en el que Iker Casillas enterró los fantasmas del pasado. De nuevo unos penaltis ante Italia. En esta ocasión el protagonismo no era para el portero. Candreva abrió a lo Panenka una tanda perfecta. Ningún lanzador fallaba. Los nervios se desataban.
Tras seis aciertos el central Bonucci disparó a las nubes. Era la hora de Navas y no falló. España estaba en una nueva final. Tiene en su mano reivindicar el estilo que domina el mundo ante Brasil y en Maracaná. Con un día menos de descanso.