La bicicleta es ese vehículo de dos ruedas que es movido por una persona, provisto de un manubrio en la parte delantera -lugar donde se ponen las manos cuando se utiliza-, un asiento para el ciclista y dos pedales que transmiten el movimiento de las piernas a la rueda trasera mediante una cadena y un piñón -los pedales pueden tener un agarre o tipo de enganche que se une a la zapatilla de la persona o no-. En este sentido, es un tipo de vehículo sostenible que se desplaza por la propulsión del propio usuario, quien debe pedalear.

Existen muchos tipos de bicicletas como la reclinada, la de mano, la adaptada, la de remolque, la chacarera, la que pueden ir dos personas en línea, la de alta y baja gama, la de montaña, la de carretera, la doméstica, la de carreras, la de turismo, la eléctrica o la plegable, entre otras bicicletas. Todas ellas de uso distinto pero muy similares en su formato, aunque difieren, tal y como veremos a continuación, en componentes como la calidad, el diseño y peso.

por partes

En toda bicicleta encontraremos un cuadro, que en la mayoría de veces está hecho en forma de rombo y los clásicos eran de hierro o aluminio. Es la pieza básica de la bici, ya que une todas las piezas y hoy día están hechos de acero, aluminio o titanio. También encontramos la horquilla, que está formada por el tubo de dirección y sujeta la rueda delantera. Luego, como no, encontramos las ruedas y los neumáticos que la cubren que después del cuadro son lo segundo más importante y los únicos componentes que están en contacto con el suelo.

Por otro lado está la transmisión, que es la que hace posible que podamos cambiar las marchas. En el manillar también podemos tener una palanca de cambios de marcha que podremos mover muy fácil con el pulgar. Además en el manubrio delantero también tendremos los frenos.

Por último, estará el sillín que es el lugar en donde las personas se sientan y junto al manillar o los pedales uno de los tres elementos de contacto que hay en la bici. La regulación de la altura del sillín se hará gracias al tubo de soporte del asiento.

una prioridad en la agenda 2030

La bicicleta es una de las opciones de transporte más sostenible que existe y ha existido, ya que su movimiento se genera después de que la persona que está encima mueva las piernas. Como es lógico esta acción es totalmente sostenible y no genera ningún tipo de contaminación en el medioambiente. Es por ello que tanto la movilidad sostenible y la bicicleta en particular están dentro de las prioridades de la Agenda 2030.

Esta nueva agenda de desarrollo sostenible la crearon todos los estados miembro de Naciones Unidas en 2015 junto a otros países que se adherieron y tiene el objetivo de que en los siguientes 15 años desde su firma se cumpla los 17 objetivos y 169 metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental. Se quiere poner fin al hambre en todo el planeta, conseguir una seguridad alimentaria mundial y que exista una mejor nutrición, así como tratar de promover una agricultura sostenible.

De esta forma se quiere potenciar sus objetivos mediante la bicicleta. Al final que sea una manera de transporte que no contamine y que mediante el ejercicio mejore la salud de las personas lo convierte en ideal. Además, según estimaciones realizadas por expertos en el estudio 'The UE Cycling Economy', se estima que su uso tendrá unos beneficios directos para la salud que superan con creces los 52.000 millones de euros, que equivalen al gasto sanitario que hay en el Estado. Hay que aclarar que los resultados se basan en la cantidad de kilómetros hechos por los ciclistas en la UE, que en un estudio previo se dijo que era de 146.000 kilómetros.

medio de transporte

El uso de la bicicleta además de ser beneficiosa para la salud tiene a su vez otras consecuencias como la mejora de la economía local de las ciudades. Esto se ha podido comprobar en lugares como Londres que desde que habilitaron carriles y espacios en las calles para su uso las tiendas han visto como sus ventas se han incrementado. En este sentido resulta algo lógico, ya que si se impulsa que las personas pasen frente a las tiendas en bici pensarán en comprar, mientras que si lo hacen en coche pasarán de largo.