Como todas las modas, el paisajismo se adapta y se modula al tiempo que le ha tocado vivir. Durante la pandemia hemos reconectado con la naturaleza de una manera muy intensa, tal vez como nunca lo habíamos hecho antes en la historia reciente. Sus efectos saludables y la necesidad de disfrutar de un jardín, público o privado, han hecho que ganen peso en nuestras vidas. También entran otros factores que preocupan a los ciudadanos, como el cambio climático, cada vez más palpable. Así que, por un lado, los paisajistas y diseñadores de jardines apuestan por unos modelos sostenibles que empezaron a erigirse en tendencia en 2021, acentuados por fenómenos meteorológicos extremos como el temporal Filomena.

Ahora se intenta huir de la tendencia de reproducir miméticamente los clásicos jardines afrancesados, ingleses o italianos. Se trata, más bien, de elegir plantas nativas que requieren poco mantenimiento. La conciencia ecológica y la responsabilidad medioambiental están siendo factores determinantes para renovar jardines y zonas exteriores. De la misma manera que se potencia la biodiversidad y son cada vez más los clientes que deciden seleccionar elementos acordes al entorno, una nueva corriente se ha abierto paso como fruto de los meses de encierro: la fusión entre los espacios exteriores e interiores en el paisajismo. Estancias más habitables que terminan con la frontera entre la casa y el jardín y pasa a convertirse en un hogar-jardín con múltiples usos.

En esta carrera por la sostenibilidad, adaptarse al clima es crucial y no siempre vale dejarse llevar por las especies más áridas o por una composición minimalista. La recomendación pasa más bien por decantarse por las plantas autóctonas. El agua, un bien escaso, se cuida como un tesoro en este sector y no es extraño que conceptos como xerojardinería se empleen con asiduidad. Está corriente del paisajismo se basa en la utilización racional de los recursos, con especies y soluciones decorativas que ahorran agua y, al mismo tiempo, creando bellísimos espacios ajardinados. Otro paisajismo es posible.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que las plantas y los jardines se comportan de manera muy distinta según la temporada en la que nos encontramos. En invierno, lo normal es que el trabajo se ralentice y apenas necesiten de nuestra atención. Cuidado con las heladas: conviene actuar y proteger nuestros cultivos más sensibles (riego antiheladas, abrigos de paja, invernaderos) antes de que sea demasiado tarde. En primavera hay que ponerse las pilas porque las tareas se acumulan: plantación con semillas o esquejes, poda de las ramas de los árboles, aplicar el abono... En verano, además de la riega periódica debemos estar al tanto de las plagas y enfermedades, muy comunes en esta época del año. En otoño, pondremos a punto nuestras plantas de cara el frío invierno.

Más consejos para transformar un soso jardín casero en un exuberante rincón: apuntar en una lista las necesidades y los deseos desde un punto de vista realista y práctico; dejarse asesorar por expertos en paisajismo; buscar información e inspiración en libros, revistas y páginas web especializadas; determinar las zonas de sombra y luz para poder sacarle el máximo provecho a las plantas; encontrar un buen equilibrio entre las distancias especies para huir del aburrimiento y la monotonía; y, sobre todo, dedicarle mucho tiempo, pasión y cariño.