iajar a Arraioz, en el corazón del Baztan, es algo mágico. Al poner los pies sobre ese verde inmenso en el que se divisan en el horizonte un paisaje disperso de baserris, parece deternerse el tiempo. El estrés de la ciudad se olvida pronto al concentrarse en la silueta del humo que bulle de las chimeneas o en el ladrido de un perro que se escucha a lo lejos. Venimos para conocer a Hasier Larretxea, un poeta que describe con gran honestidad lo que significa criarse en un paraje tan bello y tan aislado al mismo tiempo.

Nos abre la puerta Hasier, acompañado de sus aitas, Patxi Larretxea y Rosario Gortari. Nos demuestran su gran hospitalidad nada más sentarnos en el sofá que preside el salón junto a la chimenea con unas deliciosas pastas de mantequilla de la zona acompañadas de un café caliente. De esta forma nos sentimos como en casa y con muchas ganas de conocer los orígenes de nuestro anfitrión y descubrir la historia de su familia.

Hasier, visitando tu pueblo natal, Arraioz, y conociendo a tus aitas, Rosario y Patxi, nos das la oportunidad de descubrir tus orígenes más personales...

-Hasier Larretxea: Sí. Mis aitas llevan en este mismo piso desde 1981, un año antes de que yo naciera. Y tengo las dos partes. De la parte Gortari, el apellido de la ama, había un abuelo que tenía un hermano que escribía en un diario de Navarra, en euskera, luego se metió para cura y luego lo dejó y se casó. Y del apellido de mi aita, Larretxea, también tengo alguna que otra historieta. En definitiva, tengo una mezcla equilibrada entre la sensibilidad y el arrojo.

Una combinación que sabes plasmar en tus versos. ¿Cuándo y por qué comenzaste a escribir?

-Hasier: Por la necesidad de expresarme. Para que os hagáis una idea, fui monaguillo, y la presencia de la culpa era muy grande para mí por el catolicismo. Ese imaginario a mí me hizo mal y fue la escritura la que me hizo soltar los nudos de mi interior. También socialmente me costaba mucho expresarme. Pasé por una fobia social y no sabía expresarme con palabras, no me salían, puede que por miedo o por mi condición sexual. Al principio fue una terapia personal y poco a poco empezaron a salir cosas...

¿Cómo definirías los poemas que has aglutinado en 'Otro cielo', tu nuevo poemario?

-Hasier: 'En otro cielo' hablo de raíces, de encontrar tu camino, de buscar la luz y dejar atrás el dolor y las cicatrices. Al inicio del libro podemos encontrar unos poemas en prosa sobre la infancia. Luego paso a hablar de la soledad en el mundo rural y en la parte final hay poemas más breves. La magia está muy presente también en esta obra, incluso hay un poema en el que escribo un abecedario sonoro donde hablo del olvido y la memoria a través del sonido.

(¿Quieres conocer la obra de Hasier Larretxea?

Hablando de sonidos, precisamente, acompañas tus poemas de una playlist con una selección de canciones que invitas a escuchar siguiendo las líneas de tus versos...

-Hasier: Así es, hay canciones de The New Raemon o de Rocío Márquez, por ejemplo. Es una propuesta que hago al lector, porque la poesía también surge de la música. Es un libro cercano para los que no están cerca de la poesía.

(La playlist que ha creado Hasier Larretxea con sus cuarenta canciones principales

Te conocemos por tu faceta de escritor, pero tu día a día se desarrolla en Madrid como Educador Social. ¿Qué influencia ha tenido tu aita, el reconocido deportista Patxi Larretxea, en tu trayectoria?

-Hasier: De joven intenté seguir sus pasos. Es un campeón y es para estar agradecido y orgulloso de tener un padre así. Al final yo también era un Larretxea y se esperaba mucho de mí, pero recuerdo una competición que fue bastante traumática. Con 17 años participé en un campeonato de herri kirolak que fue muy significativo. Yo llevaba el pelo teñido de colores y ya trataba de dar signos de que no era un perfil muy estandarizado de lo que se esperaba de mí, pero me preparé a fondo para hacerlo bien y terminé de cortar los troncos con las manos completamente ensangrentadas.... Recuerdo que me angustiaban los gritos del público animando y que mentalmente no estaba preparado...

-Patxi Larretxea:En ese momento me di cuenta de que Hasier no estaba para esas cosas.

-Hasier: Es curioso, pero hasta hace poco no habíamos vuelto a hablar de este tema. Empezamos a hacerlo a raíz del espectáculo que hago con mis aitas, en el que leo mis versos mientras ellos aparecen sobre el escenario partiendo nueces y cortando leña. Eso nos ha valido para limar asperezas...

¿Cómo surgió tu idea de exponer en vivo tus poemas, Hasier?

-Hasier: Empezó porque mi aita no acudía a las presentaciones de mis libros y fue idea de Imanol, de la librería Garoa, de Zarautz. Él me propuso poner un hacha y un tronco para que así Patxi apareciera (risas).

-Patxi: Pues hizo muy bien (risas).

-Hasier: Pero sus hachazos y mis textos ese primer día no confluían. Podemos decir que fue una metáfora de lo que iba a suceder y del momento vital en el que estábamos. A partir de ahí empezaron a surgirnos propuestas y mi aita y yo empezamos a conectar más hasta el punto de que a día de hoy podemos decir que, además de en Euskal Herria, hemos estado en muchas ciudades y en muchos festivales de literatura juntos: en Málaga, Cáceres, Salamanca, Madrid...También mi ama está muy presente y aparece mi marido, Zuri Negrín, que hace de hilo conductor, pinchando música electrónica. Una pena que no ha podido venir esta vez de visita por cuestiones de trabajo.

('Caminos de retorno', una puesta en escena de los versos de Hasier Larretxea con su familia

Tu marido también es escritor, ¿verdad?

-Hasier: Sí, pero trabaja más en el mundo del diseño gráfico y el diseño web. Él es la razón por la que me fui a vivir a Madrid.

¿Es madrileño?

-Hasier: No, es de Santa Cruz de Tenerife, de la otra punta (risas). Nos conocimos en un cumpleaños mío. Entonces había distintas aplicaciones para conocer gente siendo gay y vi a un chico que tenía puesto que le gustaba la música de 'Los piratas' y 'Rufus Wainwright' y eso me llamó la atención. Creo que le dije que a mí también me gustaba Rufus y le pregunté si quería ser mi amigo. Y así empezó todo...

-Rosario Gortari: Pronto vino al Baztan.

-Hasier: Y aita le dijo aquello de, "¡Bienvenido a Euskal Herria!" (ríen todos).

Volviendo a los herri kirolak... para ti, Patxi, lo que ahora se realiza en las exhibiciones, el llamado 'deporte rural vasco', nunca ha sido un deporte, ¿no?

-Patxi:¡Qué va! Para nada. Para mí esto era el trabajo diario.

-Hasier: Él bajaba del monte después de estar todo el día currando en los Pirineos, súper lejos, y casi no le veíamos. Igual tenía tres exhibiciones al día más el domingo dos campeonatos... Y es que estaba tan en forma que ni siquiera entrenaba...

-Patxi: No, yo trabajaba y dormía en las chabolas en el bosque, no tenía tiempo para entrenar.

¡Estás para ir al 'Conquis' entonces!

-Patxi: ¡Ojalá! Estuve en el Conquistour y me lo pasé muy bien. Y hace unos años me ofrecieron ir, pero tuve que decir que no.

-Hasier: Sí, es que estabas empezando a hacer despegar la empresa, la maderera Larregoitia Egurrak, pero vamos, serías increíble como capitán...

-Patxi: Pues ojalá me llamen de nuevo, porque ahora sí que iría (risas).

Rosario Gortari: Él verá, por mí que vaya... (risas).

Y a nivel familiar, Rosario, suponemos que habrá sido difícil estar tanto tiempo sola a cargo de dos niños pequeños, ¿no?

-Rosario: Sí. Tuve a Hasier muy joven, con 20 años, y estaba sola. Ocho años después tuvimos a Gari.

Hasier: Recuerdo que al aita a veces le veíamos cada quince días... Creo que ambos tuvieron la misma soledad. Mi aita en el monte y mi ama aquí.

-Patxi Yo siempre he creído que tiene que haber un término medio y no hay que estar demasiado con la familia. Un día de Nochebuena nos oscureció en el monte, pero yo ya les había dejado ya un cabrito para cenar, por si acaso, así que pasé esa noche en el monte, tranquilo.

-Hasier: Mi aita es un hombre independiente, pero nunca nos ha dejado de lado. La familia siempre ha estado ahí, a su lado, aunque siempre ha tenido como premisa el deporte y el trabajo.

-Patxi:Siempre he sido una persona responsable, capaz de llevar los compromisos adelante.

¿Se puede vivir del deporte rural vasco?

-Patxi: No. El deporte rural nunca ha sido apoyado por las instituciones en Navarra. En Bizkaia está un poco más apoyado porque tienen más poderío las Federaciones. Aquí en Arraioz, todos los que vienen a nuestra escuela, Club Baztan Bidasoa, practican con la madera y el material que nosotros ponemos por nuestra cuenta, porque no existe ninguna subvención, así que mucha gente joven tiene dificultades económicas para practicarlo.

(Los herri kirolak, una tradición muy nuestra)

-Hasier: Tiene un coste que cualquiera no puede afrontar.

-Patxi: Las instituciones tienen que abrir los ojos y darse cuenta de que el deporte rural vasco forma parte de nuestra cultura y tenemos que protegerlo. En otras áreas hay ayudas, pero en el deporte rural, como es minoritario, no las hay. Si las instituciones nos ayudasen no tendríamos que estar poniendo nosotros todo. Que pongan aunque sea la madera y algo de ayuda con herramientas. Así habría más gente joven.

-Hasier: Sí porque si no, a este paso, llegará un momento en el que ya no habrá gente que lo practique y se perderá.

-Patxi: Es que hay personas jóvenes que ven las exhibiciones en fiestas y no saben a dónde deben acudir para practicarlo.

¿Cuántos alumnos tenéis en estos momentos en el Club Baztan Bidasoa?

-Patxi: Pues tenemos una docena de alumnos y de ello, habrá cinco o seis mujeres, entre ellas Nerea Sorondo, Campeona de Euskadi de herri kirolak, e Itxaso Onsalo, que tiene el récord de Euskal Herria.

¿Ha supuesto alguna que otra pelea familiar que Hasier no siguiese tus pasos, Patxi?

-Patxi: Al principio intenté que fuera igual que yo, en todos los sentidos, y tenía la obligación de hacerlo, pero luego ya vi que quería hacer otras cosas. Sinceramente me costó aceptarlo, porque toda mi vida giraba en torno a algo que él no quería hacer...

(Repasamos la trayectoria como aizkolari de Patxi Larretxea)

-Hasier: Mi aita ha sido el mejor profesor que haya podido tener cualquiera, pero yo quería desarrollar mi profesión en otro campo y agradezco enormemente a mis aitas haber recibido ayuda para adentrarme en la cultura, pese a que no ha habido referentes en casa. La ama dice que de pequeño siempre estaba entre libros y que llegué al cole sabiendo leer.

¿Cuándo descubriste tu homosexualidad?

-Hasier: Yo desde preadolescente ya lo tenía claro, pero no salió el tema hasta los 15 años.

-Rosario: Cuando Hasier era pequeño sí que pensaba que había algo diferente en él. Recuerdo que no ponía chicas en sus carpetas y esas cosas, no sé (risas).

-Hasier: Pues no, yo ponía a grupos heavies y otros grupos de música que me gustaban, porque aunque con el tiempo parezca que era para construir una coraza, yo en realidad disfrutaba con esas cosas. Antes compraba la revista 'Don Balón', iba a ver al Osasuna y me lo pasaba en grande.

¿Y recuerdas el momento en el que lo contaste en casa?

-Hasier: Sí. Yo lo tenía claro y también tenía claro que quería disfrutar de la vida. No quería terminar teniendo una doble vida, como muchas personas, pero era muy tímido y me costaba exteriorizarlo. Entonces hubo un momento en el que la ama llegó a donde mí llorando y me preguntó si me gustaban los chicos o las chicas y...

-Rosario:...Hasier me respondió que le gustaban los chicos.

-Hasier: Eran otros tiempos y venimos del mundo rural, así que para mí era frecuente escuchar palabras como 'marikoi hori' y ante esos comentarios nadie decía nada. Mi ama estaba hecha polvo porque no había referentes, así que en mis excursiones al Casco Viejo de Pamplona a ver discos y libros empecé a visitar la asociación Kattalingorri, que ofrecía información y asesoramiento ya en los noventa. Ahí me daban unos trípticos que le llevaba a la ama para aprender a hablar de ello juntos, pero con el aita nunca hablamos del tema...

-Patxi:Yo nunca me he avergonzado de mi hijo. Es más, siempre le he llevado conmigo a todo, hasta que ha volado solo. Lo que me ha pasado es que no he sabido expresarlo...

Entonces reafirmais ante nosotros que estáis súper orgullosos de él, ¿no?

-Patxi: ¡Pues claro que sí! Entonces, y ahora también, por todo lo que está haciendo.

-Hasier: Y yo estoy súper orgulloso de ellos. Cuando mi aita ha venido a entornos culturales siempre se ha sentido cómodo y yo lo he notado porque la primera vez que le he visto llorar fue en Madrid, en la entrega del Premio Nacional Juan Carlos Mestre. Mi aita vino a cortar un tronco y no pudo contener la emoción al escuchar todo lo que estaban diciendo sobre mí. Estos años dedicados a la literatura han sido para todos un viaje brutal.

-Patxi: En el mundo de Hasier encuentro otra gente con otra sensibilidad. Eso sí, a mí cuesta más expresarme, pero lo intento... porque eso nos aporta otra riqueza y hay que diferenciar ambos mundos pero quererlos igual.

¿Qué os parece su faceta como escritor?

-Patxi: Me alegra mucho que haya conseguido su sueño de ser escritor.

-Rosario: A mí me gusta mucho leerle. 'Otro cielo' es un libro que se lee muy fácilmente.

-Patxi: Yo reconozco que soy poco lector. Leer no es lo mío...

¿Y os véis reflejados en sus libros?

-Rosario: En algunos puntos puedo saber de qué habla o incluso sentirme reflejada.

¿Y cómo os tomasteis su decisión de irse a vivir a Madrid?

-Rosario: Yo lo viví mal, porque tenía un trabajo estable en el Ayuntamiento de Elizondo.

-Hasier: Sí. Trabajaba en un programa de empleo social protegido con personas en riesgo de exclusión social con dificultades para acceder al mercado laboral. Acababa de sacar la plaza nada más terminar la universidad y lo compaginaba con algunas incursiones en una radio local.

-Patxi: Hasier tenía estabilidad, pero poco recorrido para lo que él quería hacer. Ya había estado estudiando Trabajo Social fuera, en Pamplona, y yo ya sabía que era muy hábil y no tendría problemas para adaptarse a Madrid.

-Hasier: Había algo en mí que me hacía sentir que quería irme. No me encontraba a gusto. Tenía ganas de vivir y notaba que aquí me faltaban cosas... No fue fácil al principio el traslado a Madrid porque tenía que empezar desde cero, buscar vivienda, trabajo... pero eso me ha hecho ser quién soy. Necesitaba curtirme. Aquí tenía mucha protección y necesitaba salir del cascarón. Mi marido Zuri me ha enseñado no sólo a querer, sino a enseñar mi mundo interior. Tenía una mochila llena de muchas piedras muy pesadas y él, desde su calidez y carácter cercano, me enseñó a vivir y a empezar desde cero.

¿Un viaje que recordéis con cariño?

-Hasier: Tenerife, sin duda. Hemos viajado en varias ocasiones allí porque es la tierra de mi marido. Nos gusta más el norte porque es la zona más auténtica, con sus pueblos de pescadores, su fauna, la montaña, las rutas de senderismo y todos los lugares insospechados en los que puedes perderte. El clima es más húmedo. Allí eliges el pescado que ves para comer. Y La Laguna es una ciudad preciosa. Es la primera ciudad a nivel estatal que se creó sin muralla y sin perspectiva de defensa. Me recuerda mucho a Latinoamérica, por la energía y los colores de sus casas. Me encantaría que mis aitas nos acompañasen a Zuri y a mí la próxima vez que volvamos a la isla.

(Visitamos Tenerife de la mano de nuestros anfitriones)

¿Y si hablamos de gastronomía?

-Rosario: Un plato que preparo muy a menudo son las albóndigas con tomate, la sopa de fideos con huevo y la sopa de ajo tampoco falta de forma habitual.

-Hasier: Yo disfruto mucho de un rico puré de verduras con lo que haya en la huerta. Tampoco hay que liarse mucho... Y aún recuerdo el menú de nuestra boda, cuando nos casamos hace seis años en la Sierra de Madrid. Mis aitas trajeron una furgoneta llena de vino blanco y chuletas de excelente calidad. Y luego, por la parte de Zuri, las patatas con mojo picón de su madre.

(Te contamos cómo preparar los platos que nos recomiendan Hasier y sus aitas)

Bueno, pues ya estamos llegando al final de esta entrevista tan bonita y tan personal... pero, antes de terminar nos gustaría que nos recomiendes una selección de libros que te hayan marcado recientemente.

-Hasier: Siempre estoy buscando nuevas y hoy justo he estado mirando novedades. Me gusta mucho la literatura latinoamericana y centroeuropea y la poesía polaca y serbia. Ahora estoy leyendo más narrativa y estoy abierto a nuevas propuestas y voces y estoy encantando con la librería 'Lata Peinada', en Madrid, que trae literatura independiente. Os recomendaría 'Panza de burro', de Andrea Abreu; 'Tres ataúdes blancos', de Antonio Ungar; Bernardo Atxaga y la poesía de Joseba Sarrionaindia.

(¿Quieres saber más sobre estos libros?)

¿Y una películas o serie que os haya gustado especialmente?

-Patxi: Pues vemos la televisión lo justo para informarnos.

-Hasier: 'El poder del perro', de Jane Campion, me ha gustado mucho. Si no la habéis visto os recomiendo verla. También 'Solo nos queda bailar (and then we danced)'. Me gusta cómo hilvana la tradición georgiana a través del baile y esa escisión por las formas afeminadas del bailarín y por su manera distinta de encarar la tradición. Y como serie diría 'A dos metros bajo tierra', todo un clásico.

Nacida en Arraioz, la madre de Hasier Larretxea se define como ama de casa, aunque también trabaja en la empresa familiar, la explotación de madera Larregoitia Egurrak, en la que también trabaja su otro hijo, Gari, de 31 años. Disfruta con las albóndigas en salsa y la sopa de ajo y se declara fan incondicional de su hijo Hasier. Con él y con su marido, Patxi Larretxea, participa en el espectáculo de poesía 'Caminos de retorno', en el que tiene un papel clave en la representación que hace Hasier Larretxea de sus versos.

(Arraioz, 1982) Este poeta navarro hace ya quince años que vive en Madrid, pero no olvida sus raíces, tal y como se refleja en sus obras. A principios de este año ha publicado nuevo poemario, 'Otro cielo' (Editorial Espasa). Estudió Trabajo Social y desarrolla esta profesión como educador en el ámbito de la enfermedad mental crónica, dentro de un equipo de apoyo sociocomunitario de la Comunidad de Madrid. Es algo completamente diferente a la literatura, pero también le aporta muchas cosas, asegura

Nacido en Arantza en 1955, lleva sesenta años viviendo en Arraioz. Ha dedicado toda su vida a las labores rurales propias de los caseríos y cree que eso es lo que le ha dado esa fortaleza a día de hoy, ya que a día de hoy sigue siendo aizkolari y maestro en el Club Baztan Bidasoa. Al frente de la empresa Larregoitia Egurrak, está especializado en la madera de haya, que combina con roble americano en invierno, y prepara la madera necesaria para todas las competiciones de herri kirolak que se celebran en Euskal Herria.