Tal y como estaba previsto, tras la confirmación de que los indultos llegarán hoy mismo, ruge la marabunta diestra. "Sánchez claudica", llora la portada de ABC sobre una foto del aludido en su monólogo de ayer en el Liceu. Como antetítulo: "Culpa de la situación a constitucionalistas y separatistas y aprobará hoy los indultos porque afirma que lidera la segunda transición".

Ya en esa primera se anuncia un editorial titulado "La agenda de una rendición", con fragmentos dolientes como este: "Ha diseñado una cesión grave del Estado y una humillación política, ha desactivado delitos muy graves, y está demostrando que la fuerza de un Estado para defenderse frente a quienes lo agreden es irrelevante porque debe subordinarse al tacticismo oportunista. Sánchez no tiene ninguna idea de España, de su historia, del valor de la Transición, o de lo que realmente significa la concordia. Los indultos son un trágala inaceptable que incrementarán la crispación política y alentarán una ruptura social mucho más ideologizada y combativa".

Prácticamente toda la artillería opinativa del vetusto diario dispara con la misma munición. Casi basta que les ponga los títulos y ustedes imaginan el resto. "Se repite la infamia" (Isabel San Sebastián). "España por un plato de lentejas" (Luis Ventoso). "Me quedo con el facha de Sol" (Agustín Pery). "Ópera de marionetas" (Ignacio Camacho). "Élites desertoras" (Julián Quirós). "España centrifugada" (Jesús Lillo).

La Razón sorprende de primeras con su titular destacado: "La UE se plantea ser mediador para Cataluña tras los indultos". Es la forma suave de introducir lo que en su editorial califica como "Un flaco favor a la convivencia". Por el modo en que está escrito cabe apostar que su autor es el director, Francisco Marhuenda. Juzguen: "Entendemos los grandes lemas del presidente como una carcasa cosmética que apenas encubre lo que sin duda representa una mera transacción de votos, intereses, privilegios y poder, que asegura -o al menos eso se cree- estabilidad parlamentaria al Gobierno y apenas esboza un horizonte tan abierto como alarmante para el Principado y el resto del Estado. Es irreal, además de un señuelo, hablar de concordia y de legalidad cuando abiertamente se ignora al Supremo, la Fiscalía, la oposición y la inmensa mayoría de una sociedad que pensaba que todos éramos iguales ante la ley y que el Estado de Derecho era un baluarte que nos defendía de actos arbitrarios y perniciosos desde el poder".

Los demás amanuenses tiran más o menos por ahí con variaciones, así que les libero de los respectivos copia-pegas, menos de uno. Hace un par de semanas Luis María Anson volvió al periódico que fundó y hoy firma una columna que termina así: "La gran farsa, en fin, se está imponiendo e Iván Redondo avanza en un relato que difumina la indigna jugarreta del sanchismo, escoltada ya en los flancos por las mascarillas arriadas, las leyes sociales y las anheladas vacaciones".

De El Mundo les he reservado el comienzo de su airado editorial: "Sería difícil encontrar en la reciente historia europea un antecedente de infamia política similar a la perpetrada ayer por Pedro Sánchez en el Gran Teatro del Liceu de Barcelona. Que un Gobierno esté dispuesto a favorecer los intereses de un grupo de golpistas condenados por sedición, que han declarado desvergonzadamente su intención de volver a repetir la afrenta en cuanto abandonen la cárcel, no solo atenta contra la dignidad de los ciudadanos que aspiran a la seguridad y la estabilidad políticas, sino que despeja el camino a quienes han hipotecado toda su actividad política a la destrucción del Estado-nación y a la ruptura del orden constitucional y el marco de convivencia actuales".

También en el diario de Unedisa la cuestión inspira a prácticamente todos los opinadores. De entre ellos, me quedo con la pieza de Jorge Bustos titulada "Sesión sadomaso en el Liceo", donde describe así al inquilino de La Moncloa: "Sánchez es un Zapatero relleno de Pablo Iglesias que repite mejorados los errores de un ayer reciente, cubriendo con la retórica sonrosada del primero la virulencia antisistema del segundo. Plagiar lo peor de ambos es su genuino doctorado. ¿Síndrome de La Moncloa, adanismo o huida hacia delante? La psicopatía nunca ha estado reñida con la cursilería, y desde luego casa bien con el egoísmo bíblico de quien renuncia a responsabilizarse del diluvio que caiga después de él".

"Se consuma la traición", clama el editorial de Libertad Digital redactado con prosa de esparto: "Pedro Sánchez Castejón acaba de escribir una de las páginas más negras de la historia de la España democrática. Lo que se dispone a firmar este martes es una felonía imperdonable, que debería suponer el fin de su carrera política y condenar irremisiblemente a lo que queda de su indigno Partido Socialista Obrero Español". Al lado, Pablo Planas se descuelga con una soflama titulada "Las porras es lo único que entienden". Se lo juro.

En Vozpópuli, Miquel Giménez tira de exageración hiperventilada. El resumen que (otra vez) España se rompe: "La traición de Sánchez, de su gobierno, del PSOE y de Podemos va mucho más allá del asunto catalán. Han dado el primer paso para desmembrar España, lo que equivale a decir el orden constitucional, la monarquía y la democracia".

Y como contrapunto les he servado un fragmento del editorial de El Español, donde Pedro J. Ramírez argumenta de forma bien curiosa por qué a Sánchez le saldrá mal jugada. Se basa en el incidente de los gritos de un independentista en el Liceu. Atentos al razonamiento: "Si el Gobierno no ha sido capaz de evitar la presencia de un radical en un acto en los que los asistentes fueron seleccionados con mimo, ¿cuáles son sus garantías de que será capaz de controlar al secesionismo en su conjunto?". Hala, respondan a eso.