Qué les voy a contar que no imaginen. Desde hace tres días, al ministro de Consumo, Alberto Garzón, le están lloviendo piedras dialécticas a cascoporro desde el cielo diestro. No hay editorial de las cabeceras de orden que no le haya atizado con la garrota ni prácticamente amanuense que no se haya sumado al linchamiento.

Empezamos la recopilación con las piezas editoriales. "Ya está tardando su destitución", titula ABC. Después de despacharse contra el ministro, el dedo acusador apunta a otro lado: "Si Alberto Garzón sigue como ministro de Consumo es porque Sánchez quiere. Y no vale argumentar que es cuota de Podemos, porque ni siquiera en ese partido Garzón pinta ya nada, y nadie hará 'casus belli' por él".

"El ministro Garzón y la dañina necedad", cacarea La Razón. También exige la destitución, pero, fíjense qué detalle, le ofrece una alternativa a Pedro Sánchez: "Desde la más mínima lógica política, el presidente del Gobierno estaría obligado a destituir al titular de Consumo, pero dado que se trata de un ministro de la cuota comunista de la coalición, bastaría con pedirle que se mantuviera en silencio. Así, al menos, dejaría de hacer daño a la economía española".

En El Mundo, más de lo mismo. "Garzón no puede seguir en Moncloa un solo día más", reza el encabezado de una diatriba que se resume en el primer párrafo: "Ha llegado tan lejos en su irresponsabilidad el ministro Alberto Garzón que si Pedro Sánchez no le cesa haciendo uso de sus exclusivas competencias será cómplice de un indigno desafuero que no solo pone en la picota a un sector productivo tan importante como el ganadero sino que mancha la imagen de España en el exterior".

En cuanto al editorial de Libertad Digital, basta una frase para que se hagan una idea del total: "No es la primera vez que este destructivo e incompetente comunista arremete contra sectores productivos tan importantes como el cárnico o el turístico".

El Español de Pedro J. Ramírez tampoco brilla por su originalidad, aunque sí destaca en lo grueso de las invectivas: "Alberto Garzón se ha convertido en una amenaza de primer orden para la economía española. Prácticamente no hay sector esencial que no haya sido regado con el napalm verborreico de Garzón a lo largo de estos últimos dos años: los ganaderos, el turismo, la hostelería, la publicidad... ¿Qué ha de ocurrir, en definitiva, para que el pirómano Garzón sea de una vez cesado de todas sus responsabilidades?". Lo de napalm verborreico me lo apunto.

Ministrillo, lechuguino, tonto...

Vamos ya con las bofetadas firmadas con nombre propio. Abro el festival con Francisco Marhuenda, que le ha dedicado no una sino dos columnas. Les copio y pego unas lascas de la de ayer: "Lo más sorprendente es que el ministrillo pretenda dar lecciones sobre ganadería, salvo que quiera trasladar a nuestro país la experiencia de la Nueva Política Económica y los desastrosos planes quinquenales de la Unión Soviética. No hay nada más inquietante que un comunista opinando sobre economía. Hay mejores lecturas que las caducas obras de Marx, Lenin y Stalin".

Una tal María Jesús Pérez hace sus pinitos con la cachiporra en ABC: "El representante de 'Izquierda Hundida' en el Gobierno Frankenstein -a saber, Alberto Garzón- ha querido imponer su férreo criterio ante los correosos esquiroles de Nancy Neocon y La Patrulla Canina Liberal, que se han negado a secundar la huelga de juguetes del ministro ídem. «¡Se van a enterar de quién soy yo!», habrá pensado el estadista Garzón y se ha ido a 'The Guardian' para denunciar el intolerable maltrato animal que se dispensa en España y la mala calidad de nuestras carnes exportadas".

En El Debate, Antonio R. Naranjo se apunta al acollejamiento ritual así: "Y si Garzón, que ya era lechuguino antes de mantener una estricta dieta de lechuga, quiere ver animales maltratados, solo tiene que pasarse por las sedes andaluzas de UGT y CCOO: lo que allí hacen con langostinos y cigalas sí que es un holocausto, Albertito".

"Lechuguino", dice Naranjo. Su compadre Alfonso Ussía lo eleva a tonto: "Es tan tonto, que ha calumniado e injuriado el trabajo y honestidad de nuestros ganaderos, ha indignado al sector, se ha situado en la diana de relevantes barones socialistas que temen por los votos que ha traspasado con sus majaderías a la oposición, y ha perdido el apoyo -ya muy deteriorado- del mundo del campo español, que es un mundo muy importante en las urnas. El tonto filarmónico es digno de ser cuidado por su escasez y singularidad".

Para el final les he dejado a Federico Jiménez Losantos. Su pirueta en El Mundo no la supera ni Simone Biles. Vean cómo el tortazo a Garzón termina en una alusión de gusto mejorable a otras personas: "En cambio, el de Consumo, que es el de Garzón, como está hecho con retales de despojos, puede meterse en todos los charcos y chapotear en el fango de la idiotez supina sin que nadie lo vea fuera de sitio. Iglesias lo odia desde que peleaba con él por llevarle al botijo a Llamazares; y se vengó haciéndolo ministro. Pero ¿qué hombrecito pondría la mesa esta navidad en Galapagar? ¿Quién dejaría carbón -sin azúcar- a los ex hijos del Ausente?". Se pregunta uno qué tendrán que ver las gónadas con comer trigo.