"Va a ser una despedida por la puerta grande", decía ayer una emocionada Paquita Alonso en su administración de lotería de Cascante de la que se despedirá, por jubilación, esta Navidad. Paquita había repartido 200.000 euros sin pestañear al vender diez décimos del número 38.341, lo que significaba que había repartido a diez familias 20.000 euros para cada una ya que se había vendido "décimo a décimo", bien en ventanilla o bien en sus viajes para vender lotería por las provincias limítrofes.Entre los ganadores se encuentran dos o tres vecinos de Cascante "clientes fijos que creo que ya tengo localizados" y el resto foráneos. Sin embargo, el celo característico de los loteros hizo que Paquita se guardara para sí la identidad de los posibles agraciados de un número que no solía vender en ventanilla. Junto a estos décimos también entregó ayer muchos premios menores como 172.000 euros procedentes de la pedrea (se entrega cien euros a cada uno).

con mazapanes En una de las calles más emblemáticas de Cascante, la del Romero (como el nombre de la patrona de esta localidad ribera, la Virgen del Romero) se encuentra la única administración del municipio donde ayer su propietaria Paquita Alonso dio una serie (diez décimos) del cuarto premio.

La Ribera estaba oscurecida por la niebla que, durante toda la jornada, cayó como un manto por toda la merindad, vaciando calles y bares en una mañana fría y desagradable. Sin embargo, en esta céntrica calle cascantina, Paquita tenía una sonrisa de oreja a oreja para todo aquel que se acercaba por la administración o que pasaba cerca y que al ver cámaras y periodistas junto a ella y a Isabel Poyo posando con el 38.341 le saludaba alegrándose de la suerte repartida. También algún banco y algún comercio cercano estaban atentos a lo que sucedía en la administración cascantina. "Es el premio más alto que he dado en los 34 años que llevo en la administración", explicaba ayer desde su administración que, rompiendo sus tradiciones, había abierto en la mañana de ayer 22 de diciembre, ante la noticia del premio.

Paquita, desde las 9 de la mañana había seguido sus costumbres y sus "rituales" y como le gusta hacer cada 22 de diciembre se había puesto delante de la televisión con un vino dulce, mazapanes, bombones y turrones para seguir de cerca el sorteo. "Siempre cierro la mañana de los sorteos y cuando me han pegado en la puerta diciéndome que uno de los cuartos premios había tocado aquí es cuando he bajado a abrir", explicaba.

Junto a ella, la joven Isabel Poyo vivía en primera persona la experiencia de entregar un premio. Tras su sonrisa de principiante y de respeto ante los objetivos se intuía la esperanza de que la escena se repita de ahora en adelante en muchas ocasiones. Esta cascantina es la que ha cogido el testigo de Paquita, al coger el traslado de la administración que, por jubilación, dejará Alonso cuando terminen las navidades. "Me voy por la puerta grande", repitió en varias ocasiones, "y dejo la puerta abierta de par en par a mi sucesora", indicaba mientras señalaba a Isabel.

Tras 34 años de trabajo, el premio más alto que ha entregado en Navidad era el de ayer, el cuarto premio con el 38.341, y tras él le seguía un quinto premio del 43.221 que entregó en el año 2015. Sin embargo, para demostrar que una administración no vive solo de la Navidad (aunque sea un empujón publicitario de primer orden) en el escaparate tenía colgado un cartel en el que se podía leer "hemos entregado 760.458 euros en premios a lo largo de 2019 en este punto de venta. Aquí es donde se cumplen tus sueños".

más premios "De dos o tres de los agraciados estoy segurísima quienes son y son de aquí de Cascante, clientes fijos. Las otras personas son de fuera porque me pidieron, ya que yo hago ruta y alguno de ellos también lo lleva". La cascantina Paquita recorre un radio de 50 kilómetros para vender la suerte a localidades y clientes fijos de las comunidades limítrofes como La Rioja o Aragón o la provincia de Soria, que rodean a la Ribera. "Tengo clientes que quieren mi lotería y me dicen: ¿Pero por qué te cojo la lotería si no me das ningún premio? Pues yo creo que simplemente porque soy yo".

Su experiencia le sirve también para recordar que la mitad de la serie premiada la vendió hace mucho, casi después del confinamiento, en el mes de julio y el resto este mismo mes de diciembre. "Con números como éste que es la primera vez que tengo primero vendo media serie y, después, conforme se van acabando las terminaciones, vendo otra media serie por si toca, para no devolverlo".

Su número favorito es el 49.753, al que está abonada la administración, y del que ella suele comprar ya que "era el favorito de mi madre". Ayer también consiguió premio al caerle la pedrea y del que cobrará unos 1.000 euros al llevar varios décimos. Junto con él entregó varias terminaciones en 97 (el número del Gordo) lo que, pese a ser premios menores, también da alegrías, "no me ha dado tiempo a contar lo que hemos podido dar, con la alegría del cuarto premio...".

Con la llegada de su jubilación, Paquita echará de menos, sobre todo, a sus clientes que "después de 34 años son casi como mi familia. Este oficio es precioso, es lo más bonito que hay. Lo hace tan bonito mis clientes. Tengo una clientela fabulosa, fantástica que durante muchos años de sequía de premios me decían: "Paquita no nos das nada pero ¿como vamos a cambiar de lotera? Estoy muy agradecida. Nunca les podré agradecer todo lo que han hecho por mí".

Para el sorteo de ayer en la Ribera, se habían agotado los décimos que acaban en 20, ya que todos habían buscado una fecha de cualquier día clave de este año. "El más elegido ha sido el 14.320, fecha en que se decretó el estado de alarma durante el confinamiento y dio origen a la pesadilla", dijo. Ayer varios cascantinos pudieron vivir, por fin, un día feliz de verdad.