Los centenarios muros del santuario de Aralar acogieron ayer la ceremonia de presentación de los niños a San Miguel, la misa más bulliciosa del año. Y es que el silencio del templo se ve roto por los llantos, risas y voces de los txikis. “Es una gozada oír a los niños y niñas” aseguró Mikel Garciandía, capellán de Aralar. “A Jesús le gustaban muchos los niños pero a los apóstoles les ponían nerviosos. Por eso les dijo: dejad que se acerquen a mí” apuntó.
Unos 70 nuevos amigos se sumaron ayer a esta gran cuadrilla de San Miguel de Aralar . Fue al final de la misa mayor, en la que después de encomendarse los txikis al Ángel, uno a uno, recibieron su bendición .
Esta celebración se repite todos los veranos, el domingo siguiente a Sanfermines, desde hace once años. La Cofradía de San Miguel de Aralar fue la impulsora de la ceremonia. “Aquí se celebran muchas bodas y antes también bautizos, pero ahora no se puede, ya que este sacramento se debe ofrecer en las parroquias. Por eso, nos parecía que faltaba ese vínculo y que, ésta, era una buena oportunidad” apuntó José Mari Ustarroz, presidente de la cofradía. Así, esta cita busca estrechar los lazos de los más pequeños con el santuario y pedir la protección del santo. En este tiempo se han sumado más 800 niños y niñas, principalmente de Navarra y Gipuzkoa.
De este vínculo queda constancia en un pergamino que reparte la cofradía. Más de la mitad, 40 que se habían inscrito con antelación, lo pudieron recoger ayer mismo, una vez terminó la misa. El resto deberán esperar dos semanas. En castellano y en euskera, en el pergamino se puede leer “Es presentado por los padres al Ángel de Aralar para pedir protección durante toda la vida y, por esto, la Cofradía de Aralar lo nombra amigo del arcángel San Miguel. San Miguel, Mikel, Mikel gurea zaindu betirako zure adixkidea”.
Ayer fueron menos niños que en otras ediciones, en las que se superó con creces el centenar. Al respecto, Ustarroz recordaba que los primeros años acudían niños de todas las edades pero que ahora muchos ya son amigos de San Miguel. Algunos de éstos acompañaron ayer a sus hermanos y primos en este primer contacto con el Arcángel de Aralar. Era el caso de Ane Reparaz Arlaban, de Pamplona, la quinta de los nietos de Marcos Reparaz y Mª Carmen Extramiana, todos amigos de San Miguel.
Mientras Ane seguía atenta todo lo que pasaba a su alrededor, Bidane Senar Goikoetxea, de Arbizu, dormía plácidamente en los brazos de su madre ajena al bullicio de ayer en lo alto de Aralar.
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