marcilla - Paciencia, cautela, devoción, mimo y buen pulso son los ingredientes imprescindibles para realizar mosaicos, y si no que se lo pregunten a Ramón Cambra, marcillés de 75 años que en la última década ha hecho más de medio centenar de cuadros utilizando esta técnica.

“Quería ocupar mi tiempo una vez que me jubilara”, explica el que fuera profesor de letras durante años en Alfaro. “Siempre me ha gustado mucho la historia, el medievo, y decidí investigar junto a mi tío el arte de los mosaicos. Es una actividad que me entretiene, me gusta mucho y me llena”, añade.

De hecho, el arte impregna cada rincón de su domicilio en Marcilla. Y es que, aunque empezó con pequeños cuadros de animales y escudos, tras perfeccionar la técnica, Cambra comenzó con retos más difíciles y a día de hoy ha realizado 25 escenas del Quijote. “Quería que esta obra, una de las más internacionales de la literatura española, se conociera. Me gusta mucho y es una manera de homenajearla”, puntualiza Cambra mientras que su mujer, Pili Goñi, señala las diferentes escenas del Quijote que lucen en el merendero de su casa.

Este artista también ha realizado once cuadros a los que denomina “ de temática variada”. En este caso, destacan obras de los monasterios de Suso y Yuso, en La Rioja, réplicas de algunas pinturas famosas y algún que otro retrato.

Además, Cambra siente una especial admiración por el Camino de Santiago y por este motivo hace tiempo finalizó un cuadro en el que se ve al apóstol en Puente la Reina.

De hecho, en la actualidad, Ramón está elaborando otra obra de similar temática; se trata de su pequeño homenaje en forma de mosaico a Roncesvalles. Su idea es retratar otros puntos emblemáticos de esta ruta para que conformen una pequeña historia.

obra estrella A pesar de que existen obras a las que Cambra les tiene un especial afecto, lo cierto es que hay una que sobresale por encima de las demás. Se trata de un mosaico de casi dos metros de alto por metro y medio de ancho que se encuentra en el patio del castillo de la localidad.

Esta pieza, Alegoría de la defensa del castillo de Marcilla, que pesa unos 250 kilos y que muestra leyenda según la cual Ana de Velasco defendió la fortaleza ribera, está formada por doce trabajos separados (cuatro centrales y ocho perimetrales) y a este vecino le costó elaborarla un año y medio.

Cambra, que vivió parte de su juventud en el castillo, cuando se enteró de que iban a restaurar el edificio decidió hacer su pequeña aportación en forma de cuadro. Ahora ha iniciado los trámites para donar esta obra al pueblo.

paso a paso Ramón Cambra le dedica unas 300 horas a cada cuadro, unos tres meses, y es que la técnica para elaborar estas obras requiere de un proceso muy meticuloso.

“Lo primero y esencial es elegir bien el tema. A mí, personalmente, me gusta que los cuadros cuenten algo, que no sea una obra intrascendente”, comenta este marcillés al que un familiar le realiza los dibujos que luego él retoca a su manera y coloca sobre una plancha de policarbonato.

Acto seguido, Cambra perfila con mármol negro los contornos de los edificios o las figuras, dejando medio milímetro entre piedra y piedra. Además, recalca, él mismo se encarga, tenazas en mano, de lijar y cortar las teselas de diferentes formas y tamaños.

El siguiente paso es rellenar poco a poco el interior de las siluetas, “siempre teniendo en cuenta los colores y las tonalidades que van mejor para darle más profundidad a la escena, más alegría o más sobriedad”. Para ello, se vale de sus manos, de pinzas de las cejas o de palillos.

Por último, se colocan bordes de aluminio y un mallazo para fijar la obra. Después se echa cemento y se deja descansar entre 4 y 6 días para que cale bien entre las separaciones de las piedras. “En este caso, los mosaicos se hacen con la llamada técnica inversa o técnica del espejo, es decir, yo trabajo con la cara mala de la piedra para que después, al darle la vuelta, se vea el lado bueno”, explica el artista con un ejemplo práctico.

Este mosaiquista asegura que no se ha planteado poner a la venta sus cuadros, de hecho, no ha calculado cuánto podría costar cada uno. Algo que sí le gustaría es exponer su arte en alguna galería para que la gente descubra y conozca mejor los entresijos de esta técnica. “El mosaico está poco explotado, apenas se habla de él y sería muy interesante darlo a conocer”, insistía Cambra.