La enorme fuerza del Gótico en la Península Ibérica retrasó la llegada del Renacimiento labrado y extendido desde Italia. El arte plateresco fue la primera etapa renacentista en España durante las primeras cuatro décadas del siglo XVI. Se trata de un eslabón que une las estructuras góticas anteriores y la implantación de abundante y muy variada decoración de estética ya renacentista. Una decoración que se dispone a candelSieri (imitación a los candelabros) y con otros elementos conocidos e, incluso, abstractos.
Sin desdeñar otros tesoros del Renacimiento en Navarra, como los que encontramos en La Casa del Almirante de Tudela, el Palacio de los Cruzat de Estella, la portada del actual Museo de Navarra y abundante retablismo (San Martín de Améscoa, Unzu, Ororbia...), el conjunto más amplio y señero (arquitectura y escultura) del Plateresco es el claustro del Monasterio de Iratxe. Se trata de una sinfónica renacentista que se desarrolla en las décadas centrales del siglo XVI y que está instrumentalizada por ménsulas, hornacinas, claves y capiteles bien afinados por la batuta de su portada, la Puerta Especiosa.
Esta portada del Claustro de Iratxe (1547) no es ni será tan grandilocuente como la fachada de la Universidad de Salamanca, pero, sin duda, merecería ser más publicitada y servir de elemento de pedagogía cultural. Su buen estado ha sido producto de que el monasterio benedictino ha estado siempre ocupado desde, al menos, finales del siglo X, y porque la Diputación Foral de Navarra lo ha restaurado en varias ocasiones.
El ser un hito del Camino de Santiago (hacia 1050 el rey navarro García Sánchez III el de Nájera lo convirtió en hospital de peregrinos) propicia el que en el siglo XII se construya el templo abacial de cabecera románica y naves cistercienses.
Tras varios siglos de decadencia, Iratxe recupera su esplendor desde 1522 de la mano de los benedictinos de Valladolid. Pocos años después se inicia la construcción del claustro que nos ocupa. Y ya funcionando como calle cubierta que articula los accesos al conjunto abacial y como sendero de oración y lectura, su colegio de formación fue alzado al rango de Universidad (Teología, Abogacía, Farmacia...), en 1615 con la bendición del papa Paulo V.
En el siglo XIX sufrió el abandono por las duras inclemencias de lo bélico (en 1809 por la Guerra de la Independencia) y por la desamortización liberal (1820). Y aunque Fernando VII devolvió la propiedad a los Benedictinos, la comunidad de monjes desapareció definitivamente en 1839. De 1885 a 1984 Iratxe fue un seminario de los Escolapios. Desde entonces su propietario es el Gobierno de Navarra, aunque fue cedido por 50 años al Ministerio de Industria con la idea, desde luego que peregrina en esta época, de convertirlo en parador nacional.
Carmelo Ciordia Azanza
Claustro con vida y alma
Durante 60 años (1956-2015), Carmelo Ciordia (Ayegui, 1949) ha sido el alma depositaria y cuidadora de los latidos de la vida monacal, de la enseñanza Pía, de recios valores, de amistad, de la gentil aduana de peregrinos y de algunas andanzas. Es, además, el lector de la inspiración plateresca del claustro. Un recital docto y saleroso que hace sentir la filigrana de esta gran obra, y la filigrana de su vida. Saber más www.turismo.navarra..es y
Tf. 948 554 464. Gorka Lizarraga Nogales.
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