a lluvia y el descenso de temperaturas, el confinamiento perimetral de Madrid y la llamada desde la dirección de Salud del Gobierno de Navarra a restringir la movilidad este puente, eran ingredientes suficientes para presagiar un mal inicio de temporada otoñal en Irati. Pronto se disipó el miedo porque a medida que se sucedían las cancelaciones en casas rurales y alojamientos, se volvían a ocupar con nuevas demandas. El Pirineo colgaba el cartel de completo, y ya el jueves recibía a los primeros turistas con el ansia de disfrutar de la naturaleza y de la belleza de la Selva de Irati en este otoño del coronavirus.

Imagen desde las proximidades del Orhi con un tímido sol que aviva los colores de otoño. P. CASCANTE

Comenzaba por tanto el viernes el puente de octubre repleto y para entonces, Las Juntas de los Valles de Aezkoa y Salazar, en colaboración con el Gobierno de Navarra activaron el dispositivo de regulación de acceso al espacio natural, protocolo que permanecerá abierto todos los fines de semana hasta el próximo 1 de noviembre.

Ayer, lunes de puente era en el bosque el día de Navarra. En los anteriores acogió a visitantes de la Comunidad Valenciana, Zaragoza, País Vasco, Cataluña, Castilla y León. Solo faltó Madrid, confinada, comunidad asidua de este puente de octubre. Quienes llegaron de lejos partían ayer hacia sus lugares de origen.

"La covid ha llenado el bosque. La gente ha venido con mucha emoción y muchas ganas. Poder disfrutar de este paisaje en el tiempo que vivimos es importante y la gente lo demuestra. Además, ha sido muy comprensiva con las circunstancias, porque solo hemos podido tener una ventanilla de información abierta por las medidas sanitarias y las filas han sido largas ", expresaban miembros del guarderío del Valle de Salazar. Reconocían que este verano ha sido muy potente la afluencia de visitantes a la búsqueda de la naturaleza y de respirar al aire.

A media mañana de ayer organizaban el aparcamiento de la jornada festiva y arrojaban la cifra de 800 vehículos en total los que habían entrado en el puente por esta parte de la Selva. "El sábado cortamos dos veces intermitentes la entrada con el aforo completo (330 coches). Es preciso hacerlo para que salgan sin problema los que han entrado", puntualizaban.

Esta medida se adopta desde hace cinco años, con ayuda de la Policía Foral, según recordaban, el tiempo que hace que el hayedo se colapsa. Con el tiempo" habrá que contemplar otra forma de acceso. Ya está planteado en las Juntas de Aezkoa y Salazar", añadían.

En el Centro de Interpretación de la Naturaleza en Otsagabia argumentaban que los datos no son comparables por la crisis sanitaria que ha impedido la llegada de autobuses y de grandes excursiones. Valoraban este puente como "más tranquilo que otros años, con menos gente, sin autobuses, en el que, a pesar de la pandemia la gente ha sido correcta, ha venido preparada y protegida". En la oficina han ofertado recorridos alternativos y otros paisajes como el de Abodi.

La ocupación de casas rurales, hoteles y restaurantes, añadieron, " ha estado prácticamente al cien por cien. El tiempo no ha sido muy bueno y ha favorecido que la gente quisiera comer en interior. El cliente de otoño consume de otra forma; viene para menos días y se plantea hacer más gasto".

Para el nuevo Centro de Montaña de Abodi, este ha sido su primer puente otoñal desde su inauguración en enero.

Su apertura se planteaba como una nueva entrada a la Selva de Irati para descongestionar los accesos y "disfrutar de otra perspectiva con paisaje más abierto igualmente vestido de otoño", recalcaba su responsable Susana Sierra.

"Nuestra valoración es muy positiva. Hemos trabajado muy bien con el valle y con el turismo, eso que no hemos podido atender en barra y a la gente le ha tocado esperar, con mucho respeto", decía. En Casas de Irati, sumaba Amaya Ayerra, han dado hasta 150 comidas diarias. "Hemos trabajado mucho y podíamos haber trabajado más. Las restricciones nos han restado y complicado el trabajo. Con todo, damos gracias porque la gente ha respondido muy bien. Han venido a visitar la Selva y han mantenido sus reservas en el valle", declaraba Ayarra, gerente de ambos centros, que se suman al atractivo natural de Irati, por sí mismo, una fortuna.

"La covid ha llenado el bosque. La gente ha venido con mucha emoción"

Valle de Salazar

"La gente ha respondido muy bien manteniendo sus reservas"

Gerente de Irati Basoa

"Abodi ofrece otra entrada y otra perspectiva más abierta y otoñal"

Responsable centro Abodi