Pasear estos días por las calles y campos de la localidad ribera equivale a disfrutar del característico olor y del color rojizo que le imprime a esta temporada el Pimiento del Piquillo de Lodosa. Buena culpa de ello la tienen los agricultores locales que, con mimo y delicadeza, se encargan de que este preciado oro rojo esté siempre en perfectas condiciones.El lodosano Jonás Romero, que trabaja junto a Jesús Faustino Martínez Zarra, explicaba que la campaña, de momento, "está siendo igual o incluso mejor que otros años, no nos podemos quejar". Y es que, así como en Mendavia han tenido problemas importantes con una bacteria, en Lodosa "cuando dieron la voz de alarma, nosotros que teníamos la planta del mismo vivero, pusimos un tratamiento y logramos contenerla, ha sido una suerte".

Jonás explicaba que ellos plantaron hacia el 15 o 20 de junio y que comenzaron a recoger los primeros pimientos a principios de septiembre, algo que continuarán haciendo hasta que caiga la primera helada, fecha que marcará el fin de la campaña. "El pimiento da mucho trabajo porque hay que tratar enfermedades, los riegos se hacen a diario o cada dos días, están los gastos de agua, etc".

"Creo que el pimiento este año ha salido un poquito más grande que otras veces, pero dentro de su variedad de piquillo, el auténtico", insistía este agricultor, que recalcaba que en este término municipal se recogen unos 10.000 kilos por hectárea.

El Pimiento del Piquillo de Lodosa es característico por su color rojo vivo, su tamaño de entre 8 y 10 cm de largo y su forma plana-triangular con una característica punta ligeramente curva. El peso medio del fruto es de 35-50 gramos y su carne es fina y compacta.

proceso manual

Aunque con el paso del tiempo todo se ha modernizado y ha evolucionado, sobre todo con la irrupción de la maquinaria, lo cierto es que la recogida del Pimiento del Piquillo de Lodosa sigue haciéndose de forma manual. En el caso de Jonás y Zarra, además de llevar sus productos a la industria, también venden en fresco; "del fuego al bote". Y es que los pimientos se pelan uno a uno sin sumergirlos en agua ni en soluciones químicas para que conserven todas sus características naturales.

Jonás, que pide que "se valore más el Pimiento del Piquillo de Lodosa para que sea rentable para el agricultor" reitera que "es triste, pero cada vez es menos rentable por producción y precio". Es una campaña que, además, requiere de mucha mano de obra y cada vez es más complicado de encontrar, finalizaba.

año sin exaltación

Este año no pudo ser. El primer fin de semana de octubre se quedó cojo sin la XI Exaltación del Pimiento del Piquillo de Lodosa, una cita muy asentada en el calendario del municipio ribero que año tras año reúne a miles de personas en la zona del Paseo. "Llevo saliendo todos los años, desde el primero, y fue una pena cancelarla; mucha gente nos llamó para interesarse, pero era algo inviable", puntualizaba Jonás, que insistía en que "hacen falta días como el de la exaltación para dar a conocer y visibilizar el producto y para darles un empujón a los agricultores; es un día muy rentable".

De hecho Romero, ayudado por diversos miembros de su familia, saca todos los años un gran remolque con pimientos recién cogidos, cerca de 2.000 kilos, que asan y pelan en directo para el disfrute de todos y que después terminan vendiendo. "El año pasado tuvimos que ir al campo a por más porque para las 12.00 horas lo habíamos vendido todo".

Este día, además, cuenta con un gran mercado en el que se venden, entre otros productos, pan de pimientos y helado de pimientos. En la plaza hay música y allí mismo se coloca la tradicional 'Casa lodosana', un espacio en el que se puede aprender a ensartar (en Lodosa se dice así y no ensartar) pimientos.

"No nos podemos quejar, está siendo una buena campaña; es importante que se valore más el pimiento del piquillo"

Agricultor de Lodosa