la futura plaza de Juan XXIII era aún un simple cruce de carreteras, sin nombre oficial, situado en el límite del barrio de San Juan. No obstante, se adivinaba ya su futura importancia en el urbanismo de la ciudad. Por una parte, servía de arranque a la moderna avenida de Bayona, que había recibido su nombre en 1962, en el punto en que se cruzaba con la calle de Circunvalación, algo así como una variante destinada a desviar el tráfico del centro. Además, recibía buena parte del tráfico procedente del norte de Navarra, a través de la avenida de Guipúzcoa y mediante la denominada Cuesta de la Reina.

La foto muestra parte de la plaza de Juan XXIII, con la calle de la Cuesta de la Reina alejándose hacia el club Larraina y la cárcel. Como curiosidad, diremos que el tramo de calle fotografiado pertenece a la Cuesta de La Reina aunque, como cualquiera puede comprobar, este segmento de la calle es perfectamente llano, sin un atisbo de pendiente.

la misma zona de 1965 ha cambiado hasta el punto de que no es posible encontrar elementos coincidentes, más allá del propio trazado de las calles. Y es que, hasta el perfil inconfundible del monte Ezkaba, que adivinamos descollante en la foto nueva, quedaba oculto por el denso arbolado existente hace 57 años.

El antiguo cruce recibió su nombre oficial en 1970, dedicándoselo al papa Angelo Giuseppe Roncalli (Juan XXIII), que había muerto siete años antes, y la calle de Circunvalación se transformó en 1972 en calle de la Vuelta del Castillo. En cuanto a la Cuesta de La Reina, hubo ciertas dudas, pues había quien sostenía que, en realidad, el término provenía del euskara “larraina” (“era”), pero Arazuri zanjó la cuestión. Dejó escrito que él, “como navarro”, hubiese preferido el término vasco “larraina”, pero que no era así. El nombre provenía de una reina, Isabel de Valois, que en 1560 entró en la ciudad por este lugar. Y punto.