Imagínese que acude a un partido de Osasuna y que el sistema consiste en que usted va a verlo, ocupa su asiento y paga al finalizar el espectáculo, no antes. ¿Qué sucede si no se presenta, pagará su plaza sin ocupar? Algo así sucede en hostelería: usted no paga hasta terminar su comida y si reserva con antelación y no acude, no paga.

Este problema ha existido siempre, pero en los últimos años se ha disparado hasta alcanzar en algunas capitales el 20% de las reservas, un porcentaje que se multiplica en fechas como San Fermín o Navidad.

No se trata de un tema menor. Supone afrontar gastos de personal, administrativos, materias primas...; supone no admitir más reservas, a veces a clientes habituales, y supone que si un cliente acude presencialmente se le tenga que denegar mesa a pesar de ver mesas vacías en el local, lo que genera situaciones embarazosas.

En Europa es habitual cobrar por las reservas o depositar una fianza y aquí es cada vez más habitual. Uno de los primeros fue Mugaritz y a él se han sumado muchos otros como A Poniente en Cádiz, Disfrutar en Barcelona o El Invernadero en Madrid. Otros son más radicales, como el Etxebarri, que cobra el menú de 242 € con la reserva.

Aunque algunas voces hayan cuestionado la legalidad de esta práctica –dicen que si un servicio no se presta no puede ser cobrado-, en hostelería el servicio prestado comienza mucho antes de que el cliente traspase el umbral de la puerta.

De hecho, la OCU dice que es legal si su coste se descuenta del precio final, si contempla la anulación y reembolso por causa de fuerza mayor y si se advierte con antelación informando del importe y los plazos.

En Navarra el debate está en el aire. Aunque de momento se apuesta más por concienciar, el río ya suena y algunos establecimientos lo están implementando. Lo que está claro es que no presentarse tras una reserva o acudir un número menor de personas supone un grave perjuicio que no debe ser tomado en broma.

En ingles tiene un término, “No Show”. Si sigue al alza, no cabe duda de que la hostelería tomará medidas.

La autora es secretaria general de ANAPEH